Muchos motores diésel están acortando enormemente su vida útil debido a una serie de fallos que, esta vez, escapan a las tan comentadas correas de distribución. Estos puntos débiles se sitúan en los sistemas de recirculación de los gases de escape.
Muchos motores diésel están muriendo demasiado pronto. Las razones son eso sí bastante conocidas ya y el punto débil podemos situarlo, al margen de los fallos ya comentados y puntuales en determinadas correas de distribución de muchos fabricantes, esta vez sobre todo en los sistemas de recirculación de gases de escape. Vamos hoy a tratar de explicar, gracias a un informe elaborado por nuestros colegas alemanes de Auto Motor und Sport, de cómo detectar y evitar de forma temprana estos posibles costosos daños en las mecánicas.
Son innumerables los motores diésel que consumen demasiado aceite y, por ello, reducen su vida útil. En Volkswagen, por ejemplo, algunas generaciones de las furgonetas T5 y T6, muy populares en Europa y extremadamente espaciosas y siempre fiables, han acusado el problema. Pero son muchos los fabricantes que se encuentran con el mismo defecto que se vislumbra en motores con kilometrajes demasiado bajo. ¿Por qué?
La buena noticia es que el daño es predecible, ya que las razones se conocen desde hace tiempo y los propietarios pueden tomar contramedidas con antelación. La mala es que rara vez los fabricantes cubren todos los costes, ya sin garantía en los coches, aunque sea evidentemente un defecto de diseño de fábrica.
El mensaje del miedo: “Fallo del motor”
“Fallo del motor”. Es una palabra muy grande y común, por la que puede empezar todo y que puede estar motivada por muchas causas. En la mayoría de casos, realmente se provoca por daños mecánicos en el pistón y/o en el tren de válvulas, que son generados por una lubricación inadecuada. Esta ruptura de la película de aceite a menudo ocurre porque el motor se calienta demasiado y el aceite se vuelve demasiado líquido.
Las causas de los daños en motores diésel a menudo se encuentran en la recirculación de los gases de escape y en el postratamiento de los mismos. Algunas mecánicas sufren una grave formación de hollín o una obstrucción del sistema EGR. Este sistema de recirculación de gases de escape redirige parte de los gases de escape directamente al tracto de admisión a través de un “bypass” para reducir la temperatura de combustión (menos oxígeno) y reducir las emisiones de NOx. Si la válvula se atasca y permanece abierta, por ejemplo, entran demasiados gases de escape calientes en la cámara de combustión. Las consecuencias son los daños térmicos antes mencionados en la culata o en los segmentos del pistón.

Filtro de partículas (DPF) obstruido
Durante el funcionamiento normal, el filtro de partículas diésel está diseñado para capturar partículas de hollín y quemarlas regularmente en un ciclo de regeneración concentrado. Sin embargo, para que se produzca el ciclo necesario, es necesario primero calentar adecuadamente el motor y el sistema de escape. Si hay demasiados viajes cortos en el libro de registro, es posible que falten ciclos de regeneración o que sean incorrectos. Luego, con el tiempo, el filtro se obstruye y el motor experimenta demasiada contrapresión de escape.
También en este caso pueden producirse sobrecalentamientos y daños en el accionamiento del pistón. Sin embargo, el turbocompresor se dañará antes. Si falla la regeneración del DPF, el diésel también puede entrar en el aceite del motor. Esto acelera el efecto de dilución del aceite e incluso puede provocar daños en los cojinetes del cigüeñal y las bielas. Por cierto, las regeneraciones defectuosas también pueden deberse a un software incorrecto.
¿Cómo puedo evitar estos daños en el motor?
En primer lugar, es útil respetar estrictamente el intervalo de cambio de aceite. Los expertos incluso recomiendan acortarlo a 15.000 kilómetros. Además, el propio vehículo proporciona información a través de la memoria de errores, por ejemplo, sobre la carga del filtro de partículas de hollín. La sobrecarga frecuente indica aceite quemado y, por lo tanto, desgaste en el cigüeñal. Si quieres mejorar los ciclos de regeneración del filtro de partículas, no puedes evitar los viajes largos.
Sin embargo, demasiados viajes cortos en la vida cotidiana suponen la muerte de cualquier motor diésel moderno. Si deseas aprovechar al máximo tu propulsor, deberías considerar reemplazar o actualizar el módulo EGR. También puede ser rentable adquirir un intercooler de mayor tamaño disponible en un mercado de accesorios.
Fuente: https://www.autopista.es/
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