Las fuentes de energía más ecológicas suman una potencia de 69.612 megavatios (MW), rozando casi el 60% del total de megavatios que hay instalados en el sistema eléctrico español y en esta década puede llegar al 75%.
Según este artículo de Luis Fernando Prieto en citymotion.es, el hidrógeno verde es la niña bonita de las renovables y la tendencia es al alza, según transmiten desde la Administración.
Las energías renovables son el futuro. Sin duda, una afirmación que lleva en el ambiente social y académico los últimos 60 años, pero que ahora toma más fuerza que nunca por la concienciación social ante el Cambio Climático y una mayor actitud ambiental. También en lo institucional, entre gobiernos nacionales, autonómicos y ayuntamientos se nota la tendencia a la hora de aplicar políticas y planes en los entornos naturales.
Otra palabra de moda en los tiempos medioambientales actuales es la descarbonización, evitar aumentar de forma diaria la huella de carbono en las acciones más cotidianas. Y las energías renovables son el camino para que este proceso de descarbonización sea una realidad en España en los próximos años. Llama la atención que, en materia medioambiental, históricamente las noticias siempre han sido negativas y preocupantes. Sin embargo, en los últimos tiempos se han leído informes sobre índices de recuperación en la capa de ozono, mayor generación eléctrica gracias a las renovables, implantación progresiva del vehículo eléctrico, o mejora de la calidad del aire en las ciudades, entre otras; y eso invita al optimismo. En esta ola positiva actual, las energías renovables han sido más que fundamentales.
Así lo refleja el último Informe de Red Eléctrica Española, las fuentes de energía más ecológicas suman una potencia de 69.612 megavatios (MW), rozando casi el 60% del total de megavatios que hay instalados en el sistema eléctrico español. Otro informe, esta vez de la consultora Monitor Deloitte, señala que el interés por el desarrollo de proyectos renovables se ha disparado, llegando a los 145 GW, para aumentar la capacidad de acceso a la red. Ante esta burbuja, son varios los expertos que apuntan a que debe ser revisado el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, ya que éste preveía alcanzar los 60 GW de potencia renovable para producir el 74% de toda la electricidad del país. Recién empezado 2023, con más de siete ejercicios por delante, se ha de ser más ambicioso.
En España, las estrategias en materia de sostenibilidad pasan por las renovables, estableciendo como objetivo alcanzar una economía baja en carbono para el año 2050. Otro aspecto importante en esta dinámica será el reciclaje de energía, reduciendo el desperdicio de energía y siendo más eficientes en la gestión energética. Así incide, como indican fuentes del Ministerio de Transición Ecológica la Ley de Transición Ecológica y la Directiva Europea de Eficiencia Energética.
Las energías renovables que más se utilizan y que en España tienen una cuota considerable son:
Energía hidráulica
La energía hidráulica en España apenas supone el 20% de la generación eléctrica del país; objetivo, por otro lado, que se ha fijado prácticamente como el único en este modo de renovable. En el panorama nacional destacan en esta producción Castilla y León, Galicia, Aragón, Cataluña y Extremadura, siendo de las más rentables por su mayor aprovechamiento, con respecto a otras renovables, de la fuente original.
En España hay más de 1.300 centrales hidráulicas. La gran mayoría de ellas, alrededor de 1.200, son de la categoría minicentrales, que acumulan el 12% de la producción hidráulica, y las centrales hidroeléctricas convencionales suponen alrededor del 88%.
Energía solar térmica y solar fotovoltaica
España, como país eminentemente de sol, ha avanzado mucho en materia de energía solar, aunque aún por detrás de otros países con menos horas de sol al año. Primeramente, habría que saber diferenciar entre la energía solar térmica y la energía solar fotovoltaica.
La que nos llega del Astro Rey en forma de calor es la que genera energía solar térmica, para calentar el agua que circula por los tubos agregados a las placas solares, y que pueden tener un uso directo en materia sanitaria o, bien, generar electricidad. Una gran ventaja de esta vertiente es el almacenamiento de calor para compatibilizarlo luego con otras formas de energía, como por ejemplo el gas. En el año 2018, España acabó líder en energía solar térmica, con 50 centrales, que sumaron 2.300 megavatios.
Por su parte, la energía solar fotovoltaica se queda con el otro gran elemento que nos manda el sol a diario, su luz, para producir electricidad a raíz de acumuladores instalados en las, ya famosas, placas fotovoltaicas.
Si todo sigue según lo previsto, las energías renovables generarán más electricidad que el carbón a partir de 2025. La energía solar ha tomado un papel relevante para cumplir estas expectativas en apenas dos años. El crecimiento anual de este segmento ha tenido un impulso considerable en los dos últimos ejercicios. Si ya la cifra de 28,1 GW era un hito en 2021, la subida en 2022 hasta los 41,4 GW coloca a España como la segunda potencia europea productora tras Alemania. Le siguen a estas dos Polonia, Países Bajos y Francia.
Biomasa
Una idea surgida en cooperativas aceiteras en España, entre otros ámbitos de investigación o innovación, la biomasa es otra de las grandes fuentes renovables de energía; aprovechando otra gran riqueza natural, su masa forestal. La biomasa será también punta de lanza en los procesos de descarbonización, provocando además otras consecuencias positivas, como la dinamización de la economía circular, la defensa contra incendios y la mejora en bosques.
Según un informe del Instituto de Ingeniería de España, en nuestro país sólo se aprovecha el 40% de la biomasa forestal. Eso, aunque la biomasa es la fuente de energía autóctona más importante en Europa desde 2016, por delante de los combustibles fósiles. Además, España ocupa el puesto 22 de 27 en cuanto a la proporción de energía eléctrica producida con biocombustibles sólidos.
Según datos del MITECO, la biomasa y los residuos supusieron, en 2020, el 19,1% del total (4.541 GWh) de producción eléctrica, muy por debajo de los objetivos. La media europea de aprovechamiento de masa forestal se sitúa en el 61%, estando en España en el 40%, y aun siendo el crecimiento anual de biomasa forestal más fuerte que nunca, con hasta 46 millones de metros cúbicos.
En los próximos años, la biomasa podría aumentar en 12 millones de metros cúbicos, por el enorme stock de madera existente. Esto supondría la creación de 12.000 puestos de empleo y la sustitución equivalente de 25 millones de barriles de petróleo y 9 millones de CO2 no emitidas. La producción de biocombustibles sólidos es de 8,1 millones de toneladas de materia seca/año. El 56% procedente de astillas, el 19% de leña, el 10% de orujillo y el 7% de pellets.
En contra, para revertir la tendencia y acercarse a los objetivos, la falta de operarios cualificados y la paralización de la nueva Directiva Europea de Renovables, RED III, que da mucho más protagonismo a esta fuente de energía.
Energía eólica
Las condiciones climatológicas y geográficas de España, al igual que con la energía solar, dotan a nuestro país de unas grandes condiciones para el aprovechamiento de rachas de viento para la generación de energía. La energía eólica también se consolida y se expande en nuestro país. Además, las inversiones son ya menos costosas.
Según la firma de investigación de mercado Lazard, el costo nivelado de la energía eólica no subsidiada ha disminuido un 72% entre 2009 y 2021, haciendo máxima la premisa de que la energía eólica es rentable en áreas donde hay mucho viento. Lazard también destaca que una de las grandes razones es la inclusión de subsidios en las ayudas a las renovables en Estados Unidos, haciéndose más competitiva que el ciclo combinado de carbón y nuclear.
Mientras que la energía eólica a escala de servicios públicos tiene un promedio de 27 dólares por MWh, la nuclear tiene un promedio de 29, el carbón lo tiene de 42 y y la generación de gas de ciclo combinado tiene un coste medio de 24 dólares. El 22 % del crecimiento de la capacidad eólica total en 2021 se produjo en alta mar y el resto en tierra.
El viento es la mayor fuente de generación de electricidad en España, dada la capacidad instalada de aerogeneradores del país, que produjeron en 2022 nada menos que 61.255 GWh, un 1,2% más que en 2021. Con la capacidad instalada, la eólica representó más del 23% del mix eléctrico del país. En cuanto a su generación eólica, España tiene alrededor de 1.300 parques eólicos, que en conjunto tienen más de 21.500 aerogeneradores, ocupando nuestro país el puesto número 5 en la lista de los 15 países que más energía eólica producen.
Muchos expertos la consideran un eje imprescindible en la sustitución de la generación eléctrica procedente de las centrales nucleares en nuestro país, con sucesivos apagones previstos en la próxima década. De confirmarse dichos cierres, una central como Almaraz (Cáceres), cuyo cese definitivo está previsto para 2028; necesitaría una instalación extra de 6.000 aerogeneradores en todo el país, unos 80 megaparques, algo totalmente inimaginable en el próximo lustro. En Europa se está gestando una corriente de tildar a lo nuclear como verde, ya que esta fuente no emite CO2, y han subido enormemente los estándares de seguridad. Muchos países están cambiando o revisando los planes de cierre de centrales nucleares, por su capacidad de generación eléctrica y por la nueva concienciación medioambiental que ha arraigado por la lucha contra el Cambio Climático y la descarbonización.
Energía geotérmica
Esta fuente renovable procedente del calor interno de la Tierra es todavía una desconocida en España, aunque muchos apuntan a que será de gran importancia en este avance de cuotas de las renovables para los próximos años. Sin un registro oficial de sistemas de energía térmica renovable, según el barómetro EurObserv’ER, en 2020 se vendieron 198 bombas de calor geotérmicas en España frente a las 25.343 de Suecia, las 19.000 en Alemania o las más 12.100 en los Países Bajos.
Esa ausencia de registros oficiales hace que las cifras no sean iguales con respecto a las que manejan el Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE) o los principales fabricantes; como Ecoforest, que asegura haber vendido más de 700 unidades el pasado año.
La inversión inicial en viviendas unifamiliares de unos 150 metros ronda los 18.000 euros, la amortización se alcanza en seis años y la vida útil de los sistemas roza el medio siglo. El ahorro de energía puede llegar hasta el 70%, un kilovatio de electricidad produce 6 kilovatios de refrigeración. Actualmente, no hay tecnologías que alcancen esas eficiencias.
En IFEMA, ejemplo de innovación en muchos aspectos de la sociedad actual, opera una planta geotérmica desde principios de 2018, que abastece la demanda base de aire acondicionado en el edificio de oficinas centrales a partir del uso de energía del subsuelo de muy baja temperatura. La reducción de emisiones de gases con efecto invernadero en 2019 fue cercana a las 150 toneladas.
Energía mareomotriz
La energía mareomotriz en España tiene el potencial de producir ocho veces más energía que todas las renovables juntas, lo que se podría traducir en unos 800.000 gigavatios-hora (GWh) al año, mientras que el resto de renovables solo llegarían a 100.000 GWh, aproximadamente.
Esta fuente renovable, que aprovecha las mareas y el oleaje para la generación de energía eléctrica, tiene su máximo exponente en España en la central de la costa guipuzcoana de Mutriku. Con 16 turbinas tiene una potencia instalada de 296 kW, para generar energía limpia equivalente al consumo anual de 600 personas.
Cuando la ola llega, el agua entra en la cámara y comprime el aire del interior, que sale a presión por el orificio superior. A su paso impulsa la turbina que, a su vez, hace girar el alternador que produce la energía eléctrica. Cuando la ola se retira succiona aire a través del mismo orificio y vuelve a impulsar la turbina generando nuevamente energía eléctrica. Valencia construirá también una nueva central mareomotriz en el año 2023, según fuentes del gobierno autonómico. La instalación tendrá un generador de energía eléctrica que aprovechará las olas del mar para generar 130.000 kilovatios al año. El objetivo es aumentar la cuota de energías renovables y evitar la emisión anual de 16 toneladas de CO2.
Por su parte, el Proyecto Magallanes, con base en Redondela (Galicia), consiste en una plataforma que flota en el mar, conectada por un mástil a una góndola. A partir de esta instalación, unos hidrogeneradores aprovechan la corriente producida por las mareas para convertirla en energía eléctrica. A pesar de todos estos ejemplos, los elevados costos hacen que la energía mareomotriz no resulte del todo atractiva al mercado, brillando por su ausencia los proyectos de investigación en esta materia y no llegando ni de lejos a los potenciales índices de generación eléctrica reseñados.
Hidrógeno verde
El Consejo de Ministros aprobó la “Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable”. Con esta planificación, el Gobierno impulsa el despliegue de este vector energético sostenible, que será clave para que España alcance la neutralidad climática, con un sistema eléctrico 100% renovable, no más tarde de 2050. El desarrollo del hidrógeno renovable incentivará la creación de cadenas de valor industrial innovadoras en nuestro país, el conocimiento tecnológico y la generación de empleo sostenible, contribuyendo a la reactivación hacía una economía verde de alto valor añadido.
El hidrógeno verde o hidrógeno renovable es un combustible limpio que permite almacenar y emplear energía procedente de fuentes renovables. Es considerado ya como el sustituto de los combustibles fósiles en industrias difíciles de descarbonizar, el transporte pesado, el transporte marítimo y la aviación. Como resultado de este ejercicio, esta Hoja de Ruta ofrece una Visión a 2030 y a 2050, estableciendo unos ambiciosos objetivos para el país, y cuya consecución asegurará el posicionamiento industrial y tecnológico de nuestra economía en el contexto comunitario, la descarbonización de un volumen relevante del hidrógeno consumido actualmente y la plena introducción del hidrógeno en la movilidad sostenible.
Todo ello con el objetivo último de contribuir a la consecución de los objetivos fijados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima. En particular, la Visión 2030 prevé una capacidad instalada de electrolizadores de 4 GW y una serie de hitos en el sector industrial, la movilidad y el sector eléctrico, para los cuales será preciso movilizar inversiones estimadas en 8.900 millones de euros durante el periodo 2020-2030. No obstante, como hito intermedio hasta alcanzar el objetivo de 4 GW, se estima que para el año 2024 sería posible contar con una potencia instalada de electrolizadores de entre 300 y 600 MW.
Múltiples ejemplos de que el hidrógeno verde es la fuente de moda
La adhesión de Alemania al H2Med, este gran proyecto energético europeo que ya contaba con el liderazgo de España junto a Francia y Portugal, impulsa esta obra de referencia continental, que refuerza la seguridad y la autonomía para reducir la dependencia energética e impulsar el hidrógeno verde.
H2Med estará en funcionamiento en 2030 y se espera que sea capaz de transportar desde España 2 millones de toneladas de hidrógeno verde al año, lo que representará el 10% del total consumido por la UE. En 2050 se estima que el 20% de toda la energía en Europa será hidrógeno renovable.
También multiplican las ideas que proyectan esta fuente de energía como la más fiable en las próximas décadas en esta ola de empuje a las renovables. Smurfit Kappa, por ejemplo, líder mundial en la confección y fabricación de envases y sistemas de packaging y embalajes sostenibles, ha impulsado HYFLEXPOWER, una innovadora investigación sobre energías renovables que ha comenzado en la fábrica de papel que la compañía tiene en Saillat (Francia). Se trata del primer piloto en el mundo en introducir un demostrador integrado de turbina de gas de hidrógeno.
El proyecto piloto de hidrógeno se ha probado con éxito con una mezcla de 30% de hidrógeno y 70% de gas natural. Su objetivo es demostrar que la energía renovable puede convertirse en hidrógeno y servir como un medio flexible de almacenamiento de electricidad, que pueda utilizarse posteriormente para alimentar una turbina industrial.
Este proyecto supone oficialmente la puesta en marcha de la primera demostración mundial a escala industrial de conversión de energía con una turbina de hidrógeno avanzada. En 2023, las pruebas continuarán para aumentar la proporción de hidrógeno hasta el 100%.
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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