Corría el año 1956 cuando Robert McNamara, directivo por aquel entonces de la Ford, empezó a impulsar el montaje de los cinturones de seguridad en los automóviles. Este invento que había aparecido en las aeronaves en 1930 empezó a abrirse camino en las cuatro ruedas poco a poco.
Por aquel entonces era del denominado tipo ventral o de dos puntos de anclaje (como el que se sigue usando en aviones y autobuses). Pero en 1959, Volvo presentó su modelo Amazon con una interesante novedad de serie: el cinturón de tres puntos de anlcaje. Prácticamente idéntico al que conocemos hasta la fecha.
Este invento, aparentemente sencillo, ha sido el elemento de seguridad pasiva que más vidas ha salvado hasta la fecha y su invención se le debe al ingeniero Nils Bohlin. Posteriormente, Volvo liberó la patente para que el resto de fabricantes pudiesen utilizar su invento.
Posteriormente se le han ido añadiendo mejoras como por ejemplo el carrete inercial, que es el encargado de bloquear el cinturón cuando se producen movimientos bruscos (como un frenazo) o los pretensores pirotécnicos, que reducen la distancia entre el cinturón y nuestro cuerpo, ajustándolo a él y reduciendo su desplazamiento hacia adelante cuando se produce una colisión.
Pero todo esto no dejan de ser meras mejoras, importantes si pero que pulen un magnífico invento, sencillo en su concepción como la mayoría de las mejores ideas, y que como dice el eslogan, salva vidas con un solo gesto y un solo “click”. El propio Nils Bohlin lo explica perfectamente:
Me di cuenta tanto el tren superior e inferior debe ser mantenida de forma segura en su lugar con una correa en el pecho y uno en la cadera… La cinta también necesita un punto de anclaje inamovible de la hebilla en la medida de al lado de la cadera del ocupante, por lo que podría mantener el cuerpo correctamente durante una colisión. Era sólo una cuestión de encontrar una solución que fuera sencilla, eficaz y podría ser puesto cómodamente con una mano.