El cinturón de seguridad es, con diferencia, el elemento de seguridad pasiva que más vidas ha salvado a lo largo de la historia. Pero otro sistema, de relativamente poco tiempo, se está convirtiendo por méritos propios en otro salvavidas ayudando a evitar o al menos minimizar la fuerza de los impactos. Hablamos de los sistema de frenado de emergencia autónomo.
Éstos se conocen por su acrónimo en inglés AEB que viene a significar Autonomous Emergency Braking, ya que es capaz de funcionar sin la intervención del conductor solamente en situaciones críticas mediante la aplicación de los frenos para evitar un accidente. En el siguiente vídeo podemos ver cómo funciona.
El sistema AEB o de frenada de emergencia autónomo trabaja en dos áreas diferentes: por un lado intentando evitar el accidente realizando continuamente un análisis de la situación a través de los sensores instalados a lo largo del vehículo tales como un radar frontal, cálculo de la distancia con el coche que nos precede, irrupción de obstáculos o peatones en la calzada, velocidad a la que se circula, trayectoria, etc; y en función de ello avisar al conductor para que realice las acciones pertinentes.
Por otro lado y en caso de que el conductor no reaccione a tiempo, el sistema es capaz por si solo de aplicar la energía de frenado necesaria con el fin de evitar la colisión o al menos, y si no es posible físicamente debido a la velocidad y distancia al obstáculo, minimizar las consecuencias del impacto tanto para nosotros como para un tercero.
El sistema es especialmente eficaz en ciudad y a velocidad inferiores a los 50 km/h donde se producen la mayoría de los accidentes por despiste (durante atascos, distracciones con el móvil, por conversaciones con los pasajeros, etc) pero también en aquellos casos en los que se producen retenciones repentinas tanto en autopistas como en carreteras convencionales y que evita, por un lado que circulemos con un escaso margen sobre el vehículo que nos precede y, segundo, que se produzca un accidente a alta velocidad.