Un vídeo publicado en Internet mostraba a un hombre pateando el lateral del Jaguar i-Pace blanco mientras otro hombre con pasamontañas se subía al techo del coche. La puerta delantera derecha (lado del pasajero) estaba siendo arrancada, mientras que el parabrisas y las ventanillas estaban ya reventadas y al menos un neumático estaba pinchado. Por suerte, no había ningún pasajero en el momento de los hechos.

Según la televisión local, más de un centenar de personas tomaron las calles de la zona con el fin de realizar carreras ilegales o donuts, con un grupo de unas cincuenta personas que se dedicaron a reventar el Jaguar de Waymo. Aunque, según el LA Times, la policía no tiene evidencia de que hubieran tomado las calles. Sea como fuere, el robotaxi terminó con la puerta ecima del capó y completamente inutilizado.

No es la primera vez que un grupo de personas la toma con los robataxis y se ha pasado de poner un cono encima del capó del coche para dejarlos inutilizados a directamente destrozarlos.

El año pasado en San Francisco ocurrió un incidente similar, que terminó en este caso con un coche incendiado. En Texas, los robotaxis de pruebas, que aún no están operativos, también han sido atacados, lo que demuestra que las tensiones entre los ciudadanos y los vehículos autónomos van en aumento.

Los ataques ponen a los fabricantes de vehículos autónomos en una situación delicada, ya que se plantean preguntas sobre cómo deberían responder los coches a este tipo de incidentes.

Si un coche normal con un conductor humano se encontrara en una situación así, lo más probable es que huyera como mejor pudiera, con el riesgo de atropello para los participantes. Los robotaxis autónomos, en cambio, simplemente se detienen en seco cuando surgen incidentes para evitar posibles atropellos.

El problema es si en lugar de un robotaxi vacío ocurre algo similar con pasajeros a bordo. Y en este hipotético caso, las compañías de robotaxi se enfrentan a un vacío legal y a un dilema moral: dejar que destrocen el coche o seguir circulando para poner a salvo los pasajeros, poniendo a su vez en riesgo la vida y la integridad de los asaltantes.