La reciente decisión de un conocido circuito de Queensland (Australia) de prohibir por completo la participación de coches 100% eléctricos en sus eventos, porque implica riesgos de seguridad “demasiado altos”, ha reavivado el debate sobre si los coches eléctricos son más peligrosos en caso de accidente que los de gasolina o diésel.
La organización del circuito ‘Willowbank Raceway’, señaló que, “tras una revisión exhaustiva de las regulaciones y los procedimientos a tener en cuenta en un entorno de emergencia” con este tipo de vehículos, prefiere evitar riesgos. La postura del circuito australiano se suma así a la creciente lista de instalaciones que expresan su preocupación sobre la seguridad en caso de un accidente que involucre a coches eléctricos de batería.
“Los riesgos asociados con las carreras y pruebas de vehículos eléctricos son demasiado altos”
El circuito australiano Willowbank Raceway, muy conocido por las Drag Race y otros eventos que se llevan a cabo en el trazado, justificó su decisión a principios de año, “tras una cuidadosa consideración de las normativas establecidas por Motorsport Australia y la North East Drag Racing Association (NEDRA)”, así como de los procedimientos de emergencia a tener en cuenta en caso de accidente donde estén involucrados vehículos 100% eléctricos de batería.
Entonces, decidieron prohibir que los vehículos eléctricos compitan o realicen pruebas en los trazados. “Los riesgos asociados con las carreras y pruebas de vehículos eléctricos son demasiado altos”, destacaron los responsables del circuito. La prohibición se aplica a todos los vehículos 100 % eléctricos, aunque se permite la participación de híbridos.
Entre las preocupaciones que ha citado Willowbank Raceway para tomar esta decisión, se encuentra “la posibilidad de liberación de gases tóxicos e inflamables tras una colisión”, un riesgo que consideran significativo en eventos de alto rendimiento. También se mencionó que “en caso de accidente, las puertas de estos vehículos podrían no desbloquearse externamente, lo que dificultaría la extracción de los ocupantes en situaciones críticas”.
Otro aspecto que generó inquietud es que “el chasis de un coche eléctrico podría permanecer electrificado tras una fuerte colisión”, ya que lleva elementos de alta tensión, lo que implica un riesgo de electrocución tanto para los equipos de rescate como para los asistentes del evento. Esto se ve agravado por la ausencia de un interruptor de aislamiento accesible desde el exterior, que permita desactivar rápidamente la corriente del vehículo.
Otra de las mayores preocupaciones que motivaron la prohibición es la dificultad para extinguir incendios en vehículos eléctricos. Según datos de ‘EV FireSafe, aunque los incendios en coches eléctricos “son estadísticamente menos frecuentes que en vehículos de combustión interna” (con una probabilidad del 0,0012% frente al 0,1%), los incendios de vehículos con baterías de litio son notoriamente difíciles de extinguir.
Los incendios de coches eléctricos: un desafío para los equipos de emergencia
Estos incendios no responden a los métodos tradicionales basados en CO₂ o espuma, ya que las sales de litio son autooxidantes y continúan ardiendo incluso sin oxígeno. Los bomberos deben utilizar grandes cantidades de agua para enfriar las celdas afectadas hasta que su temperatura baje de los 500 grados centígrados.
Un problema planteado por Willowbank Raceway fue “la incapacidad de un coche eléctrico para rodar cuando el vehículo está apagado”. Como los coches eléctricos no tienen caja de cambios, sino transmisión directa a las ruedas, cuando se apagan no pueden rodar como un coche con motor de combustión interna en punto muerto. Esto, aviva el riesgo para los servicios de rescate, al tener que entrar en contacto con un vehículo que está en tensión.
Willowbank Raceway no está solo en esta postura. Summit Point Raceway, en Virginia Occidental, y el circuito de Anglesey, en Gales, ya habían implementado restricciones similares en 2023 y 2024, respectivamente. “No es que seamos anti-eléctricos o contrarios a las nuevas tecnologías, pero hay que estar preparado para ello”, declaró un portavoz del circuito de Aglesey a Autosport.
Este, además, reconoció que “como circuito, en estos momentos no disponemos del equipo ni de la formación necesarios para hacer frente a esa situación. No quiero poner a los participantes, comisarios y médicos en una situación en la que no puedan responder a un incidente”.
Con cada vez más circuitos adoptando restricciones similares, se evidencia la necesidad de una preparación más específica para gestionar los riesgos asociados con los vehículos eléctricos. Si bien la innovación tecnológica está transformando la industria automotriz, es crucial que las infraestructuras y los protocolos evolucionen al mismo ritmo para garantizar la seguridad de todos los implicados.
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