Una unidad de la cabeza tractora de semirremolques de Tesla sufrió un accidente en la autopista I-80, cerca de Emigrant Gap, California. Tras el choque, el vehículo se incendió, y apagarlo requirió miles de litros de agua y más de 12 horas de trabajo de los bomberos.
El pasado 19 de agosto, un Tesla Semi protagonizó su primer incidente importante en las carreteras de Estados Unidos. El vehículo, que está en fase de producción piloto desde 2017, se salió de la autopista I-80 en California, lo que aparentemente provocó que su batería de 900 kWh se incendiara, si bien aún no se ha establecido si la causa del incendio fue el accidente, si este se originó en la carga del camión o incluso comenzó antes del accidente. Afortunadamente, el conductor salió ileso y fue trasladado al hospital solo para una revisión médica preventiva.
Lo que sí resultó llamativo fue el tiempo y los recursos necesarios para apagar el incendio. La batería del Tesla Semi, casi 10 veces más grande que la de un Tesla Model Y, ardió durante horas, requiriendo miles de litros de agua para controlar las llamas e incluso una intervención preventiva de medios aéreos, lanzando retardantes de fuego, para garantizar que el incendio no pudiera propagarse al bosque aledaño.
Aunque esta situación generó cierta preocupación, los expertos en vehículos eléctricos aseguran que lo ocurrido estaba dentro de lo previsible debido al tamaño y la capacidad de la batería.
¿Por qué costó tanto apagarlo?
Uno de los factores que más contribuyó a la duración del incendio fue la propia naturaleza de la batería de ion-litio. Los materiales presentes en este tipo de baterías pueden ser altamente inflamables y tóxicos cuando se exponen al aire, y la energía almacenada en el paquete es considerable. En el caso del Tesla Semi, la batería llegó a alcanzar temperaturas de hasta 1.000 grados Celsius, lo que complicó los esfuerzos de los bomberos.
Los equipos de emergencia se vieron obligados a utilizar miles de litros de agua durante horas para enfriar la batería, pero el enfoque más efectivo fue simplemente esperar a que las llamas se extinguieran por sí solas. Este procedimiento es relativamente común en incendios de baterías eléctricas, ya que el fuego tiende a reavivarse si no se controla adecuadamente. A pesar de la dificultad, no hubo riesgo significativo de que el fuego se propagara a los árboles cercanos, gracias a las condiciones meteorológicas favorables de la zona.
Investigación en curso
El accidente ha sido lo suficientemente peculiar como para que el National Transportation Safety Board (NTSB) haya abierto una investigación en colaboración con la Patrulla de Carreteras de California. Aunque no se reportaron heridos y los daños se limitaron al vehículo y algunas zonas cercanas, el incendio prolongado y las peculiaridades de los camiones eléctricos han llamado la atención de las autoridades.
Este tipo de investigaciones no son una novedad para el NTSB, que ya ha mostrado un interés particular en los incendios de vehículos eléctricos debido a los desafíos que plantean para los equipos de emergencia. Además, el hecho de que este sea el primer gran incidente con un Tesla Semi en la vía pública subraya la importancia de seguir aprendiendo sobre el comportamiento de estos vehículos en situaciones extremas.
El Tesla Semi está siendo probado actualmente por varias empresas en EE. UU., incluidas grandes compañías como PepsiCo y NFI Industries. Con una planta de producción en desarrollo en Nevada y una previsión de fabricación de 50.000 unidades al año, Tesla espera lanzar la producción en masa del Semi para 2025, con las primeras entregas programadas para 2026. Aunque este accidente no cambia esos planes, sí pone de relieve algunos de los retos que aún enfrenta la industria de los camiones eléctricos.
Fuente: Aurofacil
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