El HVO-Diésel o diésel «renovable», un combustible hecho a partir de aceites de cocina usado, ya está disponible en algunas gasolineras de España. ¿Es tan bueno como parece?
En la búsqueda de combustibles más sostenibles que reduzcan el impacto ambiental de los vehículos, el HVO100-diésel, o diésel «renovable», ha emergido como una opción prometedora. HVO, siglas de «Hydrotreated Vegetable Oil», es un diésel parafínico que se produce a partir de aceites de cocina usados y restos de grasas animales.
A diferencia de los biocombustibles tradicionales, que pueden competir con la producción de alimentos al utilizar cultivos como el maíz o la soja, el HVO se basa en residuos, lo que lo convierte en una opción más sostenible y ética.
Desde su aprobación para la venta general en Alemania en mayo de 2024, el HVO100 ha generado expectativas considerables. Los fabricantes de este combustible aseguran que puede reducir las emisiones de CO₂ hasta en un 90% en comparación con el diésel convencional (a lo largo de su ciclo completo de vida, se entiende).
Sin embargo, la cuestión crítica es si este combustible puede cumplir con los estrictos estándares de emisiones y rendimiento en el mundo real. Aquí es donde intervienen pruebas independientes, como las realizadas por el ADAC, para verificar estas afirmaciones.
Comparación color y combustión diésel renovable (izq.) y normal (der.)
Diésel renovable: química avanzada
El HVO (Hydrotreated Vegetable Oil) se produce mediante un proceso químico conocido como hidrogenación catalítica. A diferencia de los biocombustibles tradicionales, que se fabrican a través de la transesterificación de aceites vegetales, el HVO se somete a un proceso de hidrogenación, en el que los aceites usados o grasas animales se mezclan con hidrógeno bajo alta presión y temperatura. Este proceso elimina las impurezas y satura las moléculas de los ácidos grasos, transformándolas en hidrocarburos parafínicos que son químicamente muy similares al diésel fósil.
En la búsqueda de combustibles más sostenibles que reduzcan el impacto ambiental de los vehículos, el HVO100-diésel, o diésel «renovable», ha emergido como una opción prometedora. HVO, siglas de «Hydrotreated Vegetable Oil», es un diésel parafínico que se produce a partir de aceites de cocina usados y restos de grasas animales.
A diferencia de los biocombustibles tradicionales, que pueden competir con la producción de alimentos al utilizar cultivos como el maíz o la soja, el HVO se basa en residuos, lo que lo convierte en una opción más sostenible y ética.
Desde su aprobación para la venta general en Alemania en mayo de 2024, el HVO100 ha generado expectativas considerables. Los fabricantes de este combustible aseguran que puede reducir las emisiones de CO₂ hasta en un 90% en comparación con el diésel convencional (a lo largo de su ciclo completo de vida, se entiende).
Sin embargo, la cuestión crítica es si este combustible puede cumplir con los estrictos estándares de emisiones y rendimiento en el mundo real. Aquí es donde intervienen pruebas independientes, como las realizadas por el ADAC, para verificar estas afirmaciones.
Comparación color y combustión diésel renovable (izq.) y normal (der.)
Diésel renovable: química avanzada
El HVO (Hydrotreated Vegetable Oil) se produce mediante un proceso químico conocido como hidrogenación catalítica. A diferencia de los biocombustibles tradicionales, que se fabrican a través de la transesterificación de aceites vegetales, el HVO se somete a un proceso de hidrogenación, en el que los aceites usados o grasas animales se mezclan con hidrógeno bajo alta presión y temperatura. Este proceso elimina las impurezas y satura las moléculas de los ácidos grasos, transformándolas en hidrocarburos parafínicos que son químicamente muy similares al diésel fósil.
La hidrogenación catalítica tiene varias ventajas. Al saturar los enlaces dobles presentes en las moléculas de los ácidos grasos, el HVO resulta en un producto mucho más estable y resistente a la oxidación. Esto significa que el HVO tiene una vida útil más larga y se comporta mejor en una variedad de condiciones de almacenamiento, algo que es crucial para su uso en aplicaciones comerciales y de transporte. Además, el HVO carece de las impurezas como los compuestos de oxígeno y azufre que a menudo están presentes en los combustibles tradicionales, lo que contribuye a una combustión más limpia y a la reducción de emisiones nocivas.
¿Palmítico en el HVO? La sombra de la duda
Aunque el HVO se promociona como una alternativa sostenible al diésel convencional, basada en residuos como aceites usados y grasas animales, existen preocupaciones legítimas sobre la procedencia real de estos aceites. En un mercado donde la demanda de combustibles sostenibles está en auge, algunos críticos temen que se esté utilizando aceite de palma, reetiquetado como «aceite usado», para satisfacer la producción de HVO. Este aceite, conocido por su alto contenido en ácidos grasos saturados (palmítico), es controvertido debido a su asociación con la deforestación y la destrucción de hábitats.
Estas sospechas no son infundadas. El mercado global del aceite de palma es vasto y a menudo opaco, lo que abre la puerta a prácticas poco éticas. Si bien los productores de HVO aseguran que el aceite usado es la principal materia prima, la falta de transparencia en la cadena de suministro plantea dudas sobre la verdadera sostenibilidad del producto. Para que el HVO sea realmente una opción ética y sostenible, es crucial que los fabricantes implementen sistemas de trazabilidad rigurosos y se sometan a auditorías independientes que verifiquen el origen de los aceites utilizados. Solo así se puede garantizar que no estamos sustituyendo un problema ambiental por otro.
La importancia de las pruebas del ADAC
El ADAC, conocido por ser una de las organizaciones de automovilismo más respetadas de Europa, desempeña un papel crucial en la evaluación objetiva de nuevas tecnologías y combustibles. Su reputación de imparcialidad y rigor en las pruebas le convierte en una fuente fiable de información.
El estudio del ADAC evalúa cómo se comporta en una variedad de vehículos, desde modelos nuevos hasta aquellos con más de 10 años de antigüedad; un análisis crucial para entender si el HVO100 puede ser una solución viable para una amplia gama de usuarios, incluyendo aquellos con coches más antiguos que aún están en circulación.
Resultados del ensayo del ADAC
Los resultados del ensayo del ADAC han sido reveladores. En primer lugar, se demostró que el HVO100 funciona sin problemas en los vehículos probados, que incluían modelos como el BMW 520d, el Mercedes E 220 d, el Škoda Superb 2.0 TDI y el VW Caddy 2.0 TDI. Estos vehículos, que representan tanto a modelos recientes como a coches más antiguos, demostraron que el HVO100 es compatible con los sistemas de motor y emisiones modernos.
En cuanto a las emisiones, el HVO100 logró reducir el CO₂ emitido por el escape entre un 2% y un 5%, en comparación con el diésel convencional (B7). Sin embargo, se observó un ligero aumento en el consumo de combustible, que osciló entre un 1% y un 5%. Este aumento se debe a la menor densidad del HVO100 en comparación con el diésel tradicional, lo que significa que se necesita un volumen ligeramente mayor para producir la misma cantidad de energía.
A nivel de rendimiento, no se percibieron diferencias significativas en los vehículos más nuevos. Sin embargo, en coches más antiguos, el HVO100 mostró una ligera mejora en la suavidad del motor y la respuesta del acelerador, lo que sugiere que este combustible podría incluso prolongar la vida útil de motores que ya han recorrido muchos kilómetros.
La opinión de Autofácil…
El ensayo del ADAC concluye que el HVO100 es una opción de combustible sostenible y efectiva para aquellos que buscan reducir su huella de carbono sin sacrificar el rendimiento. La capacidad del HVO100 para funcionar en una amplia gama de vehículos, combinado con su capacidad para reducir las emisiones, lo convierte en una alternativa viable al diésel convencional… siempre que el suministro de aceite usado sea suficiente (aspecto en el que reside la clave de «renovable») y el proceso químico tenga un coste razonable.
Este diésel «renovable» no representa una panacea en cuanto a reducción de partículas y óxidos de nitrógeno en el caso de los modelos más antiguos, pero sí permite fabricar combustible sin recurrir al petróleo, y eso es muy bueno.
Fuente: Aurofacil
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