Normalmente, es una operación que harán en el taller pero, si pinchas o tienes que quitar una, ¿sabes cuánto y cómo hay que apretarlas?
Hay cosas que, aún pareciendo de pura lógica, no siempre son como parecen. Hace un par de días, tuve que quitar una rueda de mi coche y los tornillos estaban apretados como si no hubiera un mañana, y eso que la última vez que se tocó esa rueda fue en un taller… al que ya no voy a volver. Si no saben ni apretar una rueda como es debido, no quiero saber cómo hacen el resto de las cosas…
La cuestión es que el par de apriete, como en realidad se denomina todo aquello que sea apretar unas tuercas o tornillos con una determinada fuerza, es un aspecto también importante en las ruedas, por lo que se recomienda hacerlo con una llave dinamométrica. Si nos quedamos cortos, corremos el riesgo de que se aflojen (es muy difícil que se salga la rueda, pero sí notaremos que el coche tiene reacciones extrañas); si nos pasamos, además de llegar incluso a dañar la llanta, podemos hacer que queden tan apretadas que, con el calor que se genera en el buje y demás, se “medio suelden” y sea muy difícil desmontarlas después, sobre todo en caso de pinchazo.
Una llave dinamométrica es una barra alargada en la que colocas la llave, en este caso de vaso, en un extremo. En el otro lado, lleva un sistema que te permite regular la fuerza que necesitas aplicar en Newton-metro. De esa manera, cando llegas a la cifra de par indicada, la llave salta o te avisa de alguna manera para que ya no sigas apretando.
Se puede decir que, en función del coche (todo depende del número de tornillos que lleve la llanta, de la rosca, etc.), el par de apriete de las ruedas suele oscilar entre unos 90 Nm y unos 140 Nm. También es probable que venga indicado en el libro de usuario de tu coche (aunque en el mío, por ejemplo, no venía).
Así que, si tenemos una dinamométrica, basta con seleccionar lo que indique el fabricante y aplicar esa fuerza. Pero lógicamente, nadie suele llevar una llave dinamométrica en el maletero, y no te voy a recomendar que te compras una por si acaso un día pinchas…
Por tanto, en ese caso lo importante es apretarlas en tres fases, que te vamos a explicar a continuación. Primero, coloca la rueda y trata de pegarla tanto como puedas al buje, que es el lugar donde va anclada la llanta. Segundo, coloca con los dedos algunas de los tornillos hasta que notes que se van poniendo duros. No hace falta que fuerces.
Una vez colocados los tornillos, mueve ligeramente la rueda, pues es probable que notes que se encaja un poquito más, y vuelve a apretarlos con los dedos si puedes. Ahora, coge la llave y apriétalos con un poco de fuerza, pero sin forzar en exceso.
Hazlo en cruz. Es decir, imagina que tienes cuatro tornillos: pues si aprietas primero el de arriba, después aprieta el de abajo, luego el de un lado y, después, el de otro. Repite la operación y comprueba que la rueda está bien asentada en el buje. Si, por ejemplo, tienes cinco tornillos, hazlo de la forma más enfrentada que puedas. Por ejemplo, y siguiendo el orden de las agujas del reloj, primero el uno, después el tres, sigue con el cinco, a continuación el dos y acaba con el cuatro. Así conseguirás un apriete más homogéneo.
Baja el coche al suelo. Y, una vez apoyado en el suelo por completo, sin gato, procede a apretarlas. Sigue el mismo orden que acabas de marcar cuando el coche estaba levantado. ¿Cuánta fuerza aplicar? Supongamos que eres una persona de tamaño y fuerza ‘normal’. Pues basta con que aprietes tanto como te permitan los brazos, sin necesidad de subirte a la llave con los pies ni nada de eso.
Una vez apretadas todas, da un último apretón a cada una, también siguiendo el orden en cruz, pero en este caso vuelca parte de tu cuerpo sobre la llave, en cierta forma como hacen los fisioterapeutas cuando te ‘colocan’ la espada. Con eso, una persona normal puede aplicar sin grandes problemas el equivalente a unos 100-120 Nm con la palanca que se puede hacer con una llave de cambiar ruedas.
Finalmente, ponte en marcha y, cuando hayas recorrido unos 50 kilómetros, detente y comprueba que las tuercas siguen bien apretadas. Y, como siempre, en caso de que no te fíes, no está de más que acudas a un taller y comprueben que estén bien apretadas.
Escrito por
Fuente: Aurofacil
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