Matas y SRC (Stevenson, Romagosa y Compañía) fueron dos sociedades diferentes ‘unidas’ por el automóvil, ya que esta marca nació como Matas en 1919, siendo vendida a SRC en 1921, sociedad que la mantuvo en activo hasta 1924.
Joaquín Matas era un ingeniero textil propietario de la firma ‘Matas y Cía’. Su afición al motor le llevó a lanzarse a la producción de automóviles con una cierta vocación deportiva, y tras construir un prototipo en su fábrica textil, se instaló en un local de Barcelona más apropiado, que era un taller especializado en cajas de cambio.
La principal característica de estos automóviles radicaba en su suspensión delantera que constituyó su más claro signo de identidad. Dicha suspensión hacía que el coche estuviera apoyado en sólo tres puntos, dos traseros y uno delantero, consistiendo la citada suspensión frontal en una ballesta apoyada sobre un pivote central delante del radiador y, sobre el mismo y por su parte inferior, se fijaba el eje delantero, lo que daba una notable oscilación a dicho eje sin proporcionarle tampoco las ventajas de una suspensión independiente ‘normal’, dando además las oscilaciones delanteras sensación de fragilidad, por lo que cuando los coches
pasaron a denominarse SRC, la gente hacía el jocoso comentario de que ese acrónimo quería decir: ‘Se Rompe Corriendo’.
En 1921 Joaquín Matas decidió centrarse en su fábrica textil y dejar los automóviles, siendo adquiridas sus patentes y su maquinaria por SRC, firma ya involucrada en la automoción, ya que tenía la representación de Studebaker, la de los camiones británicos Caldon, y los tractores Glasgow y Taylor, así como un buen taller de carrocerías. En un principio los coches no sufrieron apenas modificaciones y los Matas y SRC eran idénticos salvo en la marca, si bien como SRC se anunciaban más como turismos con una carrocería de cuatro plazas, que como coches deportivos.
Ya fuera como Matas o como SRC, los motores usados fueron siempre adquiridos a otros fabricantes, y así vemos que estos coches montaron los suizos MAG (Motosacoche), los británicos Dorman y los norteamericanos Continental, lo que suponía cambios notables en sus cilindradas, y esos diferentes motores les permitieron participar en competiciones deportivas como autociclos (1.100 cc) y como voiturettes (1.400 y luego 1.500 cc).
Desde los primeros años veinte las firmas artesanales tenían sus días contados, y así lo debieron entender los responsables de SRC que pronto abandonaron la producción de este vehículo y siguieron con sus representaciones y sus talleres, actividades en las que tuvieron larga vida, hasta el punto de haber sido representantes de AUTHI en Barcelona varias décadas después.
(Artículo de Pablo Gimeno, Comisión Técnica de Historia del Automóvil y de la Automoción de ASEPA)
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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