Con la necesidad de frenar el cambio climático, el mundo se ha puesto a medir la huella de carbono de todo lo que consumimos. Desde la pajita de un McDonald’s hasta la camiseta de Zara pasando por los coches, todo tiene una huella de carbono. Polestar, la marca sueca de coches eléctricos nacida bajo el paraguas de Volvo, es una de las más transparentes en cuanto a huella carbono. No se esconde y publica cuánto CO₂ emite la fabricación de su nuevo Polestar 3. Y no es poco.
La fabricación de un Polestar 3 Long Range Dual Motor, un SUV de 4,90 m de largo y batería de 111 kWh, equivale a emitir 24,7 tCO2e (toneladas equivalentes de CO₂). Fabricar un Volvo XC40 con motor de gasolina emite algo más de 15 toneladas de CO₂, según un estudio de Volvo. Sí, el proceso de fabricación de un coche eléctrico emite mucho más que el de un gasolina.
Las razones principales por las que producir un coche eléctrico tiene una huella de carbono mucho más grande que fabricar un coche gasolina o diésel son de sobra conocidas. La mayoría de los gases de efecto invernadero se generan en la minería y el procesamiento de las diversas materias primas que componen el coche y la batería, como el litio, el acero o el aluminio.
En el caso del Polestar 3, la marca asegura que ha hecho progresos reduciendo la huella de carbono de la fabricación del Polestar 3 gracias al uso de energías renovables en la producción de las baterías, ahorrando 1,7 toneladas de CO₂, así como en la producción del aluminio del coche, ahorrando 6,8 toneladas de CO₂.
De no haberlo hecho, la huella de carbono del Polestar 3 sería de 33 tCO2e y no de 24 tCO2e. A pesar de ser un coche mucho más grande que el Polestar 2, modelo de acceso a la marca, el Polestar 3 emite sólo 1,7 tCO2e más que el Polestar 2 de 2024 (24,1 tCO2e).
Con todo, el Polestar 3, como cualquier otro coche eléctrico, llega al concesionario habiendo emitido ya más CO₂ que un coche gasolina equivalente. Pero eso es sólo una parte de la foto. También hay que tener en cuenta el uso del coche.
Una vez empiece a circular, el coche eléctrico apenas supondrá emisiones de CO₂, mientras que un modelo de gasolina seguirá emitiendo CO₂ y en mayores proporciones. Mientras la huella carbono del eléctrico se va reduciendo conforme pasan los kilómetros, el coche de gasolina va añadiendo más y más CO₂ a la ecuación.
Un imponente SUV con una huella de carbono inferior a la de un compacto
Entonces, ¿cuánto CO₂ emite en total un Polestar 3? La huella de carbono total de un Polestar 3, desde su fabricación hasta el fin de su vida útil después de 200.000 km, oscila entre 28,5 y 44,5 tCO2e, en función del mix energético utilizado para cargarlo durante su vida útil. La cifra más baja se corresponde con el uso de electricidad 100% renovable, de tipo eólica, mientras que la cifra más alta se corresponde al mix energético mundial, en el que abunda la quema de carbón y de gas natural.
En el mismo escenario, un Volvo XC40 de gasolina, emitirá a lo largo de toda una vida útil de 200.000 km 59 tCO2e. Es decir, incluso en el peor de los escenarios, un imponente Polestar 3 emitirá menos CO2 que un coche gasolina mucho más pequeño y menos potente como es el Volvo XC40 (4,40 m y hasta 197 CV).
Es un importante punto a favor del coche que justifica que sea vea como la manera más efectiva, en el estado de la tecnología actual, para reducir la huella de carbono del transporte privado. Sin embargo, no es tan sencillo.
Este estudio de huella carbono de Polestar, como el anterior de su casa madre Volvo, se centra en la emisiones de CO₂ emitido. Los gases de efecto invernadero son un problema, sin duda, pero no son la única amenaza para nuestro ecosistema.
La minería de litio y de tierras raras necesarias para la fabricación de las celdas de las baterías de los coches eléctricos es una actividad bastante contaminante, aunque pocas veces señalada. La extracción de esas tierras raras y otros minerales necesarios precisa cantidades ingentes de agua. Y esas minas suelen, para colmo, estar en zonas áridas.
Tampoco podemos pasar por alto, la vida útil de la batería, Polestar asume una vida útil para su modelo de 200.000 km. En un coche gasolina o diésel es un kilometraje bastante común, pero en un eléctrico no es algo habitual aún, si bien hay unidades circulando con más kilómetros que un taxi Mercedes griego.
La incógnita es cuánto aguantará una batería antes de ser cambiada. Recordemos que la mayoría de fabricantes garantizan al menos el 70% de la capacidad original de sus baterías hasta los 160.000 km.
En el caso de necesitar una nueva batería antes de esos 200.000 km, la huella carbono del coche volvería a aumentar de forma notable. Aunque es cierto, por otra parte, que el punto de inflexión en el que un eléctrico ha compensado su huella de CO₂ inicial ocurre entre 70.000 y 110.000 km, según el mix energético de recarga.
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Fuente: Motorpasión
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