Francamente, hay mucho desconocimiento general sobre los coches eléctricos. Quizá no sea tu caso pero, por si acaso sí andas un poco perdido, aquí va lo más básico que te interesará controlar.
¿Cuáles son los coches eléctricos? Pues muy sencillo, los que emplean exclusivamente una motorización eléctrica, ya sea compuesta por un motor o por varios, alimentado por una batería que puede ser de iones litio (lo más común), de litio ferrofosfato…
¿Cómo es un coche eléctrico en sus entrañas? Hay diversas configuraciones, siempre con la batería extendida en la batalla del vehículo, entre los ejes, bajo el suelo del habitáculo. Esto es así porque es un elemento muy pesado (puede llegar a alcanzar hasta el 25% del peso total del automóvil) y también ocupa mucho espacio.
De modo que esa es la mejor ubicación tanto para perjudicar lo menos posible el espacio interior como para que el automóvil ofrezca un comportamiento adecuado. El peso de la batería depende de muchas cosas, como su arquitectura, su densidad energética, su capacidad, sus posibles sistemas de refrigeración y de gestión de temperatura… y puede llegar a pesar más de 500 kg.
Los motores eléctricos son pequeños, tanto es así que a veces van acoplados en el propio eje, sobre todo en modelos concebidos desde su nacimiento sobre plataformas específicas para vehículos eléctricos. Y eso da lugar, en determinados modelos, a que dispongan de dos maleteros, uno detrás y otro más pequeño delante.
También tienen por lo general mucha potencia porque en resumidas cuentas la potencia eléctrica es mucho más sencilla de conseguir que la procedente de un motor de combustión, aunque está supeditada a las prestaciones de la batería. Las transmisiones son en casi todos los casos de una única relación.
Las baterías de los coches eléctricos se recargan enchufándolas a la red. En los coches eléctricos lo normal es que permitan tanto carga en corriente alterna como en continua. Esta última es del todo necesaria si quieres afrontar algún viaje, pues los cargadores que te encontrarás en el trayecto son de corriente continua.
Pero ojo, no puedes abusar de la recarga en corriente continua porque acelera la degradación de la batería. Dicho de otro modo, en términos de salud de la misma, cuanto más despacio la recargues, mejor. Lo ideal también es no permitir que la carga baje del 10% y tampoco que suba del 80% (se puede programar para ello), aunque por hacerlo de vez en cuando no hay mayor problema.
Una de las preguntas del millón: ¿cuánto tarda en cargarse un coche eléctrico? Depende de varias cosas, como la capacidad de la propia batería, la potencia de carga que admite el coche o el tipo de cargador donde lo enchufes.
Imagínate, si tienes un coche eléctrico con batería de 77 kWh y lo enchufas a un enchufe doméstico, pues puedes tirarte ahí día y medio hasta que cargue al completo. Pero si ese mismo modelo lo enchufas a una wallbox de 7,4 kW, tendrías una carga completa (que muchas veces no es necesaria) en unas 11 horas.
Si viajas por autopista y te encuentras un cargador de 100 kW en corriente continua, en los tres cuartos de hora en los que almuerzas lo tendrás cargado.
Por supuesto es crucial entender que en un coche eléctrico no sólo hay que fijarse en el dato de autonomía, sino también en el del consumo, puesto que va directamente ligado a la autonomía. Y saber que en un eléctrico el consumo en carretera es siempre superior al de ciudad. Por poner un ejemplo, un VW ID.3 puede consumir unos 17,0 kWh/100 km en uso real en la urbe, mientras que en carretera es fácil que suba de 20,0 kWh/100 km.
¿Y qué problemas te puedes encontrar al cargar? Pues en corriente alterna, que es la que usarás en tu casa y en la mayoría de cargadores públicos urbanos, en esencia pocos. Otra cosa es en cargadores de corriente continua a la hora de viajar. Ahí puedes encontrarte problemas como que carguen más despacio de lo que anuncian (por estar montados sobre una acometida que no soporta la potencia que pueden dar, por ejemplo), que estén fuera de servicio o, simplemente, que estén ocupados y tengas que esperar un rato.
Ah, ¿y cuánto cuesta? Recargar no es gratis, salvo en determinados puntos de carga públicos de corriente alterna y muy baja potencia. En tu casa puedes pagar muy barato el kWh en función de la tarifa que tengas contratada, pero no es descabellado decir que podrías pagarlo en torno a 12 céntimos de euro de media.
En un cargador público de corriente alterna puedes encontrar tarifas que ronden los 0,28 euros por kWh. Otra cosa es en corriente continua, donde puedes encontrarte precios que oscilarán entre 0,30 y 0,75 euros por kWh.
En el peor de los casos, pongamos que enchufas el coche en un cargador que ‘vende’ el kWh a 0,75 euros, cargar 20 kWh, que es lo que más o menos necesitarás para recorrer 100 km por carretera a 120 km/h, te costará 15 euros… De modo que a la hora de viajar es importante que planifiques bien dónde parar a repostar ya no sólo por ubicación, sino también por precio.
Escrito por: Eduardo Alonso
Fuente: Aurofacil
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