Imagina que no has dado un parte en décadas y aún así, el seguro de tu coche sube un 21 %. Sin razón aparente. Es lo que le ha pasado a Kenn Dahl, un informático de Seattle (EE.UU) que conduce un Chevrolet Bolt eléctrico. Todos los seguros a los que pedía presupuesto eran más caros. Hasta que uno le dijo que su informe de LexisNexis fue determinante. “¿Mi informe de qué?”, se sorprendió.
LexisNexis es un bróker de datos mundial con sede en Nueva York que cuenta con una división de “Soluciones de riesgo” que trabaja con los seguros de automóviles y que tradicionalmente ha llevado un registro de los accidentes de tráfico y las multas.
A petición del Sr. Dahl, LexisNexis le envió un “informe de divulgación al consumidor” de 258 páginas, que debe proporcionarle en virtud de la ley local, recuerdan desde el New York Times.
Y su sorpresa fue aún mayor. A lo largo de más de 130 páginas podía ver todos las veces que él o su mujer habían cogido el coche en los últimos seis meses, unas 640, con todo lujo de detalles, como la hora de inicio y fin del trayecto, las distancias recorridas, todas las veces que pasó de 80 mph (130 km/h), frenadas bruscas o fuertes aceleraciones. Sólo faltaba la geolocalización.
Todos esos datos se recogieron y, sobre todo, se vendieron a un bróker de datos sin que el Sr. Dahl lo supiese. En este caso, se vendieron a compañías de seguros, pero nada les impide venderlos a otras empresas de cualquier ámbito.
Cuando un fabricante comparte cómo conduces con tu compañía de seguros
Hace años, las compañías de seguro han ofrecido incentivos a quienes instalasen trackers y chivatos en sus coches que monitorean nuestra conducción a cambio de descuentos, como hizo Mapfre hace más de 20 años.
Estos métodos nunca han gozado de un verdadero éxito, los conductores suelen ser reacios a participar en estos programas. Así que, como explica Ford en una patente, los fabricantes recopilan información directamente de los vehículos conectados a Internet para que la utilice el sector de los seguros.
Nuestros coches actuales están llenos de sensores de toda clase, que controlan nuestra frenada, cómo aceleramos y cómo giramos el volante o cambiamos de marcas. Son necesarios para que sistemas como el ABS (antibloqueo de frenos) o el ESP (control de estabilidad y tracción) funcionen correctamente.
Pero los coches actuales están también conectados a internet, vía el navegador que nos puede recomendar gasolinera o decirnos si el punto de carga al que vamos a parar está ocupado o no, vía las apps de los fabricantes con las que tenemos acceso a muchas funciones del coche de forma remota y, en Europa, vía el eCall obligatorio en todos los coches nuevos.
En los últimos años, fabricantes de automóviles como GM, Honda, Kia y Hyundai han empezado a ofrecer funciones opcionales en sus aplicaciones de coche conectado que califican la conducción de los usuarios. Algunos conductores no se dan cuenta de que en Estados Unidos, si activan estas funciones, las marcas venden información sobre cómo conducen a terceros como LexisNexi para ellos venderla a su vez.
Estos programas de puntuación de conducción disfrazados de juego para que el usuario sea “un mejor conductor” están claramente diseñados para recopilar los datos de conducción. General Motors ha incluso contratado a una pareja de influencers para promocionar su programa Smart Driver.
Los fabricantes de automóviles y los corredores de datos que se han asociado para recopilar datos detallados sobre la conducción de millones de estadounidenses afirman que cuentan con el permiso de los conductores para hacerlo. “Pero la existencia de acuerdos comerciales para vender los datos es casi invisible para los conductores, cuyo consentimiento se obtiene en letra pequeña y políticas de privacidad turbias que pocos leen”, explican desde el New York Times.
Es algo que Kashmir Hill, autora del artículo para el NYT, pudo comprobar en persona al inscribirse al programa Smart Driver de General Motors ya que posee un Chevrolet. En ningún momento se le informa de qué se van a hacer con los datos o que serán vendidos a empresas de control de riesgo que trabajan con compañías de seguros.
Esto no hace sino confirmar la advertencia de la fundación Mozilla, una ONG que aboga por más privacidad online, una inteligencia artificial confiable y experiencias online seguras, y que avisaba de que el producto que más nos espía no es ni nuestro móvil ni Google sino nuestro coche.
¿Pueden las marcas compartir libremente mis datos en Europa?
La situación en Europa y en España no es tan negra como en Estados Unidos. En Europa todos los conductores tenemos derecho a que se borren nuestros datos personales, gracias a la estricta ley de privacidad del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo. Algo que incluso las marcas estadounidenses deben cumplir al vender sus coches en Europa.
En todo caso, sí es posible que una marca pueda comunicar datos personales, incluyendo los de cómo conducimos, con terceros y siendo incluso totalmente legal. Por ejemplo, BMW en su política de privacidad indica que comparte nuestros datos con terceros y fines comerciales sólo si hemos dado previamente nuestro consentimiento.
También si hemos dado nuestro “consentimiento al efecto, los datos recogidos podrán ser transferidos (…) a un tercero a través de la plataforma BMW CarData”, para que ese tercero use los datos que hemos autorizado, “como, por ejemplo, contratar una póliza de seguro para el uso de su vehículo“.
El RGPD señala que la cesión de datos personales a terceros será considerada cuando “el tratamiento responda a la libre y legítima aceptación de una relación jurídica cuyo desarrollo, cumplimiento y control implique una necesaria conexión del tratamiento de ficheros de terceros”.
Es decir, una marca de coche puede ceder nuestros datos sin avisarnos a otra empresa si ésta tiene un contrato comercial con la marca de nuestro coche y, para prestar el servicio a la marca, necesita tener acceso a esos datos.
En la práctica significa que, por ejemplo, los datos de cómo conduce quien esté al volante de un Renault Scénic podrían hipotéticamente y en teoría ser compartidos sin previo aviso con una compañía de seguros contratada por Renault, como en el caso de un renting o leasing de coche ya que estas modalidades suelen incluir el seguro en la cuota mensual.
El coche conectado es una oportunidad de negocio para todas las marcas, desde la venta de equipamiento vía suscripciones hasta la venta de los datos generados por millones de clientes.
A nivel particular, para evitar que nuestros datos vayan a parar a cualquier empresa sin nuestro consentimiento, sólo queda informarnos. En España, todas las marcas tienen en sus webs su política de privacidad y protección de datos. A la hora de comprar el coche, se la podemos pedir al concesionario, y tiene obligación de facilitarnosla.
Además, la Agencia Española de Protección de Datos, tiene una sección de preguntas frecuentes donde se explican de forma humana y no puramente jurídica los derechos y deberes de empresas y clientes.
Escrito por:
Fuente: Motorpasión
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