El pequeño pueblo de Bou Azzer, centro de una nueva polémica asociada al coche eléctrico, se sitúa a tan sólo 120 km al sur de la ciudad de Ouarzazate. Justo delante de sus casas se encuentra uno de los mayores vertederos tóxicos de Marruecos: cientos de hectáreas de residuos mineros cargados de arsénico al aire libre, separados del pueblo por una simple alambrada.
Son los residuos de la mina de cobalto del pueblo. Una mina que se presenta como ética y ecorresponsable y que tiene entre sus principales clientes a BMW y Renault. El problema es que esa mina no sería ética ni por asomo, creando un grave problema de salud entre los habitantes de la zona y los trabajadores.
Es a la conclusión a la que han llegado el muy serio diario alemán Süddeutsche Zeitung, las radiotelevisiones alemanas NDR y WDR, el diario marroquí Hawamich y el medio francés Reporterre sobre la extracción de cobalto por Managem, una importante empresa minera marroquí propiedad de la familia real.
Las baterías de iones de litio que equipan los coches eléctricos, así como los smartphones y los ordenadores portátiles, contienen una serie de metales pesados y metales raros. Las baterías de iones de litio se caracterizan por usar en su composición entre un 5% y un 20% de cobalto, entre un 5% y un 10% de níquel y entre un 5% y 7% de litio, según los fabricantes.
La extracción de estos materiales, como toda actividad minera, pone en riesgo los ecosistemas y la salud de la población que trabaja y vive cerca de ellas. Por ejemplo, la extracción del litio requiere grandes cantidades de agua, casi siempre en zonas áridas y en las que de por sí ya falta agua. Pero el caso del cobalto es especialmente llamativo.
La mayoría del cobalto procede de África, y más del 60% del cobalto extraído del mundo procede de la República Democrática del Congo (RDC), uno de los países más pobres del mundo y preso de una inestabilidad política casi permanente. En 2014, aproximadamente 40.000 niños trabajaron en minas en el sur de la RDC, muchos de ellos extrayendo cobalto y bajo el mando de los señores de la guerra, según UNICEF.
Esto ha llevado a marcas a buscar alternativas al cobalto. Tesla aseguró que prescindiría progresivamente de ese material (que ya usa poco de por sí), mientras que otros, como BMW, dejó de comprar cobalto procedente de RDC. Además, BMW y Renault se comprometieron a utilizar cobalto procedentes de minas éticas, como la de Bou Azzer.
La mina de Bou Azzer
En la mina de Bou Azzer se extrae el arseniato de cobalto hidratado, pero también arsénico. Produce cada año 2.000 toneladas de cobalto y 7.000 toneladas de arsénico. Los mineros subcontratados con los que hablaron estos medios aseguran trabajar sin protección respiratoria, expuestos al polvo del mineral y a los explosivos.
Managem, por su parte, desmiente y explica que toman todas las precauciones necesarias, desde la extracción de aire de las galerías “hasta el uso de protección respiratoria individual”.
Lo peor es que la actividad minera afecta además a todo el valle. Cuando se evapora el agua de las balsas colectoras de las aguas residuales del tratamiento del cobalto, deja un polvo blanco con alto contenido en arsénico. Y cuando llueve, esas balsas se desbordan y vierten el excedente a un pequeño río que conecta la mina con los pueblos y oasis del valle, como el de Zaouit Sidi Blal, a unos siete kilómetros de distancia.
Tras analizar en laboratorio las muestras de agua tomadas en Zaouit Sidi Blal por los periodistas, se descubrió que contenían algo más de 400 microgramos de arsénico por litro de agua, 44 veces más que el límite de 10 microgramos establecido por la OMS.
Para Managem, esta contaminación sería endémica. Es cierto que se han vertido residuos mineros al río durante décadas, desde que la mina empezó a funcionar bajo la ocupación francesa en los años treinta. En 1999, una tesis publicada por la Escuela de Geología de Nancy demostró que la mina seguía contaminando gravemente la cuenca del Oued Alougoum a lo largo de unos cuarenta kilómetros.
Una mina en activo desde la década de 1930
Los principales clientes en la automoción de esta mina son BMW y Renault, la firma alemana se lleva cada año casi 1.500 toneladas de cobalto para fabricar las baterías de sus coches eléctricos. Según el acuerdo entre la empresa minera y BMW, Bou Azzer cubriría alrededor del 20% de las necesidades del fabricante alemán en cobalto.
Renault, es actualmente un cliente menor de esta mina comparado con BMW, aunque a partir de 2025 le comprará 5.000 toneladas al año. Aun así, la marca respondió a los medios que “la producción de cobalto del Grupo Managem ha sido certificada según los criterios de la Iniciativa de Minerales Responsables”, por “una evaluación de Ecovadis” y que “el Grupo Managem es miembro de la Alianza para el Cobalto Justo”.
Sin embargo, estos certificados se dan simplemente en base a las respuestas de las empresas a cuestionarios. No son el resultado de una auditoría in situ.
En cuanto a BMW, representantes del grupo sí han visitado la mina en junio de 2022, “Pero no se trataba de un examen detallado de las normas medioambientales y sociales. En general, nuestros colegas tuvieron una impresión positiva de la mina y no pudieron identificar ningún problema destacable”, explican desde la marca alemana.
Ante los elevados niveles de arsénico hallados en la región, el grupo alemán afirma haber “solicitado una revisión completa a su proveedor” y está dispuesto a “exigir contramedidas inmediatas” para mejorar la situación medioambiental y social en Bou Azzer.
Los grupos BMW y Renault están sometidos a leyes, tanto en Alemania como en Francia, que los hacen de facto responsables de las actuaciones de sus proveedores en materias de medioambiente y salud pública. Por eso, de momento, el 80% del cobalto que usa BMW proviene de Australia que, en principio, tiene leyes más estrictas que Marruecos en cuanto a protección del medio ambiente y de los trabajadores.
El caso de Bou Azzer es una llamada de atención, no debemos causar una nueva catástrofe ecológica y de salud pública para evitar la primera. Tampoco sería justo echar la culpa de todo esto al auge del coche eléctrico.
El cobalto, el litio, las tierras raras y el níquel no sólo se encuentran en los coches eléctricos, sino en muchos otros productos: teléfonos móviles, ordenadores portátiles, herramientas y turbinas eólicas. El cobalto también se utiliza incluso para desulfurar el gasóleo. Debemos ser más conscientes de los retos que supone la transición ecológica, aceptar los errores y enmendarlos.
Fuente: Motorpasión
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