Las empresas productoras engañan a los inversores calculando muy a la baja el consumo de combustible y la distancia total recorrida por los automóviles, una verdadera «bomba de relojería de carbono» para los gestores de activos
Según un nuevo informe de Transport & Environment (T&E), las emisiones globales de los fabricantes de coches son en promedio un 50% superiores a las que declaran, con casos como los de Hyundai-Kia y BMW, que llegan a declarar un 115% y un 80% menos respectivamente. La organización ecologista considera que, cuando se aplique la obligación de declarar las emisiones (del ciclo de vida) de Alcance 3 en 2023, los gestores de activos con exposición a fabricantes de coches con índices elevados de emisiones tendrán entre manos una verdadera «bomba de relojería de carbono».
En 2023, la Unión Europea tiene previsto introducir un requisito por el cual las instituciones financieras tendrán que declarar sus emisiones de Alcance 3 (emisiones indirectas) [1]. Este nuevo requisito supondrá un duro golpe para los gestores de activos con exposición a fabricantes de automóviles. A diferencia de los muebles o los teléfonos móviles, la gran mayoría (el 98%) de las emisiones de una empresa automovilística entran en el alcance 3 – principalmente el uso de los coches.
Sin embargo, tal y como se desprende del análisis de T&E, es muy probable que las emisiones de Alcance 3 de los fabricantes de coches ya sean muy superiores a las declaradas oficialmente.
Según Luca Bonaccorsi, director de Finanzas Sostenibles de T&E: «Para que la inversión verde sea una herramienta verdaderamente eficaz, necesitamos datos precisos. Declarar que sus coches presentan emisiones durante el ciclo de vida inferiores a las reales supone un engaño para los inversores y reduce el discurso verde de los fabricantes a una mera pantomima».
El cálculo que los fabricantes hacen de las emisiones totales se basa en una serie de factores como el tamaño medio de los vehículos, por dónde circulan o su vida útil. Por regla general, las compañías automovilísticas vienen utilizando datos selectivos que les permiten obtener un resultado final más bajo. Toyota, por ejemplo, calcula las emisiones promedio durante el ciclo de vida de sus vehículos estimando 100 000 kilómetros, algo cuanto menos difícil de creer.
Desde el punto de vista de la inversión, esto supone que determinadas empresas de fabricación de coches tengan una huella de carbono prácticamente igual a las del sector petrolero. Aplicando los precios actuales, un millón de euros invertidos en una media de las grandes petroleras Exxon Mobil, BP y Shell financia alrededor de 5000 toneladas de CO2 equivalente (CO2e) [2]. En el sector automovilístico, el mismo importe es suficiente para financiar más de 4500 tCO2e. En algunos casos particulares, la intensidad de carbono es considerablemente superior: casi 10 000 toneladas si la inversión se realiza en Renault-Nissan-Mitsubishi y 7000 en el caso de Honda.
Bonaccorsi insiste: «Los fabricantes de coches presentan una intensidad de carbono casi igual a la de la industria petrolera. Esto debería poner en alerta al sector financiero. Los gestores de activos que no quieran lidiar con esta «bomba de relojería de carbono» tendrán que deshacerse de aquellos fabricantes que sigan vendiendo coches contaminantes».
La entidad financiera Morningstar, con sede en EE.UU., estima que hacia finales de 2022 el 50% de los productos financieros nuevos reunirán criterios ambientales, sociales y de gobernanza (criterios ESG, por sus siglas en inglés). El problema es que las calificaciones ESG no consiguen reflejar el verdadero impacto climático de las empresas. A pesar de ser el indicador medioambiental más relevante, las emisiones de CO2 representan menos del 1% de la calificación ESG para S&P y MSCI, dos de las firmas líderes en materia de índices ESG. T&E urge a la Unión Europea para que regule y armonice la metodología de cálculo de las calificaciones ESG con vistas a garantizar la coherencia y la transparencia en la declaración de datos.
FIN
Notas al editor
[1] La intensidad de carbono real de las empresas automovilísticas se hará pública en 2023 gracias a la obligación de declarar las emisiones de Alcance 3 (recogida tanto en los Reglamentos de divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros como en la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad). La metodología más utilizada para calcular las emisiones indirectas comprende el protocolo de gases de efecto invernadero y las emisiones de Alcance 3.
[2] El promedio de las petroleras Shell, BP y Exxon es de alrededor de 5000 tCO2e.
Fuente: Transportenvironment
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