Es uno de los inventos más importantes de cara a las emisiones al medio ambiente de sustancias contaminantes. Y vivió su momento de gloria con la fiebre del diésel que su vivió el mundo de los coches durante las dos primeras décadas del siglo XXI. Pero también ha supuesto muchos quebraderos de cabeza para sus propietarios. Y tú ¿sabes cómo limpiar el filtro de partículas?
Los vilipendiados motores diésel han evolucionado mucho desde hace décadas. Cuando se empezaron a adaptar para los turismos a partir de los conocimientos adquiridos en los transportes pesados, la preocupación era que las vibraciones no perjudicaran a los apoyos de motor, transmisiones, aletas, que el conjunto soportara el sobrepeso y los frenos no sufrieran demasiado.
Y por supuesto, los consumos, que era lo que verdaderamente importaba en estos casos, a la hora de renunciar a las prestaciones dinámicas que estaban reservadas por aquel entonces a los gasolina. Sin embargo, después vinieron los esfuerzos por reducir aún más las emisiones, de la mano o no del gasto de combustible -y azuzados siempre por las normativas antiemisiones-.
¿Por qué se obstruyen los filtros de partículas?
Esto fue lo que motivó que los fabricantes empezaran a instalar los filtros de partículas (FAP), con el objetivo de reducir la emisión a la atmósfera del NOx. La mala noticia es que, aunque el motor diésel sea una tecnología que las marcas y las administraciones están condenando a su desaparición, hay problemas que hay que muchos conductores tienen que solucionar en el presente.
¿Por qué se obstruyen los filtros de partículas? Para que te hagas una idea, debes pensar en algo parecido a un colador que hay entre el bloque motor y el último tramo del tubo de escape. Ahí están también las sonda lambda, la de la temperatura y algunos otros sensores para controlar esta parte del proceso de expulsión de humos.
Sin embargo, dado que las partículas NOx son más pesadas que otras, el filtro FAP (también llamado ‘filtro antipartículas’) se van acumulando en este dispositivo y hay momentos en los que es esencial eliminarlas. Teóricamente, esta operación de autoquemado la debería hacer por sí mismo el propio automóvil que lo monta. Pero tras más de una década, ya sabemos que esto no siempre basta.
Y es entonces cuando empiezan a aparecer las molestísimas alertas mecánicas, de forma implícita y explícita. En otras palabras: no se trata sólo de que se enciendan luces o demás mensajes en el salpicadero o en las pantallas de infoentretenimiento, sino que se traducen en tirones o que el motor, incluso, llegue a pararse.
¿Qué métodos se están utilizando actualmente para limpiar el filtro de partículas?
Y si el propio sistema no soluciona esta cuestión autolimpiándose cada 600-800 km, ¿qué se puede hacer, además, de cortal por lo sano y sustituir este dispositivo por otro nuevo? Extraoficialmente, hay quienes abogan por darse una vuelta a mayor velocidad y manteniendo revoluciones más altas para que la temperatura suba, los residuos se eliminen…
Pero además de disparar los consumos de gasóleo y las consiguientes emisiones, en realidad esto no resuelve nada llegados a este punto, sino que es una suerte de medida desesperada que responde a algo que sí es cierto: abusar de los diésel por la ciudad (con trayectos muy cortos y sin calentar ni enfriar lo suficiente) no es conveniente para elementos como filtros o caudalímetros.
Así, lo más rápido y barato es aplicar aditivos específicos para limpiar filtros de partículas, tal y como lo prescriben los fabricantes de estos productos, que no cuestan demasiado (están en torno a los 10 euros). Si no requieren desmontar filtros, es una operación que puede hacer cualquier conductor en su coche, aunque no tenga conocimientos de mecánica, echándolo en el depósito de combustible.
Si esto no es suficiente, hay otras alternativas que ya comienzan a ser bastante más ‘invasivas’, es decir, que hacen necesario desmontaje y se encarecen por la mano de obra. Por ejemplo, la limpieza por ultrasonidos, en un dispositivo en el que las altas temperaturas y las vibraciones hacen que los sedimentos acumulados se desprendan del filtro.
La otra posibilidad para eliminar por más tiempo los dolores de cabeza que dan los fallos provocados por un filtro de partículas saturado es la limpieza por tratamientos térmicos. Consiste en cortar por lo sano el filtro de partículas, sumergirlo durante unas horas en detergente, lavarlo luego a presión y, por último, secarlo bien y volverlo a soldar.
¿Cuánto cuesta cambiar el filtro de partículas?
En cualquier caso, si los sinsabores persisten, no hay que descartar lo que apuntábamos al principio, que no haya otro remedio que sustituir el elemento que hoy nos ocupa por otro nuevo. Y ¿cuánto puede costar cambiar el filtro de partículas? Pues se estima que la ‘broma’ suele ser bastante cara.
De hecho, debido a que al desmontaje y posterior montaje hay que sumar la adquisición de las piezas nuevas, el resultado puede oscilar entre 1.000 y 1.200 euros, algo que te resultará especialmente doloroso si tu coche ya tiene unos cuantos años y, por consiguiente, su valor en el mercado es todavía más escaso.
Fuente: Autobild
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