¡El combustible es un bien caro! Una tecnología defectuosa también contribuye elevar notablemente el consumo.
El conductor no puede bajar de un cierto consumo mínimo, que está determinado por la construcción del vehículo. Como resultado del rendimiento, el peso, la conducción y la carrocería del vehículo.
Pero hay formas de ahorrar: además de practicar un estilo de conducción eficiente, el estado de mantenimiento de un automóvil es crucial. Los filtros sucios, los manguitos de combustible que gotean, las bujías desgastadas o los neumáticos con presión inadecuada tienen un impacto directo en el consumo de combustible y lo elevan significativamente.
Si, además, se suman otros muchos factores, el consumo puede dispararse entre un 40 o 50 por ciento. ¡Y eso es igualmente malo para tu billetera y el medio ambiente!
El consumo rara vez aumenta a pasos agigantados; suele ser un proceso gradual y pasa desapercibido para el conductor, sobre todo al principio. ¡Los estadísticos tienen una clara ventaja aquí! Si vas anotando en un papel el consumo medio después de cada repostaje, notarás pequeños cambios y así podrás llegar al fondo de la causa de las fluctuaciones excesivas.
En cualquier caso es mejor actuar con previsión. Para ello se deben tener en cuenta los intervalos de mantenimiento del fabricante del automóvil. Porque en las revisiones se comprueban muchas funciones importantes del coche y se lleva a cabo el trabajo necesario para permitir un estilo de conducción económico.
Dependiendo del esfuerzo que implique, la revisión cuesta entre 200 y 600 euros. Si deseas ahorrar dinero, hay ciertas operaciones que puedes hacer tú mismo, como verificar la presión de los neumáticos o cambiar el filtro de aire. En todo caso, revisa los puntos indicados.
Lubricante: Un aceite de baja viscosidad reduce el consumo, especialmente durante los arranques en frío. Al cambiar, elige un aceite de 0W o 5W si es posible.
Cámara de combustión: Los depósitos de carbonilla en inyectores y asientos de las válvulas aumentan el consumo y las emisiones. Los aditivos los eliminan.
Filtro de partículas: La carbonilla obstruye el filtro con el tiempo y aumenta el consumo. Solución: limpieza por una empresa especializada o sustitución.
Sistema de gestión: Chiptuning puede aumentar el consumo y el desgaste. Recuerda que ese ajuste de potencia también se puede deshacer.
Climatizador: Cada tres o cuatro años recarga refrigerante y lubricante; asegúrate de que el compresor funcione sin problemas.
Caudalímetro: Con el tiempo se ensucia, proporciona datos inexactos para calcular la cantidad de combustible; su limpieza puede ayudar.
Neumáticos: Muy poca presión aumenta la resistencia a la rodadura y, por ende, el consumo. Elevarlo (máx. 0,5 bar por encima del estándar) ayuda a ahorrar.
Inyectores: Holguras, presiones y tiempos de inyección: las boquillas son deportistas de alto rendimiento. Si están desgastados, deben ser reemplazados.
Transmisión automática: Para una conducción eficiente, la transmisión debe cambiar limpiamente. Un cambio valvulina puede hacer maravillas.
Válvula de recirculación de gases: Reduce los NOx y el consumo en los motores de gasolina. Puede coquearse con el tiempo. Una limpieza puede ayudar.
Frenos: PinzaS de freno, discoS y pastillas podridas. Si las pastillas ya no se separan completamente del disco, aumenta el desgaste y el consumo.
Filtro del aire: Si el filtro está sucio, el motor tiene problemas para recibir aire. Respeta los intervalos de inspección y cambia los filtros regularmente.
Atasco en el coche: La foto de la bujía lo muestra claramente: la tecnología está sujeta a desgaste y esto naturalmente tiene un impacto directo en el consumo de combustible de un vehículo.
Así se calcula el consumo
El primer enfoque es el indicador de combustible en el automóvil, si es que lo monta tu coche. Si quieres hacer tú mismo los cálculos, conduce muchos kilómetros entre repostajes. Si es posible, reposta siempre en la misma gasolinera.
Registra el kilometraje y los niveles de llenado. Varias pasadas haciendo el mismo proceso aumentan la precisión. Multiplica la cantidad de combustible utilizado por 100 y divídelo por los kilómetros recorridos. El resultado es el consumo medio cada 100 kilómetros.
Mi opinión
A menudo es la suma de pequeñas cosas lo que aumenta innecesariamente el consumo de combustible de un automóvil. ¡La tecnología tiene que funcionar! Al adherirse a los intervalos de inspección, se reduce el consumo, se ralentiza el desgaste y se mantiene el valor del automóvil.
Fuente: Autobild
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