En esta nueva entrega de ‘Aprende con Auto Bild’, te mostramos qué es el aquaplaning y cómo evitarlo, una información que es mucho más útil de lo que parece y, si no lo sabes ya, enseguida comprenderás por qué.
Esto del aquaplaning, aguaplaning o acuaplanin (que también lo puedes ver escrito así) afecta tanto a coches nuevos como viejos, aunque es probable que en los vehículos antiguos te parezca que sea algo que se repite más. ¡Y no necesariamente!
La cuestión tiene que ver mucho más -por no decir casi todo- con los neumáticos y su capacidad de desalojo de agua en superficies mojadas. Pero guarda relación porque el diseño de un automóvil en su conjunto lo abarca todo y también se ha evolucionado mucho a la hora de determinar la cubierta que debe llevar cada uno, tanto en cuanto a dimensiones como a componentes, códigos de velocidad… Y como es lógico, todo fabricante de neumáticos, a su vez, mejora más y más las prestaciones de cada uno de sus modelos.
Así, no es difícil entender que un vehículo recién salido de fábrica con sus gomas a estrenar tenga menos posibilidades de sufrir este peligroso fenómeno que otro más antiguo, con gomas más viejas, dibujo más gastado, etc., etc., etc. Pero entonces, ¿qué es el aquaplaning y cómo evitarlo exactamente? ¿Por qué puede pasarle a cualquiera en cualquier momento?
Un poco de física
Los neumáticos son el elemento del automóvil que contacta directamente con el suelo, por lo que es el encargado de ‘comenzar’ el movimiento en función del par que le llegue del motor a través de la transmisión.
Aunque para mucha gente sea “eso oscuro” a lo que sólo hay que prestar atención cuando en la ITV en un control rutinario de tráfico le mandan cambiarlos, su función es esencial para la seguridad, las prestaciones y el confort, por lo que en su compleja tarea de diseño es fundamental tener en cuenta muchos valores y llegar al mejor compromiso en todos ellos, siempre en función del modelo de coche que lo vaya a montar y el uso, por tanto, que se le presuponga y las exigencias de homologación más recientes (y que también son cada vez más estrictas).
Así, todo neumático que se precie debe reunir un mínimo de cualidades gracias a sus componentes, la manera en que se disponen, su estructura y su dibujo, para rendir lo mejor posible en cuanto a:
- Tracción.
- Agarre o ‘grip’.
- Agarre lateral.
- Frenada.
- Estabilidad.
- Sonoridad.
- Confort de marcha (aquí entra la sonoridad y también la capacidad de absorción de irregularidades de la vía).
- Resistencia (a la abrasión de la banda de rodadura y de los flancos laterales).
- Desgaste con el paso de los kilómetros.
- Desalojo del agua o resistencia al aquaplaning (en este último apartado es en el que nos centramos hoy).
Como ves, todo está íntimamente relacionado y no es nada fácil llegar a un equilibrio entre muchos de estos valores.
Por ejemplo, sabemos de sobra -y el mundo de la competición es el mejor ejemplo- que una cubierta lisa, sin dibujo, es la que mejor agarra… pero en seco y siempre que se haya diseñado para tal fin. Porque también sabemos igual de bien que en cuanto caen tres gotas de agua, desliza peligrosamente, y por eso los ‘slicks’ no están permitidos en vía pública. De igual modo, los fabricantes no pueden lanzar al mercado una rueda ‘de calle’ que se agarre mucho al suelo por ser muy blanda y que, a su vez, se desgaste de forma prematura.
Por qué se produce el aquaplaning
El temido aquaplaning se produce, pues, cuando los neumáticos no pueden hacerse con el agua acumulada en un determinado punto de la vía, bien por exceso del concentración del líquido elemento en esa zona, bien porque las cubiertas no estén en condiciones óptimas (cristalizadas, con dibujo desgastado o lleno de barro o piedrecitas, presiones incorrectas…).
El resultado es siempre peligrosísimo, porque el vehículo desliza, pierde tracción, capacidad de frenada, giro de la dirección, agarre, estabilidad… Y, como comprenderás, las consecuencias pueden ir desde un ligero aunque nunca conveniente susto al volante a un accidente moderado o severo por alcance contra otro vehículo, subviraje, choque frontolateral con un muro o un guardarraíl, trompo por sobreviraje, vuelco, salida de la vía…
Cómo evitar el aquaplaning
Explicado ya qué es el aquaplaning, queda el cómo evitarlo para que no tengas que lamentar nunca ninguna desgracia material ni personal.
Como ya habrás deducido, una parte de este fenómeno tiene que ver con la máquina (mantenimiento); la otra, con tu actitud al manejarla y con tu capacidad de reacción en tiempo real (conducción):
- Mantenimiento
Ya que el aquaplaning y su consiguiente falta de grip puede producirse en el vehículo más lujoso, equipado y seguro del mercado, hay que reducir al mínimo las posibilidades de que esto suceda. Al menos, sacando el máximo partido a las prestaciones de tus neumáticos, evitando:
- Envejecimiento excesivo: el neumático hay que pensar en cambiarlo a partir de los 4 o 5 años a partir de su fabricación (desde la fecha indicada en su código lateral o número DOT).
- Dibujo desgastado: aunque la ley permite conducir con un mínimo de 1,6 mm de grosor, conviene cambiarlo por debajo de los 2 mm.
- Mal equilibrado o mal paralelo: para que no haya un desgaste prematuro y desigual.
- Exceso de presión: reducirás la superficie de contacto con el suelo en la banda de rodadura eliminando el trabajo de muchos canales de desagüe y favoreciendo el pinchazo.
- Defecto de presión: aumentarás la superficie de contacto igual de peligrosamente, favorecerás el patinazo en firme deslizante, el aumento inusual de la temperatura y el reventón.
- Conducción
Si estás al volante, también puedes hacer muchas cosas para evitar el accidente en situaciones de riesgo de aquaplaning.
– Preventivamente: no circules sobre charcos o balsas de agua. En carretera, si ves que estas situaciones se producen, intenta ir a velocidades legales pero moderadas por el carril central o por el derecho -la seguridad y el sentido común son lo primero-, dado que el agua tiende a acumularse en los laterales y tendrás más tiempo reaccionar o corregir la trayectoria si patinas.
Evita los excesos de velocidad, los adelantamientos y mantén una generosa distancia de seguridad con los límites de la vía y con el resto de sus usuarios.
– Si el aquaplaning es inevitable:
– Si atraviesas en recto una balsa de agua, modera mucho la velocidad, agarra firmemente el volante, no frenes bruscamente ni des volantazos, acelera si es preciso de forma muy suave para no perder tracción. Este último consejo hay que tomarlo con mucho cuidado, pues es más recomendable cuando la velocidad a la que circulas ya es baja y cuando conduces un coche con tracción delantera o total (con un trasera -y más, si no tiene ayudas electrónicas como el control de estabilidad, puede ser contraproducente).
– Si el aquaplaning es en curva, trata de no meter más dirección de la imprescindible ni tocar el pedal del freno hasta que hayas recuperado tracción, capacidad de giro y, en definitiva, la manera de salir airoso de esa situación.
Fuente: Autobild
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