Con olas de calor cada vez más frecuentes e intensas que ya afectan a todo el globo, por ejemplo en distintas ciudades de Texas (EEUU) llevan casi un mes con temperaturas medias por encima de 38ºC, batiendo récords históricos.
Esto está empezando a afectar seriamente a los coches, que además de los fallos más comunes a consecuencia de estas temperaturas tan elevadas, están empezando a sufrir averías cada vez más inusuales, incluyendo limpiaparabrisas rotos que rayan los parabrisas y “frenos blandos”.
Cómo afectan las altas temperaturas a la mecánica del coche
Grandes ciudades texanas como Austin, El Paso y Forth Worth llevan casi un mes con temperaturas medias que van de los 38 y 40ºC hasta los 45ºC y picos aún más altos.
Y pese a que los fabricantes ponen a prueba sus coches en climas extremos (algo crucial en el caso de los eléctricos por la sensibilidad de sus baterías), estas temperaturas tan elevadas sostenidas en el tiempo afectan a cada vez más vehículos, sobre todo a aquellos que tienen que dormir en la calle.
En una entrevista con un medio estadounidense, el técnico y responsable de formación de Bosch Doc Watson, ha explicado que en los talleres de Texas, además de los problemas mecánicos habituales derivados del calor extremo (como fallos en las baterías o en los neumáticos) últimamente se están encontrando “con fallos imprevistos”.
Uno de estos fallos derivados del calor implacable es que ciertos compuestos como los de la goma de las escobillas limpiaparabrisas (más, estando expuestos a superficies altamente reflectantes como son los cristales) se vuelven prácticamente inservibles.
Pero no es sólo la goma la que sufre, sino el propio plástico: “con estas temperaturas extremas, el plástico de la escobilla se rompe, el brazo metálico araña el cristal y lo rompe, dejando marcas que son difíciles o imposibles de eliminar”, explica Watson. Así, hemos de recordar que conviene incluir este accesorio en la lista de elementos del coche a revisar en verano.
El precio de sustituir unas simples escobillas (que en condiciones normales tienen una vida útil de entre 12 y 18 meses de media), no es nada comparado con el de tener que cambiar un parabrisas delantero. Sobre todo hoy en día, ya que estos aglutinan parte de los sistemas de asistencia al conductor.
Pero además, Watson advierte que el calor extremo “está afectando negativamente a los frenos de los vehículos”, pues en Texas, Arizona y California, los técnicos están informando de la aparición de cada vez más casos de “desvanecimiento de los frenos” o “frenos blandos”.
Y es que, si por ejemplo la temperatura ambiente es de 38 ºC, bajo el capó de un vehículo se puede llegar a pasar la barrera de los 110 ºC.
Ojo a los frenos: evita el fading y el vapor lock
El líquido de frenos es higroscópico, es decir, que tiende a absorber humedad. El calor bajo el capó hace que esa humedad se expanda, por lo que puede dar lugar al efecto ‘vapor lock’, que se da cuando aparecen burbujas de vapor en el líquido de frenos.
“Cuando esto sucede, al pisar el pedal del freno se puede sentir blando, suave, o bajo”, y no quedará otra que pasar por el taller”, dice Watson.
Puede pasar lo mismo cuando el líquido de frenos no se cambia a tiempo, presenta algún residuo o hay corrosión en el sistema, pero también por utilizar una composición errónea.
El efecto anterior está muy relacionado con el peligroso ‘fading’. Cuando abusamos de los frenos, por ejemplo porque circulamos por una carretera con muchas curvas, descendemos por pendientes pronunciadas sin aprovechar el efecto del freno motor, o simplemente cuando llevamos el coche muy cargado, además del líquido de frenos, se sobrecalientan las pastillas.
Esto puede llevar a que acaben cristalizándose y propiciando un tacto más duro e ineficiente del pedal de freno. Esto será especialmente peligroso para los conductores menos experimentados, para los que este tipo de efectos son desconocidos en su día a día (son más frecuentes cuando se practica una conducción de alto rendimiento o en circuito, por ejemplo).
Conviene recordar que, además de extremar la precaución con temperaturas extremas, en cada cambio de estación o antes de hacer un viaje largo conviene hacer un chequeo a fondo del coche para aseguraros de que no falla ningún elemento esencial, como los frenos, la suspensión o la batería, el turbo-compresor o el propio motor.
Por supuesto, además de revisar el nivel y estado de todos los líquidos del vehículo (refrigerante, frenos, aceite, limpiaparabrisas, entre otros) en verano se ha de poner especial atención al aire acondicionado y a los neumáticos: cuanto más baja sea la presión del neumático, no solo aumenta el consumo de combustible, sino que también es más fácil sufrir un reventón. Y con las altas temperaturas, son más frecuentes.
Así, es imprescindible que se revise la presión de las cuatro ruedas del coche periódicamente y, principalmente, antes de la realización de cualquier viaje.
Escrito por:
Fuente:: Motorpasión
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