Los coches autónomos son una realidad. Hay varias ciudades en Estados Unidos que cuentan con flotas de robotaxis, como San Francisco o Austin. Por supuesto, el despliegue de esos coches sin conductores no se hace sin causar problemas e incidentes en el tráfico. Una posible solución sería añadir una cuarta “luz blanca” a los semáforos.
Es una propuesta que emana de los ingenieros de transporte de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Proponen añadir una cuarta “luz blanca” cuya función sería alertar a los humanos que conducen detrás de un coche autónomo que simplemente “siga el coche que tiene delante”.
El objetivo aquí es mejorar la fluidez del tráfico, y por tanto, el ahorro energético, especialmente en combustible, al mismo tiempo que mejora la seguridad.
La idea es aprovechar las capacidades de comunicación del coche autónomo con su entorno y sobre todo con los otros coches. La flota de coches autónomos que circulan actuarían como una mente colmena para dirigir el tráfico, tomando el control de los semáforos que haya en el entorno en el que circulan.
“Conceder parte del control del tráfico a los vehículos es una idea relativamente nueva, denominada paradigma de control móvil”, explica Ali Hajbabaie en un comunicado de prensa.
En este escenario, un semáforo funcionaría con normalidad cuando el porcentaje de coches autónomos en una intersección es bajo, pero cuando ese número aumenta, la “luz blanca” indica a los conductores humanos que los coches autónomos han asumido el control del cruce y que se limiten a seguir al coche de delante.
Mejorar la fluidez del tráfico y el ahorro energético
Los investigadores probaron este sistema utilizando simuladores de tráfico microscópicos, complejos modelos digitales diseñados específicamente para recrear las condiciones del tráfico hasta cada coche individual.
En la intersección con la “fase blanca”, los retrasos disminuyeron un 3% cuando sólo el 10% de los coches eran vehículos eléctricos, pero los retrasos disminuyeron hasta un 10,7% cuando había un 30% de vehículos eléctricos. En otras palabras, a más vehículos, menos retenciones en el tráfico. Con un 70% de coches autónomos en el tráfico, la intersección puede funcionar en la mayor parte del tiempo en la fase blanca.
De momento, se trata de un estudio teórico. Una fase de pruebas pilotos sería necesaria, como en un puerto. “Los puertos registran grandes volúmenes de tráfico de vehículos comerciales, para los que la fluidez del tráfico es especialmente importante”, explica Ali Hajbabaie.
Y es que si bien el modelo teórico parece darles la razón, todavía quedan muchos escollos que salvar antes de poder implementarlo. El primero que viene a la mente es económico. No se trata sólo de añadir una cuarta luz, sino conseguir que los semáforos estén conectados con los coches autónomos.
Y otra pregunta que nos viene a la mente es cuántos coches conducidos por humanos que preceden al coche autónomo pueden seguir al coche autónomo. ¿Uno, dos, cuatro o seis? Dependerá del tráfico perpendicular y en ese caso el semáforo pasaría de blanco a rojo en caso de que el sexto coche, por ejemplo, no pueda pasar.
Pero en ese caso por qué no usar esa mente colmena de coches autónomos para controlar los semáforos existentes -que necesitarían estar conectados a los coches autónomos de todas formas- para controlar los semáforos verde y rojo.
Si el coche autónomo que tenemos delante sabe que no viene tráfico por la calle perpendicular por la información que le llega de otros coches autónomos, por qué no simplemente poner el semáforo en verde.
Esa cuarta luz blanca, sin embargo, sería muy útil en Estados Unidos donde, salvo excepciones, se puede girar a la derecha en una calle aunque el semáforo esté en rojo.
Si bien es algo que no suele causar accidentes graves (menos de 1.000 al año), la mayoría (un 44%) son fatales para los peatones. Girar en rojo es algo totalmente prohibido en Europa, salvo cuando hay un carril o un semáforo que nos indica esa posibilidad, ya sea con flecha verde o flecha ámbar.
En el futuro cercano, los semáforos mantendrán sus tres colores, rojo, ámbar y verde. Y en el mismo orden, de arriba a abajo (los daltónicos también conducen). Pero este estudio y el concepto de control del tráfico por los coches autónomos demuestra que más pronto que tarde, los coches autónomos también cambiarán la forma en la que las personas conducimos.
Escrito por:
Fuente:: Motorpasión
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