Aunque así a priori parezca un despiste incluso un poco ridículo, es mucho más común de lo que crees, y le puede pasar a cualquiera. ¿Qué hacer en este caso?
Pasa o ha pasado sobre todo a personas que tienen más de un coche (uno gasolina y otro diésel) o a quienes han cambiado de coche cambiando también de combustible. También sucede mucho en vehículos de alquiler si el conductor no entiende mucho de coches y no sabe detectar las diferencias entre conducir un gasolina y un diésel. Y, aunque hoy en día hay algunas facilidades para evitar equivocarse de combustible a la hora de repostar, esto es más común de lo que creemos.
Esas facilidades son en esencia dos: una es que haya personal de la gasolinera que lleve a cabo el repostaje, aunque la tendencia es que cada vez sea todo más self-service. La otra es que, hoy en día, los coches modernos tienen un diámetro de boca de llenado que es distinto en función de si el motor es de gasolina o de gasóleo, y que encaja (o no), con la boquilla de llenado de la manguera, que también tiene un grosor diferente en función de si suministra gasolina o gasóleo.
Si tienes un coche de gasolina lo tienes más fácil que si tienes uno diésel. La boquilla de la manguera de diésel directamente no entra en tu coche. No cabe. Ahora bien, si tu coche es viejo, pongámosle de hace más de 15 años, entonces sí que podrías ‘liarla parda’.
¿Y qué pasa si le has echado diésel a un coche gasolina? Bueno, lo primero de todo, aunque es obvio decirlo, es fijarte antes de repostar por precaución. En la mayoría de coches, incluso, verás una pegatina adherida al interior de la tapa de llenado en la que pondrá si es gasolina o diésel.
Siendo gasolina, lo que verás es que pone E5 en grande y, normalmente en más pequeño, E10 y E85. La cifra adosada a la ‘E’ hace referencia al porcentaje de etanol del combustible que es aceptado por el motor. Si ves estos códigos, el coche es de gasolina.
Si ya la has liado y echaste gasóleo, no arranques el motor. Tampoco pongas el contacto, puesto que la bomba de combustible eléctrica ya ‘chupará’ algo de combustible del tanque. Las alternativas que tienes son dos: o llamar a la grúa y que lleve el coche a un taller, o sacar el combustible.
No te recomendamos extraer el combustible tú mismo con una bomba manual y ya no digamos aspirando por un tubo, porque puedes intoxicarte. Muchas gasolineras disponen de maquinaria para efectuar esto y, en caso contrario, la grúa de asistencia es muy probable que sí la tenga. En tal caso, con vaciar y llenar, asunto resuelto.
Si ya iniciaste la marcha, verás que a los pocos kilómetros (quizá uno o dos, no más), el coche comenzará a fallar hasta pararse. Y que se pare ‘por seguridad’ es lo mejor que puede pasar porque de lo contrario podrías destrozarlo. Si detectas los tirones y te detienes a tiempo antes, lo que es seguro es que tendrás que llamar a la grúa y llevar el coche al taller, donde habrá que, como mínimo, sacar el combustible del depósito, cambiar el filtro de combustible y probablemente limpiar inyectores. En total, entre 200 y 300 euros.
Escrito por: Eduardo Alonso
Fuente: https://www.autofacil.es/
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