Las pruebas de regularidad se hacían con equipos compuestos por dos motos, una moto con sidecar y un autociclo que debían correr próximos entre sí, primando la llegada del equipo completo a la meta.
Las pruebas se realizaban en carreteras abiertas entre dos poblaciones determinadas.
Desde 1915, y fundamentalmente promovidas por el Real Moto Club de Cataluña, nacieron en España las llamadas Pruebas de Regularidad por Equipos que consistían básicamente en efectuar unos recorridos a promedios determinados, estando dichos equipos formados casi siempre por dos motos, una moto con sidecar con su correspondiente pasajero, y un autociclo también con acompañante, y cada equipo se identificaba por un color además de los correspondientes números individuales.
En cada etapa había un control de salida y otro de llegada, existiendo también controles secretos para evitar que se aprovecharan los tramos buenos para ganar tiempo y poder así perderlo en los más difíciles, penalizando tanto el retraso como el adelanto con respecto al promedio fijado, debiendo rodar los cuatro componentes de cada equipo próximos entre sí, con una separación máxima, en tiempo, entre el primero y el último.
En el caso de que algún o algunos de los componentes de un equipo debiera retirarse -las averías no eran inhabituales en esos tiempos- el resto de los miembros podía continuar, pero clasificándose siempre por detrás de los equipos que acabaran completos.
Este tipo de pruebas se disputaba en carreteras abiertas, con salida y llegada de cada etapa en poblaciones determinadas. El escaso tráfico existente entonces, unido a los razonables promedios establecidos, permitían rodar sin grandes riesgos, y a eso se sumaba el que en esos años en los que apenas se veían vehículos a motor, el paso de medio centenar de participantes a lomos de sus monturas constituía todo un espectáculo para los habitantes de las poblaciones, que solían situarse a ambos lados de la carretera o la calle, aplaudiendo con frecuencia a los coches y a las motos cuando pasaban.
La mayoría de las motos eran entonces de fabricación extranjera -BSA, Rudge, Indian, Harley Davidson, Grifon, Motosacoche, Royal Enfield, Douglas, Triumph,…- mientras que los autociclos solían ser nacionales, de marcas tales como David (los más abundantes), Ideal, DyG, JBR y otras, y aunque estas competiciones gozaron de una gran popularidad entre los aficionados, desde los años veinte fueron decayendo aunque sin desaparecer del todo, ya que siguieron celebrándose hasta la década de los cincuenta, estando entonces los equipos formados por un coche y una o dos motos.
(Artículo de Pablo Gimeno, Comisión Técnica de Historia del Automóvil y de la Automoción de ASEPA)
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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