La situación geopolítica que está afectando a las fábricas de componentes y a la cadena de suministro podría hacer que un humilde componente sea el que finalmente acabe por hacer inviable la fabricación de motores de combustión.
La guerra de Ucrania está siendo devastadora con la cadena de producción y suministro de los arneses de cables que se utilizan en la industria del automóvil. No se trata de una pieza de alta tecnología, lleva implícita mucha mano de obra manual y probablemente no acaparará grandes titulares como los microchips o los semiconductores, pero ningún vehículo del mercado se puede construir sin este componente. Su escasez podría obligar a los fabricantes a cambiarse a la nueva generación de arneses livianos, modulares y fabricados en serie con máquinas, pero no tendría sentido invertir el trabajo que implica su diseño para los coches de combustión, lo que aceleraría la electrificación de su oferta. En esta materia, una vez más, Tesla es el más listo de la clase.
En los automóviles, el arnés de cables es la configuración de cableado diseñada específicamente para cada uno de los modelos. Agrupados en mazos, proporcionan un único punto de conexión para varios cables lo que acelera la fabricación y montaje de los vehículos y también ayuda diagnosticar averías y facilita las reparaciones. Se trata de una pieza de muy baja tecnología, que emplea plástico, alambre y caucho como materias primas, que conlleva mucho trabajo manual y que, por lo tanto, deja un escaso margen de beneficios.
Ucrania alberga una cantidad significativa de los centros de producción mundial de arneses de cables que se instalan cada año en cientos de miles de vehículos nuevos. Las interrupciones del suministro provocadas por la guerra fueron un duro golpe para la industria automotriz. Los fabricantes de automóviles y los proveedores aseguran que a principios de la guerra, las plantas permanecieron abiertas gracias a la determinación de los trabajadores que mantuvieron un flujo reducido de piezas en movimiento ante los cortes de energía, las advertencias de ataques aéreos y los toques de queda.
La escasez en su suministro podría acelerar los planes de algunos fabricantes de automóviles tradicionales para pasarse a una nueva generación de arneses más livianos, fabricados con máquinas y diseñados específicamente para vehículos eléctricos, según indica Autonews que asegura haber entrevistado a más de una docena de expertos de la industria. “Esta es solo una razón más para empujar a la industria a haga la transición a la electricidad más rápido”, asegura Sam Fiorani, jefe de la firma AutoForecast Solutions.
Los automóviles de gasolina todavía representan la mayor parte de las ventas de automóviles nuevos a nivel mundial. Si bien los vehículos eléctricos duplicaron sus matriculaciones hasta los cuatro millones el año pasado, todavía representan tan solo el 6 % del total, según datos de JATO Dynamics.
En una entrevista con Reuters, el presidente ejecutivo de Nissan, Makoto Uchida, indicó que tanto las interrupciones en la cadena de suministro, como la crisis de Ucrania, habían llevado a su compañía a hablar con los proveedores para “alejarse del modelo de mazos de cables fabricados a base de mano de obra barata”.
A corto plazo, los fabricantes de automóviles y los proveedores han trasladado la producción de arneses a otros países con costes más bajos. Mercedes-Benz utilizó México para cubrir una breve brecha de suministro y algunos proveedores japoneses están aumentando la capacidad de producción en Marruecos. Mientras, otros han buscado nuevas líneas de producción en países como Túnez, Polonia, Serbia o Rumania.
Una vez más, Tesla el primero de la clase
Los arneses que se emplean en los automóviles de combustión agrupan cables que pueden llegar a tener una longitud de hasta cinco kilómetros en un vehículo promedio. Son los responsables de conectarlo todo, desde los calentadores de los asientos hasta las ventanas. Su fabricación requiere mucha mano de obra, y su diseño es prácticamente único para cada modelo, por lo que modificar la producción e incluso cambiar de proveedor rápidamente es un auténtico reto.
Adrian Hallmark, director ejecutivo de Bentley, perteneciente al Grupo Volkswagen, preveía inicialmente perder entre el 30 y el 40 por ciento de su producción para 2022 debido a la escasez de arneses: “La crisis de Ucrania amenazó con cerrar nuestra fábrica por completo durante varios meses, mucho más tiempo del que nos obligó la pandemia de la Covid-19”. Según Hallmark, cambiar la producción a ubicaciones alternativas” fue complicado por el hecho de que los arneses convencionales están compuestos por 10 partes diferentes que fabrican 10 proveedores diferentes en Ucrania”.
A Bentley, que se convertirá en una marca completamente eléctrica en 2030, estos problemas de suministro le han impulsado nuevos enfoques e inversiones de en el desarrollo de un arnés simple para vehículos eléctricos que se fabrica con máquinas gracias a la gestión total centralizada.
Una vez más, Volkswagen se fija en Tesla para este cometido. El modelo Tesla es un concepto de cableado completamente diferente, no podíamos cambiar el nuestro de la noche a la mañana”, explica Hallmark. “Es un cambio fundamental en la forma en que diseñamos los automóviles”.
La nueva generación de arneses de cables utilizados por Tesla es modular, lo que permite que se puedan fabricar a dividido en secciones en líneas de producción automatizadas. Son más livianos, un factor clave porque la reducción del peso en un vehículo eléctrico es crucial para extender su autonomía.
Muchos de los ejecutivos y expertos entrevistados aseguran que los automóviles de combustión, que se enfrentan a prohibiciones inminentes en Europa y China, no existirán el tiempo suficiente como para justificar rediseños que les permitan usar arneses de nueva generación. “No invertiría ni un centavo en motores de combustión interna ahora”, advierte Sandy Munro, unos de los consultores sobre tecnología del automóvil con mayor reputación. Munro estima que los vehículos eléctricos representarán la mitad de las ventas mundiales de automóviles nuevos en 2028. “El futuro se acerca terriblemente rápido”, asegura.
El cambio de paradigma de los coches eléctricos, también para los arneses de cables
Walter Glück, director del negocio de arneses de Leoni, asegura estar trabajando con los fabricantes en soluciones nuevas y automatizadas para vehículos eléctricos. La idea es desarrollar arneses modulares, que se dividirán en seis u ocho partes, lo suficientemente cortos como para automatizar el ensamblaje y reducir la complejidad de la producción. “Es un cambio de paradigma”, dice Glück. “En una fábrica de automóviles un arnés de cables modular ayuda a acortar los tiempos de producción”.
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Un humilde componente podría ser el responsable del final de los motores de combustión
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