La ‘Hispano Suiza. Fábrica de Automóviles S. A.’ nació en 1904 continuando la singladura iniciada por Emilio la Cuadra primero, y por Castro después, firmas ambas que gracias al talento del ingeniero suizo Marc Birkigt, habían desarrollado unos automóviles de excelente diseño técnico, pero que por problemas de tesorería y de gestión comercial habían fracasado como sociedades, y al analizar dichos fracasos un grupo de empresarios concluyó que con una serie de mejoras en el utillaje industrial, una política comercial adecuada, y con el capital necesario, la sociedad resultante sería perfectamente viable, naciendo así la Hispano Suiza.
Hoy, cuando pensamos en dicha marca, se nos vienen a la mente sus magníficos automóviles, pero no por ello debemos olvidar otros productos que, aunque menos glamurosos, fueron fundamentales. Nos estamos refiriendo a los camiones, los autobuses y, también a los motores marinos y, desde la I Guerra Mundial, a los motores de aviación y a ciertos tipos de armamento, siendo los camiones y los autobuses un segmento en el que no estuvo presente la filial francesa.
No hace falta decir que España es un país de orografía difícil. Hacer un kilómetro de carretera o de ferrocarril costaba -y cuesta – aquí mucho más que en la mayoría de los países de nuestro entorno, lo que en aquellos tiempos dificultaba mucho el desarrollo del ferrocarril y, como consecuencia, penalizaba las comunicaciones de miles de pueblos entre sí y con las ciudades próximas a ellos. Entonces, el mercado para los autobuses era obvio y muchos empresarios estaban dispuestos a lanzarse a la creación de líneas regulares de autobuses pero sin el capital preciso, poniendo en pie la marca española una propuesta de sociedades en las que Hispano Suiza entraba como accionista aportando uno o más autobuses, y asociándose a empresarios que aportaban una parte del capital y que gestionaban las citadas líneas regulares que a veces recibían también algún tipo de subvención, además de la exclusividad de la explotación de líneas concretas.
Con este sistema aparecieron en España toda una serie de sociedades cuyas características comunes consistían en el uso de autobuses Hispano Suiza y en el empleo de la palabra Hispano seguida de la denominación de la zona en la que actuaba, y así se vieron aparecer varias decenas de sociedades, algunas de las cuales aún existen, como La Hispano Igualadina, La Hispano Ilerdense, La Hispano Montañesa, La Hispano Urgelense, La Hispano Riojana, La Hispano Suiza del Maestrazgo, y muchas más, como La Hispano Africana en el Marruecos español.
Con los beneficios generados se iba pagando el vehículo y la Hispano Suiza acababa desentendiéndose de esas sociedades, ya que no era esa su vocación. No obstante, gracias a esta iniciativa, miles de pueblos de España pudieron tener una línea regular de autobuses y con ella un cordón umbilical con el resto del país, sustituyendo definitivamente a los carros y a las diligencias.
(Artículo de Pablo Gimeno, Comisión Técnica de Históricos de ASEPA)
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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