Según José Antonio González en elcorreo.com, España quiere volver a ser una potencia en fuentes renovables y convertirse en exportador de estos recursos a precios competitivos, pero aún no ha arrancado en una carrera en la que ya están inmersos países como Alemania, Países Bajos, China, Australia, Arabia Saudí o Chile.
La transición hacia una economía más ecológica ya es un objetivo común que se ha instalado en la esfera pública y también en el mundo privado. En octubre, el Parlamento Europeo pedía a los Estados miembros alcanzar la neutralidad climática: la no emisión de gases con efecto invernadero en 2050.
Aprovechando la condicionalidad de los fondos europeos que esperan recibir entre 2021 y 2022 los países de la UE para ayudar a la recuperación de sus economías, Bruselas pretende que cambien el paso y modernicen sus modelos con una meta común: ser más ecológicos y verdes. En España, el Ejecutivo de
Pedro Sánchez ya ha anunciado que entre sus planes para los dos próximos años está destinar 1.555 millones de euros de esos fondos a impulsar la cadena de valor del hidrógeno verde a nivel nacional. En este sentido, hasta octubre se habían recibido medio millar de proyectos interesados en ello.
El hidrógeno es el elemento más abundante del universo, pero no se encuentra de forma aislada como molécula o en algún yacimiento; de ahí que el hidrógeno verde no sea conside-rado un ‘recurso natural’. A diferencia del viento y del sol, está considerado un vector energético. La forma más antigua
de obtenerlo se basa en un procedimiento que data del siglo XIX: la electrólisis.
Para ello, es necesario aplicar una corriente continua de energía eléctrica al agua a fin de separar y obtener sus dos componentes: hidrógeno y oxígeno. Su uso no es nuevo, sino que se remonta a los años 20 del siglo pasado y tuvo un papel esencial en la carrera espacial. Los procesos actuales para aislar el hidrógeno emiten CO2 a la atmósfera porque la materia prima de la cual se extrae el hidrógeno son los hidrocarburos, petróleo, gas o carbón. En cambio, el hidrógeno verde se extrae del agua usando electricidad de fuentes renovables. El resultado es cero emisiones.
Es más común el hidrógeno azul, que se extrae de yacimientos de gas natural y con frecuencia se produce también con alguna carga de carbón. También evita liberar CO2, pero su coste es claramente mayor que el verde.
En la actualidad, el 99% del hidrógeno usado como combustible se produce a partir de fuentes no renovables. En tanto, menos del 0,1% se produce a través de la electrólisis del agua, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA). En este sentido, Bill Gates, fundador de Microsoft, ha señalado a esta fuente de energía como “la mejor innovación de los últimos años para combatir el efecto invernadero”.
A principios de este año, más de 30 países ya habían publicado sus hojas de ruta y los Gobiernos de una larga lista de países han comprometido fondos públicos en apoyo de la descarbonización a través de tecnologías de hidrógeno. “Se han anunciado no menos de 228 proyectos a gran escala a lo largo de la cadena de valor, un 85% ubicados en Europa, Asia y Australia”, señala el Consejo del Hidrógeno. Casi todos se centran en su uso industrial a gran escala, también en aplicarlo a medios de transporte para generar una movilidad más sostenible y crear una economía de hidrógeno integrada.
“Si los proyectos anunciados se concretan, las inversiones totales alcanzarán más de 30.000 millones en gastos en esta nueva década que acaba de comenzar”, apunta este Consejo en su último informe ‘Hydrogen Insights 2021’. Y según el banco de inversiones Goldman Sachs, el mercado del hidrógeno verde superará los 11 billones de dólares en 2050.
Dudas de los ecologistas
El hidrógeno es uno de los pilares de la nueva economía que Bruselas busca implementar en toda la Unión y se ha fijado como meta producir un millón de toneladas de hidrógeno verde para 2024. Una cifra que tendrá que aumentar a finales de esta década y llegar a 10 millones de toneladas al acabar el 2030.
Pero desde Ecologistas en Acción, confederación que reúne a más de 300 grupos nacionales de ese ámbito, tal meta de la UE “representa solo un 11% del consumo de hidrógeno total actual”. Por eso, critican que “los dilemas de la transición ecológica se visibilizan como nunca en el hidrógeno verde, que no es ni de lejos el proceso más eficiente”. Su fabricación y almacenamiento tiene importantes pérdidas, que podrían reducir la eficiencia del proceso al 20% en muchas de sus aplicaciones”, denuncian.
En cualquier caso, en España la fiebre verde por el hidrógeno ya ha comenzado. En 2020, el 44% de la electricidad que se generó a nivel nacional tuvo origen en las renovables. En estos momentos, cuando hay un exceso de generación de electricidad en épocas de gran cantidad de sol o de viento, se tiende a ajustar el sistema bajando la producción de energía. Sin embargo, en los próximos años la idea sería no dejar de producir y almacenar la electricidad coyunturalmente ‘sobrante’ en hidrógeno verde para su posterior utilización.
La movilidad española persigue un nuevo tipo de impulso energético
A la espera de la llegada de los fondos Next Generation UE que impulsen la Hoja de Ruta del Hidrógeno en España, las empresas energéticas asentadas en el país ya trabajan en poner en marcha sus proyectos relacionados con el hidrógeno verde.
En este 2021 se ha iniciado una carrera empresarial para liderar el desarrollo de un ‘mix’ energético sostenible. Iberdrola, con la ayuda de Fertiberia, ha puesto en marcha en Puertollano (Ciudad Real) un proyecto para construir una de las mayores plantas de hidrógeno verde para uso industrial de Europa. Además, nace con el fin de que esté operativa en este mismo ejercicio.
El complejo estará integrado por una planta solar fotovoltaica que puede alcanzar hasta 100 MW, un sistema de baterías de ion-litio con capacidad para almacenar 20 MWh y uno de los mayores sistemas de producción de hidrógeno mediante electrólisis del mundo (20 MW). Todo a partir de fuentes 100% renovables. Con una inversión de 150 millones de euros, creará hasta 700 puestos de trabajo y evitará la emisión de 39.000 toneladas de CO2 anuales.
Este referente internacional será superado en 2025 por otra planta de hidrógeno verde. Estará en Arabia Saudí, con capacidad de 4 gigavatios de energía eólica y solar. Su meta es producir 650 toneladas diarias de hidrógeno por electrólisis.
De vuelta a España, Naturgy y Enagás construirán una gran planta de hidrógeno verde en La Robla (León). A partir de una planta fotovoltaica de 400 MW y un electrolizador de hasta 60 MW, el objetivo es llegar a producir 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, la mayoría destinado a consumo local e inyección en la red gasista.
Más al norte se ha ido la petrolera Repsol con el “objetivo de ser líder en el hidrógeno renovable en la Península Ibérica”. Participa en un proyecto pionero para obtener hidrógeno verde y amoníaco a partir de energía solar fotovoltaica flotante en Santander. Liderado por el Clúster de energías marinas de Cantabria, cuenta con un presupuesto de 4,5 millones de euros y estará listo para 2023.
En Acciona, sus planes pasan por el proyecto de investigación industrial ‘OceanH2’. Coordinará el diseño y validación de esta planta de generación, almacenamiento y distribución de hidrógeno verde ‘offshore’. El proyecto unirá tecnología eólica y fotovoltaica flotante junto a sistemas de internet de las cosas (IoT) e inteligencia artificial (IA). Se desarrollará en Madrid, Canarias, Andalucía, Cantabria, Navarra y Cataluña. También participan otras firmas como Redexis, Ariema, TSI, Wunder Hexicon y BlueNewables, así como doce centros de investigación.
A su vez, en Asturias, Iberdrola, Enagas, EDP, Capital Energy y media docena de empresas más se han aliado para desarrollar proyectos de hidrógeno verde en la región. Y en Vizcaya, la primera planta vasca de este tipo, con capacidad de 20 MW, estará operativa en 2022.
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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