En 1930 una elegante mujer subida a una especie de neumático gigante mostraba al público el funcionamiento del vehículo cuyo volante sostenía. Era el Dynasphere, una locura etiquetada como ‘movilidad esférica’ creada entonces para revolucionar el transporte moderno.
Esta rueda motorizada tenía capacidad para dos personas y prometía un rendimiento óptimo sobre cualquier superficie, fuera hielo, nieve o barro, aunque la realidad es que, en movimiento, daba bastante miedo. Fue concebido por el doctor John Archibald Purves, que se inspiró en un diseño de Leonardo da Vinci
La ‘reinvención’ de la rueda
El Dr Purves (8 de julio de 1870–11 de abril de 1952) fue un ingeniero eléctrico inglés nacido en Somerset y que tuvo un gran impacto en el campo del suministro de la electricidad a finales del siglo XIX y principios del XX.
Una de sus contribuciones más sonadas fue el Dynasphere, que patentó él mismo en 1930 y que, como era de esperar, no pasó de ser un prototipo experimental. También apodado “Jumbo”, dicen que surgió como inspiración de un boceto hecho por Leonardo da Vinci.
Este vehículo tenía una altura de 3 metros y estaba fabricado a partir de celosías de hierro que pesaban en torno a los 450 kg. Alcanzaba una velocidad máxima de 48 km/h y tenía capacidad para el conductor y un acompañante.
El asiento del conductor se ubicaba encima del motor, formando parte de la misma unidad. Su funcionamiento era parecido al de una motocicleta; el conductor debía inclinarse hacia la dirección deseada, aunque estaba planeado que en versiones más avanzadas esto no fuera necesario.
Desconocemos cómo se podía frenar con este aparato y qué ocurría con su estabilidad a bajas velocidades.
Según explica la revista Popular Science en 1932 (que por cierto, es una joya a nivel gráfico y documental), se construyeron dos prototipos: un modelo eléctrico más pequeño y uno con un motor de gasolina que alcanzaba hasta 6 CV, usando un motor Douglas de dos cilindros refrigerado por aire con una caja de cambios de tres velocidades, que también permitía ir marcha atrás.
Purves llegó incluso a construir un modelo con capacidad para ocho pasajeros, el Dynasphere 8, hecho específicamente para uso en la playa, como se puede atisbar en esta revista de 1933.
De hecho, este ingeniero estaba convencido de que había desarrollado el vehículo “de alta velocidad” del futuro y además el más simplificado, y él y su hijo (que aparece conduciéndolo en la imagen principal) contribuyeron a su desarrollo y promoción.
De 1932 en adelante no hay demasiada información acerca de este monociclo gigante, pero es más que probable que Purves se diera cuenta de que era algo totalmente inviable en términos de seguridad.
Fuente: https://www.motorpasion.com/