La pandemia del Covid-19 ha modificado las prioridades de las empresas, lo que ha impulsado no sólo la incorporación de protocolos de salud, sino también nuevas visiones acerca de diversos sectores productivos y cómo estos se relacionan con sus públicos de interés. Un cambio de paradigma relevante en dicho contexto ha sido la transformación digital, justamente para hacer frente a situaciones y escenarios que suelen afectar la continuidad operacional de los negocios.
El informe CEO Outlook 2020: Covid-19 de la consultora KPMG reveló que el 80% de los CEO´s ha acelerado sus procesos de transformación digital producto de la pandemia, mientras que 30% consideró que en pocos meses han avanzado mucho en sus procesos de convertibilidad digital.
La convertibilidad digital se transforma así como un ámbito clave para la continuidad de los negocios. La necesidad de promover nuevas experiencias para los clientes, la comunicación remota, el desarrollo de procesos más eficientes y oportunos, y la interiorización de una mayor resiliencia a las diferentes partes que componen mi cadena de valor son hoy advertencias sobre la necesidad de cambiar.
En la medida en que se intenta rearmar, re-desarrollar y regenerar el negocio, todas las organizaciones cuentan con la posibilidad de reflejar y decidir entre distintas opciones para estar mejor preparadas. Esta nueva percepción hacia cómo hacer y desarrollar negocios es el punto en que las organizaciones de todos los mercados verticales deben reconocer. ¿Cómo? Interiorizando y desarrollando la resiliencia como un elemento que se debe aplicar y conectar con la base de todos los procesos de la empresa. No es un tipo de interruptor que simplemente se prende cuando comienza una crisis, ya sea ante una pandemia global o cualquier trastorno económico o desastre natural. Más bien se trata de un cambio de paradigma, cuyos efectos para que sean efectivos tienen que abordarse de una visión sistematizada.
Pero antes de considerar la naturaleza de la resiliencia se debe decidir qué significa la palabra “cambio” en sí misma para poder entender las distintas formas en que se manifiesta. Cuando surge la amenaza de contar con los recursos estratégicos esenciales, el cambio ocurre en una forma que puede llevar al cierre del negocio. Saber cómo, cuándo y en qué formato ocurre el cambio puede ayudar a desarrollar cadenas de suministros resilientes que pueden impulsar las actividades operacionales.
Una cadena de suministro resiliente se basa en tres características: visibilidad, inteligencia y un ecosistema conectado digitalmente. Para verlos con mayor profundidad, nos referimos a la visibilidad punta a punta en tiempo real, a la inteligencia en la identificación de causa raíz, a la excepción en la gestión de detección y resolución; y en la capacidad para ejecutar acciones en torno a un ecosistema digitalizado, de modo de poder brindar un camino hacia una actividad autónoma que preserve el sentido y capacidad de respuesta.
En un modelo de negocio tradicional, una empresa basa su visibilidad sólo en lo que los proveedores informan. No se sabe en realidad donde se encuentra la orden o cuando llegará. Sin embargo, las cadenas de suministro en red basadas en la nube brindan la posibilidad para que todas las partes puedan visualizar e interactuar chequeando las ordenes en tiempo real. El resultado es que el negocio, los proveedores y los transportistas operan con una única versión de los datos.
La singularidad también es importante. Elimina la incertidumbre y las demoras, de manera que existe poco o nada del factor de contingencia en las operaciones diarias. Pero la visibilidad necesita operar de punta a punta para lograr una verdadera claridad. La empresa necesita saber el impacto que tendrán sus acciones en los proveedores en todo el proceso llegando a los canales de ventas y a su base de clientes. Además, la visibilidad punta a punta debe ocurrir en tiempo real, por ejemplo, toda la información relacionada con las transacciones de la cadena de suministro, los movimientos y las fluctuaciones de precio deben estar siempre disponibles.
Una cadena de suministro inteligente y resiliente puede procesar miles de variables y fuentes de datos en una única plataforma basada en la nube para ayudar al negocio en torno a un avance fluido. El ecosistema de la cadena de suministro digital funciona a velocidades mucho más allá de la capacidad humana, ayudando a las partes a conectarse y a trabajar en forma colaborativa sobre fechas, tiempos, ordenes de transporte, financiamiento y otros temas. Finalmente, cuando todas las partes abren una porción de sus propios sistemas en forma adecuada, las decisiones se toman más rápidamente con mayor precisión y menos incertidumbre.
Ahora estamos en la etapa 1.0 de la automatización, por lo tanto, los negocios irán aumentando el uso de algoritmos inteligentes en el futuro. Una empresa que sabe cuándo y dónde está la inteligencia, no es solo inteligente, es también resiliente. Comienza a tomar decisiones basadas no sólo en el precio a corto plazo, disponibilidad del suministro y demanda del mercado, sino también en la longevidad del negocio. Las cadenas de suministro capaces de ser resilientes a los cambios permitirán una mejor adaptación a los acontecimientos disruptivos, aun cuando deban ajustarse a “nuevas normalidades”. La pandemia del Covid-19 nos ha enseñado importantes lecciones, pero ahora el objetivo es cuestionarnos en dónde podemos producir los valores agregados que requieren los negocios y, principalmente, los clientes que buscan nuevas y mejores experiencias.
Por Volker Lafrenz, Vicepresidente para Latinoamérica de Infor