La batería, uno de los elementos más sensibles a los cambios de temperatura, es la protagonista de una de cada cinco reparaciones. El comparador de seguros Acierto.com analiza cuáles son los percances en carretera más frecuentes con la llegada del frío, así como los partes más habituales al seguro.
Además, las opciones de que el sistema eléctrico del vehículo falle aumentan un 27%, aunque también son frecuentes los fallos del motor y la calefacción (el motor podría dañarse por falta de lubricación si el aceite, el líquido de dirección y demás no alcanza determinada temperatura). Igualmente, las piezas de goma -desde los manguitos hasta los neumáticos-, que pierden propiedades cuando las temperaturas caen por debajo de los 10º C; y los líquidos (refrigerante, agua del limpiaparabrisas…).
Desde el punto de vista económico, las reparaciones relacionadas con la batería rondan los 250 euros, mientras que los fallos del motor y la calefacción podrían ascender a los 500 euros. En cuanto al líquido refrigerante, una complicación -que se rompiera la culata del motor, por ejemplo- podría alcanzar los 3.000 euros. Un cambio a tiempo cuesta solo 70 euros. Respecto a los amortiguadores, tenerlos en malas condiciones incrementa el riesgo de sufrir aquaplanning. El precio de reparar los amortiguadores delanteros puede llegar hasta los 350 euros y 300 para los traseros.
Por otro lado, conducir con lluvia eleva las posibilidades de sufrir un percance en la carretera hasta un 70%, precisamente por la alteración de la percepción visual del conductor, pero también por la reducción de la adherencia de las ruedas sobre el asfalto mojado (la distancia de frenado aumenta un 40%). El viento se queda con el 5% de los accidentes y la niebla, con el 4%.
Desde luego, es posible prevenir estas averías y percances con un buen mantenimiento y puesta a punto del vehículo (hasta uno de cada cuatro conductores no lo hacen). Más allá de la batería, líquido refrigerante o amortiguadores, también conviene revisar los neumáticos: resulta básico observar la profundidad de la banda de rodadura, que no debería estar por debajo de los 3 mm, así como comprobar que la goma carece de cortes y deformaciones. La mejor opción para la época de frío siguen siendo los neumáticos de invierno, que reducen la distancia de frenado y favorecen el agarre. Solo el 60% de los conductores cambia sus neumáticos a tiempo.
También recomienda llevar una botella con agua caliente para descongelar el parabrisas, comprobar que los faros funcionen bien, que el climatizador esté en perfectas condiciones, revisar los filtros de aceite y el disco de frenos, sin dejar de lado los limpiaparabrisas (más de siete de cada diez conductores no los revisan con la frecuencia adecuada). Los tratamientos hidrofóbicos (repelente de lluvia) también pueden ayudar a mejorar la visibilidad, especialmente durante la noche.
Otro punto clave será revisar las condiciones de la póliza del coche, sobre todo porque la asistencia en viaje puede contar con ciertas limitaciones. Lo ideal es que se trate de una asistencia rápida desde el kilómetro cero y que ofrezcan la opción de llevar al conductor a su destino si el coche se queda varado a medio camino, que cuente con vehículo de sustitución, etc.
La mayoría de seguros básicos incluyen prestaciones para el coche, mientras que las más completas cuentan incluso con atención a los pasajeros.
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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