El ayuntamiento de Valencia anunció que a partir del mes de diciembre comenzaría la instalación en las farolas de la ciudad de una docena de puntos de recarga para coches eléctricos e híbridos enchufables en diversas zonas del municipio. Valencia se une así a otras ciudades europeas, como Londres (cuyas fotos ilustran este artículo), que están experimentando con este tipo de infraestructuras.
La concejala de Recursos, Luisa Notario, ha señalado que “de momento, se trata de un proyecto piloto y, por tanto, habrá que monitorizar los resultados para estudiar la viabilidad de implantar el sistema en toda la ciudad”. Valencia recibe en esta ocasión la ayuda de La Comisión Europea, que aporta 18.000 euros a un presupuesto total que alcanza casi los 30.000 euros. Lo que deja en 2.500 euros la instalación de dos puntos de carga por farola, una cantidad bastante razonable.
Las ubicaciones serán las calles Amadeu de Savoia (edificio municipal de Tabacalera), con cuatro cargadores en dos farolas y un total de 28 kW de carga simultánea, y en las calles Castellonet (edificio de la Junta de Distrito de Trànsits), Santa Rosa (escuela de jardinería), Comte Altea (número 28) y General San Martín (número 7) con dos cargadores en una farola en cada una de ellas, enclavamiento automático de carga nocturna para la desconexión automática y 14 kW de carga simultánea para cada emplazamiento.
Cómo recargar un coche eléctrico si ha de dormir en la calle
La idea de utilizar la infraestructura del alumbrado público para poder además recargar coches eléctricos se viene barajando desde hace años. Y es especialmente relevante en las ciudades europeas donde las plazas de parking, ya sean privadas o públicas, son un bien escaso y donde la mayoría del parque móvil duerme en la calle. Cómo, entonces, recargar un coche eléctrico si no se dispone de una plaza de parking con punto de carga. Aprovechando las farolas, con una farola para dos coches.
El proyecto de la ciudad de Valencia, que recibe el nombre de Humble Lamp Post, no solamente buscará observar el uso que hagan los usuarios de esos puntos (horarios, tiempos de carga, usuario habitual o no, etc), sino también la viabilidad, tanto de explotación (la recarga no será gratis) como de instalación.
Se busca implementar a bajo coste de adquisición una gran cantidad de cargadores de coche, utilizando el mayor o menor número de centros de mando de alumbrado que ya disponen de acometida eléctrica, y resto de infraestructura para el suministro, así como la obtención de costes de explotación bajos y la posibilidad de una adaptación progresiva, a medida que lo exija la demanda.
Con el fin programado del coche con motor de combustión interna para 2030 o 2040, como el Reino Unido que prohibirá su venta en 2035, las ciudades deben buscar la manera de incentivar el uso del coche eléctrico y absorber el futuro gran número de coches que necesitarán recargar sus baterías.