Esta es una de las cuestiones que más se preguntan los usuarios, antes de dar el paso el vehículo híbrido: ¿Cuánto me voy a ahorrar? Sin lugar a dudas, los coches híbridos, PHEV y BEV tienen numerosas ventajas económicamente en relación a su consumo, los modos de conducción y los programas de ayudas a la compra. Pero el mantenimiento y su vida útil son algunos de los aspectos que más convencen a los compradores.
¿Qué tiene y qué no tiene el coche híbrido para que su puesta a punto y mantenimiento no hagan estragos en nuestro bolsillo? Para comprenderlo mejor, es conveniente que vayamos primero a conocer cómo funcionan sus entrañas.
¿Cómo funciona un coche híbrido y por qué es más rentable?
Si destripamos un vehículo híbrido podremos encontrar muchas diferencias con respecto a un vehículo con motor de combustión interna. Un coche híbrido tiene dos sistemas de propulsión en lugar de uno: el motor convencional, alimentado por combustibles fósiles, y el motor eléctrico, impulsado por la batería.
- Motor térmico: puede alimentarse con gasolina o diesel, aunque también podría funcionar con gas o biocombustibles.
- Motor eléctrico: à veces encontramos más de uno, y siempre está conectado a la transmisión o empujando a las ruedas.
- Generador: tiene la función de recuperar la energía cuando el motor térmico se esfuerce de más. De esta forma, la energía no se pierde.
- Baterías: suelen ser de plomo-ácido (Pb), níquel-metal hidriduro (NiMh), níquel-cadmio (NiCd) o ión litio, en orden de eficiencia. Se almacenan normalmente en la parte trasera. No necesitan mantenimiento por parte del usuario.
- Sistema de gestión: es el “cerebro” que gestiona qué combinación térmica-eléctrica es más eficiente según lo que se le exija al coche en cada momento.
¿Y por qué es más rentable el coche híbrido? Como hemos mencionado, porque recupera la energía que otros vehículos echan a perder. Por ejemplo, al pisar el freno convertimos energía cinética en calor en los discos, y esta se puede reutilizar. Pero esto también ocurre con el rozamiento de los neumáticos, el sonido del motor, la resistencia aerodinámica o el consumo al ralentí. Minimizar estas pérdidas energéticas permite una mayor eficiencia de la conducción, un menor consumo y, por tanto, una mayor rentabilidad para el usuario.
¿Ahorro? La lógica del menos es más
Si ya hemos mencionado que los vehículos híbridos resultan más rentables en términos de consumo y eficiencia, ahora tenemos que entrar a analizar cuánto nos va a costar mantenerlos a lo largo de su vida útil. Estos modelos prescinden de muchos componentes mecánicos que ya de por sí nos van a suponer menos posibilidades de avería y, por tanto, ahorro.
Menos componentes supone un menor riesgo de averías y, con ello, menos visitas al taller
Las visitas al taller serán menos rutinarias gracias al menor desgaste de muchas de sus piezas. La relación entre la durabilidad y el precio de los componente es muy buena y, si miramos a largo plazo, los números mejoran. El coste de mantenimiento a 10 años en un híbrido eléctrico será de hasta un 80% más barato con respecto a un gasolina y de hasta un 90% más baratoen relación con un diésel.
Menor gasto en aceite
Los híbridos siguen utilizando un motor que quema gasolina o gasóleo, por lo que necesitan un lubricante de calidad y cambios de aceite cada cierto tiempo. A diferencia de los vehículos convencionales, en los híbridos no deberíamos hablar de kilómetros para calcular el cambio de aceite.
Como el motor eléctrico hace gran parte del trabajo, los 20.000 kilómetros límites de recorrido con el motor de combustión tardan más en cubrirse y, en consecuencia, el cambio de aceite puede esperar al menos hasta los 2 años.
La transmisión automática elimina el embrague
Son vehículos automáticos, es decir, no llevan embrague. Su transmisión utiliza el e-CVT, algo más sencillo y con menos posibilidades de avería. También desaparece el alternador, función que es sustituida por un convertidor eléctrico más duradero. Los trabajos de la correa de servicio pasan a ser gestionados por el motor eléctrico, con lo que nos evitamos su revisión. Entonces… ¿qué nos ahorramos reparar en un híbrido de Toyota?
- El embrague
- La caja de cambios
- El alternador
- La correa de servicio
- El filtro de partículas: al ser más respetuosos con el medio ambiente, el filtro antipartículas se mantiene limpio durante más tiempo.
- El combustible: su eficiencia aprovecha mejor el combustible y esto redunda en mayor tiempo de funcionamiento.
Recupera la energía en cada frenada
Con la frenada regenerativa no solo se reutiliza la energía que se desprende, sino que los discos y las pastillas de freno se desgastan menos. Podemos incluso doblar el número de kilómetros en uso de estos componentes con respecto a los de un coche convencional.
La batería es una preocupación menos
La batería no tiene fecha de caducidad y puede durar toda la vida útil del vehículo
Las baterías suelen ser un problema; pero, en el caso de los híbridos, olvidémonos de la “obsolescencia programada”. La batería de un híbrido no tiene una duración prevista ni se deben sustituir de forma preventiva. Por lo general, están diseñadas para durar toda la vida útil del vehículo con una utilización normal. Toyota, además, ofrece un servicio de Chequeo Integral del Sistema Híbrido (HCC) que proporciona una garantía de 5 años en el funcionamiento del sistema y de 10 años para la batería.
Tu híbrido se deja cuidar por Toyota Care
Por lo general un vehículo debe de realizar dos tipos de mantenimiento:
- Revisión básica: tras un año de vida o 15.000 kilómetros, es una inspección rutinaria inicial. Se repite cada 30.000 kilómetros.
- Revisión completa: incluye la comprobación del estado de nuevos elementos, como los filtros del aire. La primera se realiza a los 30.000 kilómetros y es necesario repetirla cada 30.000 kilómetros.
Para ello, la marca ofrece en su red de concesionarios el servicio Toyota Care con hasta 4 revisiones anuales a un precio reducido. No obstante, desde el pasado 15 de abril y con motivo del estado de alarma, Toyota España amplió la garantía oficial. Aquellos clientes cuya garantía finalizó en el periodo de alarma, podrían pedir una cita en el taller para realizar algún tipo de mantenimiento, con una ampliación de un año y 10.000 km en función del tipo de vehículo y motorización:
- De 4 años o 60.000 km a 5 años o 70.000 km.
- De 4 años u 80.000 km para motores WW a 5 años o 90.000 km.
- De 4 años u 80.000 km/120.000 km en el caso de PROACE a 5 años o 90.000 Km/130.000 km (dependiendo de la motorización).
Sin duda, una de las grandes ventajas de los modelos híbridos eléctricos es el considerable ahorro en las tareas de mantenimiento, pero no la única. ¿Quieres saber más?
Imágenes | Toyota
Fuente: https://www.motorpasion.com/