Moscú no se ha ganado el honor de ser una de las ciudades más congestionadas del mundo por nada. La capital rusa, célebre por sus monumentales atascos, cuenta con una población de más de 12 millones de habitantes, un clima continental húmedo con inviernos que alcanzan los 42 grados bajo cero y alrededor de 2,6 millones de vehículos circulando solo por las calles moscovitas. ¿Te imaginas el combo vehículos autónomos + Rusia?
The Guardian ha querido comprobar cómo funciona ese combo cuyo primer elemento relacionamos solo con Silicon Valley y el segundo… bueno, hablamos de la ciudad que ha hecho famoso todo un subgénero en internet. Porque testar un coche autónomo en Arizona tiene mérito, pero en Rusia…
Más allá del fenómeno de los virales “coches en Rusia”
Sí, sabemos que hemos sucumbido a las historias surrealistas que nos ha brindado la madre Rusia y su icónico presidente, Vladimir Putin: que si no le importaría conducir un Tesla, que si drifting con un tanque, que si un BMW sale ardiendo, que si una venganza rusa con hormigón… Esta vez, pongámonos serios.
Según datos del Ministerio de Transporte de la Federación Rusa, la red de carreteras de uso público tiene una longitud de 1,1 millones de km. En esta cifra se incluyen los tres tipos de carreteras existentes en Rusia: federales, regionales y locales.
Sin embargo, se estima que el 5 % de las carreteras soporta aproximadamente el 40 % del total del transporte de mercancías. Y según la Agencia Federal de Carreteras rusa, más de un 50 % de las carreteras no tiene un firme suficiente.
Además de los monumentales atascos que se producen, Rusia, que tiene una extensión de 17.075.400 km² y una población de 146.544.710 personas (datos 2016 proporcionados por el Ministerio de Asuntos Exteriores), presenta varios problemas en la red de carreteras, tal y como desvela la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Moscú:
- La enorme extensión del país provoca que adecuar las infraestructuras entre áreas no excesivamente pobladas no resulte rentable económicamente.
- El clima extremo de una gran parte del país durante buena parte del año provoca que las necesidades de mantenimiento de las carreteras sean mucho mayores que en otros países para conservar las vías en un estado aceptable.
- Según datos del Ministerio de Transporte, la densidad de la red de carreteras públicas asfaltadas no alcanza los 32 km. por 1.000 km² de territorio. Dicha cifra es muy inferior a otros países comparables con Rusia por tamaño (Estados Unidos: 600 kilómetros; Canadá: 300 kilómetros). Este hecho se debe, en gran medida, a la existencia de grandes zonas deshabitadas y con escasa población.
- No existe red propiamente dicha en Siberia, Extremo Oriente, Norte y Noroeste de Rusia y muchas regiones sólo se comunican entre sí a través de ciudades centrales y no de forma directa.
Aún así, Moscú recibió en 2016 el premio ‘Transport Achievement’ del Foro Internacional del Transporte (ITF), por la mejora en las condiciones del tráfico en la ciudad en los últimos años.
Las ventajas de probar la tecnología autónoma en Rusia: hasta las señales son más complicadas
Ninguna agencia gubernamental rusa ha desarrollado regulaciones para automóviles autónomos, por lo que las pruebas en carretera están limitadas a zonas designadas. La única zona de pruebas de automóviles en Moscú es una pista de 400 metros situada a las afueras y ataviada con pasos de peatones, señales de tráfico, y alguna rotonda que otra, que dista de imitar el caótico tráfico en Rusia.
“No tenemos el lujo de las carreteras de California”, dice Olga Uskova a The Guardian, que trabaja en Cognitive Technologies, un fabricante de software ruso que se especializa en vehículos autónomos. Uskova afirma que la tecnología probada en la soleada California, por ejemplo, no se puede aplicar a una ciudad como Moscú, y por eso ellos tienen ventaja.
El promedio de accidentes graves por día, solo en Moscú, es de 20, y los vídeos de locuras rusas al volante no son si no el reflejo de la imprudencia y las ganas de llamar la atención a través de clics o indemnizaciones dudosamente legítimas. Por eso, aquí los investigadores saben que los sensores LIDAR son inútiles cuando un manto de nieve los cubre, por ello trabajan en cómo mejorar el uso de cámaras de alta definición, radares de bajo costo y una inteligencia artificial que imite el cerebro humano.
Sami Mian, científico informático de la Universidad Estatal de Arizona, afirma que el principal problema a la hora de testar los coches autónomos es que en Rusia las señales de tráfico son pequeñas y tienden a ser confundidas por el sistema en casi en un 60 %. “La principal diferencia son los números y las flechas, y un letrero de entrada a la ciudad puede parecer casi lo mismo que una señal de stop, relata.
Los sistemas autónomos construidos en Rusia ya están siendo utilizados por Kamaz, el mayor fabricante de camiones de Rusia, y una empresa de equipos agrícolas. Ambos trabajan con Cognitive Technologies para construir máquinas autónomas, al igual que Yandex, el “Google ruso”, que hace unos días anunciaba tiene listos sus primeros prototipos de taxis autónomos sobre coches Prius con sistemas desarrollados por ellos mismos, donde de han centrado en la conducción sobre la nieve.
Otro ejemplo de empresas e instituciones rusas que están participando activamente en el desarrollo de vehículos autónomos es el centro de innovación Skólkovo, que ha desarrollado el Matryoshka. Se trata de un autobús eléctrico con capacidad para transportar de 8 a 12 personas, y puede circular 130 km a una velocidad de 30 km/h.
Así es como poco a poco, Rusia se va incorporando a la difícil carrera por los coches sin conductor, en un país donde coger el coche es un reto.
Fuente: https://www.motorpasion.com/