Después de la nieve y el hielo aparece otro elemento imprescindible para hacer las vías transitables (además de las máquinas quitanieves, claro): la sal.
Las autoridades, en previsión de nevadas o heladas, suelen esparcir sal, salmuera o productos equivalentes en la calzada. Es una forma efectiva de limitar la acumulación de nieve y evitar la creación de placas de hielo, pero, además de hacer más resbaladiza la calzada, la sal puede dañar a los coches. Y es que acelera la oxidación de metales.
La sal puede afectar desde la pintura a los frenos
Según nos explica el Real Automóvil Club de España (RACE), gracias a un proceso denominado descenso crioscópico, la sal consigue modificar el punto de congelación del agua. En lugar de a los 0ºC, las carreteras tardan más en congelarse.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la meteorología combinada con la sal o con la suciedad que tiene el asfalto crea un cóctel muy peligroso a la hora de circular, y además puede dañar a los coches.
Según explica Juan Manuel Llorente, formador técnico del RACE, encontramos la razón en que este compuesto acelera la oxidación de los metales que forman parte de la estructura de los vehículos.
Entre ellos hay que prestar especial atención al anclaje del capó, un cierre que con la sal se puede llegar a estropear y en casos extremos, que se abra durante la marcha.
Por lo tanto, puede afectar tanto a la pintura del coche como a la carrocería, los frenos, las llantas, los amortiguadores o el tubo de escape. Así, explica el RACE que:
“Aunque de fábrica los coches salen con una imprimación de brea que protege los bajos, con el paso del tiempo y el roce con los badenes y baches se va quitando esa capa protectora, lo que facilita que esa sal esparcida por la carretera entre en contacto con la parte inferior del vehículo, lo que facilitará que la oxidación aparezca antes”.
Qué hacer para evitar que la sal dañe el coche
De acuerdo al RACE, es recomendable lavar cuanto antes el vehículo con agua a presión una vez lo hayamos utilizado y eliminar la sal.
Se debe incidir no solo en la carrocería, sino en los pasos de rueda y por debajo. En general, a todas las piezas que queden a la vista.
Si tras el lavado a presión aún queda sal, es recomendable limpiar las partes afectadas a mano, con un estropajo suave que no raye la pintura y con agua templada y jabón.
Es importante tener en cuenta que frotar las manchas producidas por sal en la carrocería puede rayar la pintura.
Fuente: https://www.motorpasion.com/
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