El Presidente de Bosch, Franz Fehrenbach, ha sorprendido con sus declaraciones en contra del vehículo eléctrico.
Las declaraciones del presidente de Bosch Franz Fehrenbach, han creado una gran polémica en la prensa alemana, sobre todo porque su empresa ha anunciado en muchas ocasiones su apuesta por la electrificación de la industria del automóvil.
En una web alemana, el Presidente de Bosch, Franz Fehrenbach, ha sorprendido a todos con su opinión sobre las iniciativas políticas relacionadas con la electromovilidad en su país. En ellas pide a la industria alemana que se posicione en contra del doble rasero que supone ir en detrimento del motor de combustión para defender el medioambiente, ya que los coches eléctricos “no son climáticamente neutrales” ya que en sus emisiones de CO2 no se tienen en cuenta las provocada por la fabricación de las baterías.
La transición de la industria del automóvil no solo afecta a los fabricantes. En la mayoría de los casos, estos desarrollan solamente parte de sus componentes como el chasis, los motores o la carrocería, pero dependen de suministradores externos para completarlos con el resto de sistemas y componentes. Por esta razón la electrificación afecta de igual medida a la cadena de proveedores, de la que Bosch forma parte, siendo uno de los proveedores más importantes de la industria del automóvil y se ha convertido en una empresa que está al nivel de los gigantes automovilísticos.
Bosch e-axle, un revolucionario propulsor “tres en uno” para coches eléctricos.
En su caso, la electrificación del automóvil y la automatización han significado un profundo cambio en sus estrategias. En el terreno de la electromovilidad, el desarrollo del eje motriz eléctrico e-Axle logra aumentar la eficiencia del propulsor y lo hace más rentable para los fabricantes de automóviles. Para aplicaciones de electromovilidad ligera, Bosch ha desarrollado un propulsor de 48 voltios, flexible y fácilmente escalable que se completó con la adquisición del fabricante de motores eléctricos EM-Motive.
Su implicación ha sido todavía mayor en el desarrollo de uno de los componentes más importantes de los vehículos eléctricos: la batería. Con la compra en 2016 de la start-up de baterías de estado sólido Seeo Inc. tenía la intención de ofrecer, en 2020, un paquete de baterías con una capacidad de 50 kWh y un peso de tan solo 190 kg de peso. La esta acción le acompañaba un plan para lanzar nuevas tecnologías de baterías al mercado a partir de 2030, al que dedicaría una inversión de 20.000 millones de euros para alcanzar una producción de 200 GWh anuales lo que le habría llevado al mismo nivel que los grandes fabricantes: Panasonic, LG Chem, Samsung SDI o CATL.
Pero sus planes se truncaron en 2018 cuando decidió no fabricar celdas de baterías porque su producción representaría una inversión excesivamente arriesgada, pero mantenía su inversión para rentabilizar su experiencia en transmisiones eléctricas.
Bosch mantiene sus iniciativas relacionadas con la pila de combustible de hidrógeno. Sin ir más lejos en abril del año pasado anunció el arranque de la producción de celdas de combustible de hidrógeno en colaboración con la empresa sueca PowerCell Sweden, con el objetivo de comercializarlas antes de 2022.
Acuerdo Bosch-PowerCell pilas de combustible de hidrógeno.
Declaraciones controvertidas
En este escenario, sorprenden las declaraciones de su presidente Franz Fehrenbach sobre la tendencia actual de algunos gobiernos de poner fecha límite para la venta de vehículos dotados de un motor de combustión. En unas declaraciones a la web alemana Stuttgarter Nachrichten, Fehrenbach asegura que “existe un doble rasero en las medidas que van en detrimento de los motores de combustión interna y la defensa del medioambiente: la industria alemana debería tomar una posición en contra”, ha añadido.
Según el dirigente “todo el mundo sabe que los coches eléctricos no son climáticamente neutrales”. Los vehículos eléctricos son tratados por las normativas como ‘cero emisiones’ porque no se tiene en cuenta la generación de la energía que los alimenta ni la consumida para la fabricación de sus baterías. “En Asia, donde se fabrica una proporción muy elevada de ellas, se genera en su mayoría con centrales eléctricas de carbón”.
Fehrenbach añade a esta problemática legislativa el problema de la infraestructura de recarga, ya que según sus cálculos son necesarias más de un millón de estaciones de recarga solo en Alemania, para atender la futura demanda de los coches eléctricos.
Respecto a estos dos puntos clave, el presidente de Bosch no hace referencia a los múltiples estudios que demuestran que, teniendo en cuenta toda la cadena de producción del vehículo eléctrico, siguen siendo menos contaminantes que los de combustión. Pero además, la red eléctrica se irá transformando paulatinamente hacia las energías limpias, a medida que aumenta el despliegue de energías renovables.
La red de recarga de coches eléctricos de Bosch cerrará 2020 con hasta 200.000 puntos en Europa.
En cuanto a la infraestructura de recarga, su necesidad supone una oportunidad comercial para empresas como Bosch que fabrica estos equipos. Además, hay que tener en cuenta que la red debe extenderse con puntos de carga rápida para permitir los grandes desplazamientos, que podría ser comparable a la red de gasolineras, pero que también se apoya en una recarga, la vinculada, que supone un porcentaje muy grande de las recargas que se realizar a lo largo de toda la vida del coche eléctrico.
Combustibles sintéticos
En relación con las declaraciones de Fehrenbach, en el marco del webinar ‘Neutralidad tecnológica para una movilidad sostenible, la realidad de las diferentes tecnologías de propulsión’, Bosch ha subrayado que en la actualidad hay en uso más de 1.300 millones de vehículos con motores de combustión en todo el mundo, “una cifra que muestra que la sustitución de toda la flota mundial por otro tipo de propulsión llevará décadas”. Entre un 50% y un 67% de los coches nuevos que se venderán en 2030 tendrá un motor de combustión con o sin hibridación, según sus estimaciones.
Desde Bosch abogan por la “neutralidad tecnológica” y por el uso de diferentes combustibles y energías según las necesidades de movilidad de las personas.
“En Bosch tenemos el compromiso de reducir las emisiones a cero en todas las tecnologías. De hecho, nuestras instalaciones en todo el mundo ya son neutras en carbono. En el ámbito de la movilidad, observamos que cada vez vamos a necesitar más energía y, por lo tanto, nos enfrentamos a cambios tecnológicos y nuevas soluciones que necesitarán de un tiempo de implantación desde el punto de vista económico, así como desde la perspectiva técnica o industrial”, ha indicado el vicepresidente de Ventas Mobility Solutions de Bosch para España y Portugal, Ricardo Olalla.
En este sentido, ha destacado que el motor de combustión sigue siendo en la actualidad el “eje central” de la movilidad en todo el mundo, por lo que Bosch se esfuerza en reducir las emisiones de esta tecnología, que cifra en hasta un 15% adicional.
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Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com