Las marcas de microcoches, entendiendo por tales a pequeños automóviles con motor de motocicleta, fueron abundantes -y con frecuencia efímeras- en la España de la posguerra, siendo el Biscúter el más recordado de ellos. En la mayoría de los casos estos pequeños automóviles se construyeron en talleres y no en fábricas propiamente dichas, lo que hacía que su producción fuera artesanal, resultando unos precios elevados en relación a lo que ofrecían.
Con frecuencia se ha dicho que el SEAT 600 acabó con los microcoches, algo que sólo es verdad en parte, ya que el número total de microcoches producidos apenas superó los diez mil, en más o menos, una década, por lo que su papel en la motorización de España fue mínimo, siendo realmente la moto, y en especial la moto con sidecar, el verdadero vehículo utilitario y familiar anterior al 600, y es que una moto -con o sin sidecar- era más ‘digna’, asequible y fiable que la mayoría estos pequeños vehículos.
Y entre los microcoches ocurrió como todo en la vida, esto es, que hubo ‘clases’, y entre ellos vale la pena recordar a uno concebido como deportivo y con indudable estilo, que fue el Clúa 500 que vamos a describir.
La firma “Construcciones Metálicas Clúa” de Barcelona databa de 1924, cuando montó un taller de reparación de camiones y autocares, abordando tras la guerra, la construcción de motores para mulas mecánicas y tractores que no logró fabricar en serie, entrando en 1949 en el campo de los pequeños motores para acoplar a bicicletas y, poco después, en el de los velomotores, las motocicletas, y los triciclos de reparto, exponiendo en la Feria de Muestras de Barcelona de 1954 un
pequeño automóvil cabriolet de estilo deportivo y equipado opcionalmente, según se dijo, de un motor monocilíndrico de 175 cc o un bicilíndrico de 250 cc, ambos de dos tiempos y de fabricación propia, mostrando en 1955 y en el mismo marco, otro modelo de líneas deportivas que llevaba dos motores paralelos de 175 cc cada uno con un cárter común. El coche tenía soluciones mecánicas interesantes como eran el chasis de tubo central, tracción delantera, suspensión delantera de doble brazo y trasera semindependiente con barras de torsión, y en los siguientes meses salieron noticias sobre este automóvil para el que se daban cilindradas que iban desde los 175 cc con un cilindro a los 398 cc con dos.
Dado el interés despertado por estos modelos, en Clúa dedujeron que había un posible mercado para ellos, por lo que Juan Clúa Maluquer, responsable de la sociedad, decidió producir una pequeña serie de estos pequeños deportivos contactando con el carrocero Pedro Serra para que diseñase y realizara una carrocería, cosa que Serra hizo con excelente resultado, facturándosela a 12.000 pesetas, proponiendo Juan Clúa a Serra que se asociara a su proyecto haciendo una pequeña serie de carrocerías a un precio de 6.000 pesetas cada una, cosa que Serra rehusó ya que con ese importe perdería dinero, por lo que Clúa intentó hacer la carrocería en fibra, pero también le salía cara, encontrando finalmente un taller que las haría en chapa -tal vez Talleres Bagovia- a un precio menor que el de Serra. Todo este proceso tuvo lugar entre 1956 y 1957, exponiendo finalmente el coche -con la carrocería original de Serra- en la Feria de Muestras de 1957 y ¡aceptando pedidos! cuando todavía quedaban no pocos temas técnicos por resolver, comprometiéndose por escrito en cada petición a devolver el dinero adelantado si el coche presentaba defectos de fabricación o no era del agrado del cliente.
Mecánicamente se trataba de un modelo distinto de los expuestos anteriormente, ya que el motor era de dos cilindros horizontales de cuatro tiempos, y la tracción trasera con eje rígido.
Las entregas empezaron a fines de 1957, pero lamentablemente la carrocería mostró defectos que hubo que corregir, pudiendo decir que no fue hasta entrado 1958 cuando las entregas pasaron a ser regulares y los defectos estuvieron corregidos, prosiguiendo su fabricación hasta 1960 con una demanda ya casi inexistente, teniendo que rebajar notablemente el precio de las últimas unidades para liquidar el stock y poner así fin a esta aventura que, aunque de éxito moderado, permitió la aparición del más bonito de los microcoches españoles, lo que no es poco.
Características técnicas del Clúa 500
Años de producción: 1958 a 1960. Unidades producidas: Aproximadamente 100.
Motor: Delantero de 4 tiempos, con dos cilindros opuestos, culata de aluminio, y refrigerado por aire.
Distribución: Mediante eje de levas central y válvulas en las culatas. Cilindrada: 497 cc
Diámetro x carrera: 69×66,5 mm. Potencia (DIN) y rpm: 17 CV a 5.000 rpm
Cambio de marchas: 4 marchas y marcha atrás
Largo y Ancho: 3,3 m y 1,3 m. Batalla: 1,85 m. Vías: 1,1 m. Ruedas: 4.50 x 10″. Peso: 500 kilogramos
Velocidad máxima: 85 km/h. Precio en 1958: 64.350 pesetas
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)