Con la llegada del frío es necesario prestar atención al mantenimiento de nuestro coche para evitar averías. Y es que, existen elementos mecánicos muy caros que, además, son muy sensibles al invierno…
Las bajas temperaturas pueden comprometer muy seriamente la salud de un vehículo por factores que no siempre tienen que ver con el descenso de los termómetros. La lluvia o ciertos residuos que habrá en las carreteras durante los próximos meses también pueden ocasionar averías en los vehículos. Así lo declara el equipo de Desguaces Madrid, que ha enumerado algunos de los problemas más serios a los que se puede enfrentar cualquier conductor que subestime el efecto del frío intenso en su medio de transporte habitual.
1.- Correa de distribución
Este elemento que cumple la función de sincronizar el cigüeñal con el árbol de levas sufre tanto por el uso como por el frío. La correa puede verse afectada por el polvo incrustado. ¿Qué tiene que ver esto con el frío? Para mejorar el estado de las carretas tras las heladas es muy habitual esparcir sal o tierra por las mismas. Esos pequeños sedimentos saltan y van a parar a la correa de distribución, los cristales o el paragolpes… Las poleas y los rodillos también recogen estas partículas y no sería extraño escuchar que la correa chirríe en invierno.
Si a este exceso de suciedad se suma una temperatura ambiental extrema, es probable que la correa se cuartee o endurezca. Es importante lubricarla correctamente, y comprobar que el desgaste natural de la correa coincide con el anunciado por el fabricante, que está en una media de 100.000 kilómetros. En caso de que se rompa, la reparación puede rondar los 3.000 euros.
2.- Inyectores
Se encargan de pulverizar la cantidad necesaria de combustible en cada situación, en función de lo requiera el motor. Es una de las averías más temidas por su coste y lo delicado de su reemplazo. El motivo principal de que los inyectores se averíen tiene que ver con el combustible y su calidad. Las diferencias químicas entre uno y otro tienen que ver con la presión de vapor, que es inferior en verano, y superior en invierno. Lo habitual es que las propias estaciones de servicio ofrezcan una u otra en función de las distintas épocas del año, pero pueden incurrir en ciertas negligencias y conviene que los usuarios vayan a repostar a una gasolinera de confianza que se asegure de ofrecer la gasolina de temporada recomendada, y que no permita repostar a los vehículos cuando el camión cisterna acabe de llenar los bidones.
Si no se dejan pasar unas horas hasta que se comercializa el combustible, las impurezas aún no se han depositado e irán a parar al depósito, y esto puede dañar mucho los inyectores. Estas impurezas se encuentran suspendidas en el último cuarto del depósito del vehículo. Es por esto que no se recomienda apurar el depósito nunca. Siguiendo las recomendaciones adecuadas, también se ha de tener en cuenta el desgaste natural, y por eso han de limpiarse y regularse. Sustituir el filtro de combustible cuando recomienda el fabricante también contribuye a la buena salud de estas piezas.
3.- Árbol de levas
El árbol de levas se encarga de accionar las válvulas para que se abran y se cierren sin que los pistones las golpeen. Dado que se trata de un eje que gira continuamente, el mayor peligro al que se enfrenta es la falta de lubricación. Obviamente un nivel de aceite por debajo del recomendado puede afectar seriamente al árbol de levas, pero la presión también ha de ser tenida en cuenta y si es insuficiente puede suponer una costosa avería.
El invierno afecta a la viscosidad de todos los líquidos del vehículo, y precisamente en aceites. Existen aceites monogrado y multigrado, con múltiples intervalos de viscosidad, adecuados para una u otras marcas, incluso específicos para heladas que se testan a -15 grados centígrados. Cambiar el aceite si se encuentra cerca del final de su vida útil (o si lo recomienda en el manual de usuario) puede ser una buena opción para cuidar el coche cuando los termómetros no levantan cabeza.
4.- Centralita electrónica
Esta es una de las averías más caras que un vehículo puede sufrir. Este sistema se encarga de recopilar la información que captan los sensores electrónicos del vehículo, y gestiona también distintos aspectos relacionados con el funcionamiento del motor. Como elemento mecánico, es difícil que se vea seriamente afectado por las bajas temperaturas, salvo intensas heladas.
El gran enemigo de la centralita es el agua. Si se filtra por cualquier motivo en el módulo de control, no hay nada que hacer: ha de ser sustituida la pieza completa. No es que el módulo de control se arruine por una lluvia copiosa, pero se debe procurar atención a las juntas y gomas del vehículo que pueden cuartearse o endurecerse y comprobar que estén uniformes y que garanticen la estanqueidad. Es igual de importante tener especial precaución con pasos inundados, y túneles con agua acumulada. En función de la antigüedad del coche, la sustitución de esta pieza que ronda los 3.000 euros.
5.- Junta de culata
La junta de la culata cumple la función de garantizar la estanqueidad para que el líquido refrigerante y el aceite de motor no se mezclen durante la combustión. Para proteger este elemento en invierno se debe poner especial cuidado en el líquido anticongelante. Su función principal es eliminar el sobrante de calor que produce el motor durante la combustión, aunque también protege de la congelación.
Cómo saber si tu coche tiene problemas en la junta de culata
A la hora de elegir el líquido anticongelante se debe tener en cuenta la marca recomendada por el fabricante y que la temperatura de congelación sea lo más baja posible, especialmente si el vehículo se encuentra estacionado en la calle en invierno.
La junta de culata depende directamente de esta sustancia; para protegerla es imprescindible que el líquido anticongelante sea el adecuado, esté en buen estado y contemple las temperaturas de la zona. Esta es una de las causas más habituales que pueden forzar la baja definitiva del vehículo, ya que su reparación conlleva unas 20 horas de mano de obra, a lo que habrá que sumar un coste del recambio de unos 800 euros.
La mejor receta para evitar averías costosas pasa por llevar al día el mantenimiento indicado por el fabricante de tu coche. Así evitarás tener desagradables sorpresas. Como se suele decir, más vale prevenir…
Por Javier Jiménez
Fuente: https://www.autofacil.es