La cadena de suministro ha tenido un impacto importante a causa de la crisis originada por la pandemia por el Covid-19, situación que ha traído cambios significativos en todos los entornos y más en el empresarial.
Las compañías han tenido que adaptarse a formas de consumo y de trabajo diferentes y, en definitiva, a un escenario de crisis sanitaria que ha desembocado en nuevos hábitos en los que la tecnología está más presente que nunca.
La pandemia alteró de manera drástica los patrones de compra, de forma que los consumidores actuales son los más impredecibles de las últimas décadas.
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De hecho, los consumidores que las empresas conocían hace nueve meses no son los mismos de hoy, ya que sus pensamientos y hábitos han cambiado.
Sin embargo, aquellas empresas que ya tenían la tarea hecha (o al menos iniciada) en términos de transformación digital han podido aguantar el freno económico mucho mejor que las demás.
Es clave entender que aunque existen tendencias económicas macro, el impacto se ha sentido en todas las industrias, pero el más inminente es sobre las organizaciones de retail así como de bienes de consumo.
Tendencias en consumo
- Creciente enfoque en la salud: Las marcas deben prestar atención a estos cambios y hacer que sea una prioridad apoyar los estilos de vida saludables de los consumidores y empleados. Tener una “estrategia de salud” será un diferenciador estratégico para el futuro inmediato.
- Aumento del consumo consciente: Los clientes son más conscientes de lo que compran y buscan opciones más sostenibles. Las marcas necesitan hacer de esto una parte clave de su oferta (por ejemplo, explorando nuevos modelos de negocio).
- Creciente interés por productos locales: Las empresas tienen que encontrar formas para conectarse localmente, ya sea destacando la procedencia o adaptándose a las necesidades locales.
Con el crecimiento exponencial del e-commerce en todo el mundo, la omnicanalidad como práctica empresarial y la tendencia imparable de compras en línea para los próximos años, la logística ha tomado nuevas dimensiones, sobre todo la de última milla.
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Supply chain y última milla
La logística de última milla es mucho más que sólo entregar el producto o paquete. Generalmente representa un costo proporcionalmente muy alto comparado con el conjunto de otros eslabones de la cadena de suministro.
Además tiene un impacto decisivo en la percepción del servicio, la frecuencia de compra por parte del cliente final y tiene múltiples factores de riesgo que deben ser analizados.
Nos encontramos frente a la necesidad de un ajuste de recursos que implica un nuevo modelo logístico. La omnicanalidad, microhubs urbanos y la hibridación de procesos de entrega se elevan como tendencias globales.
Así mismo, otro de los grandes retos que afronta la cadena de suministro es la digitalización de sus procesos.
En este sentido, PwC destaca cómo en estos meses de crisis sanitaria la adaptación de las organizaciones ha experimentado una evolución equivalente a tres años, sobre todo en cuanto a implantación y asimilación de los profesionales a la tecnología.
Para enfrentar los desafíos que ha impuesto el Covid-19, se debe rediseñar el modelo de negocio. Y para ello, tener claro cuáles son los nuevos hábitos de consumo de los clientes es pieza clave.
Las prioridades, necesidades y factores en su toma de decisiones para definir dónde y cómo comprar son muy distintos de las que se conocían previo a la pandemia. Por eso es indispensable asegurar que los productos y/o servicios se encuentran diseñados para atender a esos nuevos consumidores, en vez de que ellos se tengan que adaptar a la empresa.
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Tendencias laborales y sociales
Los cambios que ha dejado la pandemia siguen transformando la forma en cómo la gente interactúa y se desarrolla en su vida diaria.
En el aspecto laboral, un gran número de personas ha tenido que trabajar desde casa hace ya casi nueve meses; mientras que otros lamentablemente perdieron su empleo y han tenido que idear trabajos por su cuenta para tener un sustento.
Ante estos cambios, se han identificado cinco tendencias para el futuro del trabajo, las cuales se van a desarrollar en el corto y mediano plazo.
1.- Esquemas de trabajo más flexibles
Las empresas cada vez más adoptan la idea de que el trabajo no es un lugar, sino lo que hacen los colaboradores y esto puede realizarse desde cualquier lugar en donde ellos se sientan cómodos.
Por ello, cada vez se verán esquemas más flexibles que den la opción a las personas de trabajar desde casa, o bien, acudir a la oficina en horarios regulares, sin condicionarlos por la decisión que tomen.
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2.- Estímulos y prácticas que ayuden al trabajador
Conforme se supere la pandemia, las empresas deberán proveer, o al menos facilitar, la adquisición de todos los elementos que requiera un trabajador para realizar sus tareas de manera remota.
3.- Anteponer la salud al trabajo
Veremos un cambio de actitud en los trabajadores, pues el bienestar físico y mental tendrá un mayor peso que antes.
4. Reestructuración de tareas, procesos y modificación de descripciones de puestos
La redistribución de tareas y renovación de procesos que sucederán en los siguientes meses tiene por objetivo eliminar o automatizar actividades rutinarias que consumen tiempo y recursos de los empleados, y que no les permiten explotar su potencial al 100 por ciento.
El futuro empresarial empieza hoy, adaptándose a nuevas realidades, estrategias y modos de producción. El mundo de los negocios deberá acoplarse a un nuevo entorno competitivo mundial, a drásticos cambios en patrones de consumo y a la necesidad de una nueva forma de trabajo, de rendir cuentas y de producir resultados.
5. Habilidades y competencias más demandadas en el mercado laboral
Se han modificado las habilidades y las competencias que cualquier profesional debe tener en cualquier área o sector, no solo de la supply chain.
En un mundo tan cambiante, las situaciones de incertidumbre significan una oportunidad para redefinir el liderazgo con sus colaboradores al interior de las empresas, mismo que se verá reflejado al exterior con la comunidad, clientes y proveedores.
Frente a crisis sin precedentes, la capacidad de respuesta, recuperación y restauración de la productividad empresarial es posible con profesionales tanto en logística como en todos los ámbitos que sean.
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Estos profesionales deben ser resilientes, hábiles, empáticos, proactivos, flexibles, ágiles, capaces de responder a la crisis y adelantarse a lo que pueda surgir en el futuro próximo, pues es en medio de los conflictos en donde surge el verdadero liderazgo.
También deben ser veraces, éticos, con alto conocimiento de su mercado y adaptables ante nuevas tendencias (comerciales, sociales, tecnológicas, ambientales, etc.). Y capaces de crear equipos eficientes, involucrar a otros en la toma de decisiones, saber gestionar el cambio, estar hiperconectados y, sobre todo, dispuestos a evolucionar.
Digitalización, factor clave en la cadena de suministro y talento humano
La cultura digital tiene que estar presente en la compañía y, por tanto, en todos sus empleados. Si bien es cierto que el mercado va a demandar más perfiles con competencias digitales, lo importante es interactuar, pensar y comunicarnos de forma digital, tanto internamente como con los clientes.
Esta adaptación al nuevo entorno tecnológico afecta en primera instancia a los profesionales. El mercado comienza a demandar perfiles más digitales y multidisciplinarios, capaces de adaptarse a nuevas situaciones con mayor agilidad y flexibilidad, y con una clara orientación a resultados.
Definitivamente sobrevivir la pandemia requiere que las organizaciones reaccionen rápidamente y que sean flexibles e innovadoras para mantener la continuidad de su negocio.
Muchas tendrán que evolucionar su modelo de negocios, y deben hacerlo en un periodo muy corto y apremiante, y con talento que cuente con estas habilidades y competencias.
Los nuevos hábitos formados ahora perdurarán más allá de esta crisis al cambiar permanentemente lo que valoramos, cómo y dónde compramos, y de qué forma vivimos y trabajamos.
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Es fundamental aprovechar las oportunidades que esta situación ofrece para ajustar la forma en que se trabaja, se interactúa, se sirve a clientes y se rinden cuentas.
El Covid-19 es una crisis económica y de salud que tiene un impacto sostenible en las actitudes, comportamientos y hábitos de compra de los consumidores impactando inevitablemente en las cadenas de suministro.
Las empresas deben adaptarse a estos cambios tomando medidas para responder, reiniciar y renovar para posicionarse aún más fuertes en el futuro.