Según leemos en elconfidencial.com (G.C.), Google va en serio con su proyecto Waymo. De todos los grandes que se lanzaron a conquistar el preciado sector de los coches autónomos, la compañía de Silicon Valley es la que más avanzada va en estos momentos, al menos, en todo lo que se ve públicamente y moviéndonos en el terreno más funcional. Sus coches, convertidos en una especie de ‘taxis’, surcan la ciudad estadounidense de Phoenix y su área metropolitana y ahora también lo harán totalmente ‘sin conductor’. Esto quiere decir que no necesitarán ni una persona que vigile que el coche sigue el camino adecuado, un paso de gigante en el sector pero, ¿realmente estamos tan cerca de movernos en coches sin conductor? Hay que leer la letra pequeña.
La noticia sobre la ampliación de los viajes ‘sin conductor’ la ha dado la propia Waymo, cuando anunció que ampliaría este número de viajes, que ya se estaban intensificando desde la explosión del coronavirus, entre usuarios asiduos de su servicio y que la idea es que dentro de poco ese número de clientes vaya
creciendo más y más. Según la compañía perteneciente a Alphabet, matriz de Google, el objetivo es que en el ‘corto plazo’ todos los viajes que realizan se puedan hacer sin conductor, ni siquiera para vigilar que todo vaya correctamente, pero la explicación deja algunas dudas y muestra las dificultades del sector.
En principio, y según lo anunciado por Waymo, los viajes sin conductor estarán permitidos siempre que no
superen un área de 80 kilómetros alrededor de Phoenix y que se incentivaran y aumentarán su oferta para que cada vez más usuarios los utilicen, pero a la vez dejan claro que están trabajando para recuperar los viajes con conductor de vigilancia que perdieron cuando apareció la pandemia. Una medida que justifican diciendo que con uno de estos vigilantes se podrán hacer viajes más largos y seguir probando los sistemas de sus coches sin problemas regulatorios o de otro tipo, pero que también apunta otros problemas.
Waymo lleva desde 2017 probando sus coches autónomos en esta zona de Arizona, y desde finales de 2018 da a un grupo de usuarios la opción de viajar en sus coches sin ni siquiera necesitar un humano que vigile que todo va correctamente. Un importante gesto, pero que pese a los meses que ya han pasado, a que esa es la línea central de la empresa y a que la pandemia les ha ayudado para impulsar este modo evitando el contacto con otros humanos para viajar, no ha conseguido un impacto crucial en el servicio. A día de hoy los viajes sin conductor solo representan entre un 5% y un 10% del total de los viajes que realizan sus usuarios.
El servicio sigue restringido a un pequeño grupo de clientes asiduos que forman parte del programa Waymo One y en principio esto seguirá de una manera similar durante un tiempo. ¿De cuántos pasajeros y viajes hablamos? De eso no ha informado Waymo, pero sí se aseguran que su número de clientes totales ronda las 1.500 personas, por lo que podría estar restringido a unas 150.
Su tecnología avanza, y sus Chrysler Pacifica blancos llenos de sensores se han asentado en las calles de Phoenix, más allá de la curiosidad, pero no parece que se vayan a librar de los problemas y las dudas que genera desde hace tiempo este sector. Lo que en 2016 se vendía como una revolución a la vuelta de la esquina se está atragantando y su futuro se ha difuminado entre la lluvia de millones que grandes inversores ha ido depositando en estos proyectos.
Las dudas sobre el sector
Fuera de la marca de Alphabet, conocidos son los casos de Tesla o Uber, otros dos gigantes basados en la inversión y con serios problemas para ser rentables, que también han apostado fuerte por los coches autónomos. En ambos casos, y después de un despegue vertiginoso, han dejado sus ideas en un segundo plano, acuciados por las críticas y las polémicas generadas por atropellos, accidentes y graves problemas con sus sistemas de conducción autónoma. Siguen desarrollando sus proyectos, pero ya no es algo que guste demasiado mostrar al gran público.
Este nuevo impulso de Waymo puede llevar a otras compañías a agilizar sus plazos y mostrar sus opciones. General Motors, por ejemplo, con su programa Cruiser, también está empezando a lanzar sus coches a las calles, pero lo cierto es que ese momento en el que se pueda viajar por carretera sin nadie al volante, literalmente, y todos los conductores tengan que buscarse una nueva profesión, apunta a un futuro lejano.
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)