La secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, ha señalado que los gases renovables van a jugar un papel esencial para la reducción de emisiones en los tipos de movilidad donde la electrificación no es la respuesta, como es el caso del transporte de mercancías, el transporte pesado, marítimo y la aviación. Ha sido en la jornada de clausura del Green Gas Mobility, el congreso que analiza todas las posibilidades que ofrece el gas natural en el transporte y la movilidad.
Al mismo tiempo, ha mencionado los beneficios sociales que llevan consigo los gases renovables en la sociedad en términos de penetración de energías renovables, de gestión de la demanda, de reducción de la dependencia exterior, de refuerzo de la economía circular y desde el punto de vista de la generación de empleo, de actividad económica y de cohesión territorial.
Anne-Sophie Corbeau, directora en BP Group Economics, ha señalado que, según La edición 2020 del Energy Outlook de BP, el uso de petróleo en el transporte alcanzará su punto máximo entre mediados y finales de la década de los 20, debido a una sustitución progresiva de una combinación de electricidad, hidrógeno, gas y biocombustibles.
En un mundo de transición hacia los combustibles renovables, las previsiones para el gas de este informe son más favorables, entre otras razones, debido a que, al combinarse con la captura, almacenamiento y uso del carbono, el gas se convierte en una fuente de energía con emisiones de carbono casi nulas.
Pablo Matas, director de Emisiones Netas Cero en Refino de BP, ha recordado que la estrategia de la compañía se basa en conseguir emisiones netas cero en el año 2050 o con anterioridad. Para ello implementarán, entre otras, las medidas oportunas para reducir la intensidad de carbono de los productos que producen y comercializan, explorando las interconexiones entre las nuevas energías de bajas emisiones: gas natural, biogás e hidrógeno y su conexión con la captura y almacenamiento y utilización de CO2 así como la electricidad renovable y los eco-combustibles e incorporando en todos los casos su aplicación al sector del transporte.
Proyectos de producción de hidrógeno y biogás
Las grandes instalaciones de producción de hidrógeno verde permitirán aplicar economías de escala y facilitar el acceso de esta energía a todos los sectores de difícil electrificación. Airproducts, representada por Carles Pallé, ha presentado la planta de producción de amoniaco verde a partir de hidrógeno que se construirá en Arabia Saudí, que suministrará 650 toneladas diarias de hidrógeno verde para exportar a todo el mundo y que se espera que comience a operar en 2025. Esta planta eliminará alrededor de 3.000.000 de toneladas anuales de CO2, que equivale a las emitidas por 700.000 coches.
Por su parte, Diogo Almeida, de la compañía Galp ha presentado el proyecto H2Sines que promueve la creación de un mercado paneuropeo de hidrógeno verde, aprovechando la infraestructura disponible y las condiciones endógenas. Está impulsado por la industria y los clústeres de I+D+i en Portugal y pretende alcanzar un gigawatio de capacidad de electrolisis para el año 2030.
En la jornada también se han presentado diversas soluciones para la producción de biometano a pequeña escala de la mano de AGF y de Calvera que han señalado que, en ocasiones, la producción descentralizada de residuos requiere acercar los sistemas de tratamiento al lugar donde se generan y que la tecnología de miniplantas y gaseoducto virtual son soluciones técnicas que permiten aprovechar el potencial de estos residuos.
Certificados de origen para el gas renovable
Jesús Gil, director de Innovación y Nuevas Energías de Enagás, señala que desde el año 2011 se inyecta biogás en la red de gas natural en España, y explica que, aunque los volúmenes son, por ahora, pequeños, la experiencia acumulada y el despliegue de la tecnología junto con la Hoja de Ruta del Ministerio de Transición Ecológica hacen posible su escalabilidad para avanzar en la descarbonización.
Sin embargo, los expertos afirman que una de las principales barreras a las que se enfrenta el desarrollo de esta tecnología es la falta de una certificación de origen para el gas producido de forma sostenible sobre la que incentivar la producción y la demanda.
Esta la conclusión de un panel de expertos que han debatido sobre la importancia de la certificación. Según ellos, contar con un certificado facilitaría a los productores conseguir financiación para crear instalaciones de gasificación y aumentaría la demanda de gas de origen “verde”, pues ofrecería una forma de reducir su huella de carbono a compañías de sectores como el transporte y la logística.
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Fuente: https://www.transporteprofesional.es
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