El CEO de Polestar ha sido muy polémico en un artículo publicado bajo su firma en el periódico The Telegraph. Él mismo reconoce que son declaraciones ‘impropias’ para el jefe de una marca de coches eléctricos. Según Thomas Ingenlath estos no son limpios, considerando toda la cadena de producción, y ha instado a todos los fabricantes a ser honestos con sus clientes y a decirles la verdad. Pese a esta reflexión, está convencido de que el futuro le pertenece a los coches eléctricos y que son nuestra única posibilidad de reducir a cero las emisiones de CO2.
Antes de convertirse en el CEO de Polestar, el alemán Thomas Ingenlath perteneció al Grupo Volkswagen. Trabajo primero en Audi, luego como diseñador de Volkswagen y, en el año 2.000 fue nombrado diseñador jefe de Skoda. En 2006, se convirtió en director de diseño en el Volkswagen Design Center en Potsdam. Ya en 2012 fue fichado por Volvo como jefe de diseño para, finalmente, en 2017, pasar a convertirse en el director ejecutivo de Polestar, cuando Volvo anunció que esta submarca se convertiría en un fabricante de coches eléctricos de alto rendimiento.
Recién llegado el Polestar 2 al mercado del norte de Europa, donde está obteniendo un importante éxito de ventas, Thomas Ingenlath ha escrito en The Telegraph una de las declaraciones más polémicas de su carrera, sobre todo teniendo en cuenta su puesto actual. El directivo alemán expresa su deseo de que los fabricantes de automóviles “sean abiertos y honestos” en relación con las emisiones relacionadas con los coches eléctricos.
Centro de producción de Polestar en Chengdu.
Bajo el título “Los fabricantes de automóviles deben ser honestos: incluso los automóviles eléctricos no son limpios”, Thomas Ingenlath asegura que “de lo contrario corremos el riesgo de incurrir en un nuevo dielselgate”. Reconoce además que “como jefe de una marca de coches eléctricos, no debería decir esto”. En pleno apogeo del debate sobre las emisiones de los coches eléctricos y para justificar estas palabras, Ingenlath se basa en el cálculo de la huella ambiental para sostener esta petición.
En comparación con un vehículo de combustión, durante su vida útil, un coche eléctrico es mucho más ecológico. Sin embargo, el debate se centra en el cálculo de las emisiones de los vehículos eléctricos durante toda su vida, desde la producción hasta el reciclaje o reutilización final. En este caso, entra en juego el coste medioambiental que supone la fabricación de las baterías que, en cualquier caso, depende del mix energético del país del que proceden. Y también hay que tener en cuenta la capacidad de reciclaje o de reutilización que se tenga sobre la batería una vez que ya no es útil en un coche eléctrico.
En su reflexión, Ingenlath no afirma que un coche eléctrico contamine más durante toda su vida que uno de combustión. Solo le pide a la industria que comunique abiertamente cómo se fabrican los coches eléctricos y también exige unas normas comunes que todos los fabricantes puedan cumplir. Pese a todo lo dicho, el directivo afirma rotundamente que el futuro le pertenece al coche eléctrico.
“Los coches eléctricos nos brindan una oportunidad única de reducir a cero las emisiones de CO2. Pero es hora de un análisis honesto, de preguntas claras y de algunas respuestas todavía más claras, para asegurarnos de alcanzar nuestras metas. Hoy en día no hay coches limpios y es inmoral decirles eso a los clientes”, asegura en el artículo.
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Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com
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