Dado que el hidrógeno no existe en estado puro en la naturaleza, hay que producirlo a partir de otros compuestos y mediante distintos procedimientos.
Existen muchos procesos químicos para generar hidrógeno, y algunos, como por ejemplo el methane cracking o methane splitting, permiten obtener hidrógeno a partir de gas natural sin generar emisiones de CO2 –se obtiene carbono en polvo–. Sin embargo, los únicos dos procesos empleados a nivel industrial son el reformado y la electrólisis –y ésta se emplea muy poco–.
El reformado
Consiste en reaccionar un hidrocarburo –generalmente gas natural, pero también funciona con carbón– con vapor de agua a alta presión y temperatura. Casi todo el hidrógeno del mundo se genera de esta manera. El inconveniente es que se producen 10 kilos de dióxido de carbono por cada kilo de hidrógeno.
Como consecuencia, las emisiones de CO2 de un Hyundai Nexo alimentado por este hidrógeno rondarían los 100 gramos por kilómetro. La ventaja es que es un sistema barato –hasta 1 €/kg– y sería posible ‘capturar’ ese CO2 en lugar de emitirlo a la atmósfera.
La electrólisis
Consiste en descomponer agua utilizando una corriente eléctrica. El 1% del hidrógeno mundial se produce así y, debido a su extrema pureza, se emplea en procesos como la fabricación de semiconductores. La electrólisis es un proceso limpio –aunque se obtienen 8 kilos de oxígeno por cada kilo de hidrógeno–, pero requiere mucha energía: reemplazar todo el reformado por electrólisis consumiría la misma electricidad que la Unión Europea. La clave es que si la fuente de la energía es limpia –por ejemplo, fotovoltaica y eólica– las emisiones de CO2 son casi nulas.
Cómo almacenar hidrógeno
El hidrógeno se suele almacenar en forma de gas, a 700 bares de presión, usando tanques como los amarillos y el negro de las fotografías de la derecha, empleados por el Toyota Mirai. Están construidos en carbono, por lo que resultan caros y no hay perspectivas de que su coste se ‘desplome’ al aumentar la producción.
Los depósitos del Mirai cuestan unos 3.000 €, que podrían reducirse hasta unos 1.600 € con una producción mundial anual de 500.000 coches. Además, comprimir el hidrógeno a 700 bares consume alrededor del 15% de la energía contenida en el propio hidrógeno.
También se puede almacenar en estado líquido, a baja presión y a 254 grados bajo cero usando tanques criogénicos como el de la derecha, fabricado por BMW… pero licuar el hidrógeno requiere consumir un 25% de la energía que contiene.
Fuente: https://www.autofacil.es
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