Con la llegada de los coches eléctricos, existe la duda de que si estos contaminan… al tener en cuenta la forma en la que se logra la electricidad que los mueve. Si es asi, ¿contaminan más o menos que un coche de gasolina? ¿y que un diésel? Un estudio de Arval Mobility Observatory despeja estas dudas definitivamente.
La llegada de los vehículos eléctricos supone un salto adelante en cuanto a la reducción de emisiones contaminantes en las ciudades. O al menos eso pudiera parecer. Pero mucha gente se pregunta si estos automóviles no generan una contaminación previa€ proveniente de la forma en la que se logra la energía que los mueve, ya sea quemando petroleo, carbón o biomasa para generar electricidad o lográndola mediante el uso de la energía nuclear. Esta realidad no puede negarse, y, por eso, un informe de Arval Mobility Observatory, la división de estudios de la empresa de renting Arval, ha querido poner en claro esta cuestión.
Hoy día, podemos diferenciar las emisiones contaminantes de los vehículos en dos grandes grupos: aquellas de CO2 u dióxido de carbono, que afectan a la capa de ozono de nuestro planeta; y aquellas de NOx -pueden irritar las vías respiratorias- y micropartículas, que incrementan el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de cáncer de pulmón.
Los eléctricos también generan CO2, aunque son los más limpios
Los vehículos eléctricos no son totalmente inocuos respecto al medio ambiente. Y es que, durante su fabricación y, también, durante la generación de la energía eléctrica que consumen. El estudio de Arval explica que, en general, este tipo de vehículos genera el 51% del CO2 que producen durante su fabricación –en concreto, la creación de sus baterías supone ya el 40%-, y que el 49% restante proviene de la generación de la propia electricidad que gastan, aunque este aspecto puede variar en función de la procedencia de la misma -de energías renovables, de centrales térmicas€-.
En un ejemplo concreto, como el Mercedes EQC, la marca de Stuttgart publica que, durante la construcción de cada unidad, generan 16,4 toneladas de CO2. Siguiendo el razonamiento anterior, durante su vida útil -calculada hasta los 200.000 km-, el EQC requeriría una energía eléctrica que, durante su generación, produciría 16 toneladas de CO2 -el estudio de Arval toma como base el actual mix de fuentes de energía publicado por la Agencia Europea del Medio Ambiente-.
Mientras tanto, los coches con motor térmico, ya sea gasolina o diésel, generan durante su fabricación, entre 1,3 y 2 veces menos de CO2 pero, a cambio, sí lo emiten durante su vida útil. El estudio Fuels Europe Refining Prodducts for Everyday Life calcula que el 80% del CO2 producido por estos vehículos se genera durante su circulación. Además, este estudio también tiene en cuenta el proceso de extracción y transporte de crudo -que genera el 12% de las emisiones de CO2 de un vehículo térmico- e, incluso, el proceso de refinamiento y transporte del combustible hasta las gasolineras, que supone otro 7% del total de CO2.
Así las cosas, y si tenemos en cuenta todo el ciclo de vida de un automóvil -desde su fabricación hasta que alcanza los 200.000 km-, un diésel genera entre un 17 y un 21% más de CO2 que un eléctrico, mientras que un gasolina es aún más contaminante, ya que produce entre un 26 y un 31% más de este compuesto gaseoso.
El NOx, un problema menor en los eléctricos
La generación tanto de NOx como de partículas en un problema muy limitado en los eléctricos, ya que no queman combustible. Sin embargo, eso no quiere decir que no generen partículas PM10 y PM25, ya que al frenar generan, como en cualquier vehículo térmico, fricción en los neumáticos y en las pastillas de freno.
Sin embargo, y aunque la causa de generación de partículas sea la misma en los eléctricos que en los vehículos térmicos, la cantidad de partículas generadas es menor en los primeros. ¿El motivo? El uso generalizado del freno regenerativo en los eléctricos -estos accionan el freno motor con el objetivo de ir recargando energía en las detenciones-. Debido a esto último, se estima que un coche eléctrico genera la mitad de PM10 que un coche de gasolina homologado bajo la norma Euro6 y sólo una octava parte que un diésel equivalente.
En cuanto a los coches térmicos, la entrada en vigor de la norma Euro6d, que entrará en vigor en 2020 para los vehículos de nueva homologación -en 2021 para todos los coches nuevos a la venta-, especifica que los diésel podrán emitir un máximo de 120 mg/km de NOx, mientras que los gasolina no podrán sobrepasar los 90 mg/km de este compuesto. Para ello, los coches térmicos deberán llevar una serie de catalizadores y filtros que harán que, prácticamente, se eliminen las PM emitidas durante la combustión.
Escrito por Javier Jiménez
Fuente: https://www.autofacil.es
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