A las personas nos gusta agarrarnos a ideas fijas a las que poder acudir en caso de duda. Teorías que, con el tiempo, se han convertido en tópicos e, incluso, en monolitos inamovibles. Sin embargo, que estas ideas hayan cuajado no las convierte en verdaderas. Es más, su aura de infalibilidad hace que resulten incluso más peligrosas, ya que las asumimos sin cuestionarlas y son más difíciles de extirpar.
En la cadena de suministro, estos tópicos suelen traducirse en respuestas estandarizadas. Tópicos que pretenden ser aplicables en cualquier situación, sin tener en cuenta los aspectos específicos de cada cadena de suministro ni sus necesidades concretas.
Los 5 consejos sobre la Cadena de Suministro que no debes seguir
“El coste está por encima de todo”
Este consejo es erróneo tanto para un cliente como para un proveedor logístico. Cuando automáticamente creemos en este consejo, estamos anulando muchas opciones estratégicas que pueden ser vitales para nuestra compañía.
Está claro que las compañías necesitan cuidar sus costes. Sin embargo, hacer de ello la prioridad absoluta puede dar al traste con nuestra cadena de suministro. Por ejemplo, una obsesión por la reducción de costes a corto plazo puede reducir la inversión en tecnología, recursos y personal, lastrando el futuro de la compañía. O también puede chocar con la estrategia de la empresa, que prefiera optar por un perfil de servicio premium asumiendo un coste más alto.
En algunas ocasiones, la obsesión por el coste es tan alta que el cliente acepta que el proveedor ponga menos recursos a su disposición, lo que inevitablemente repercutirá en la calidad del servicio recibido.
“Lo que necesita tu cadena de suministro es gente que sepa de números”
La logística siempre ha sido una profesión muy ligada a los números. La cantidad de estadísticas, datos y baremos que se pueden obtener de una cadena de suministro es casi infinita. Y los últimos años no han hecho más que acelerar esta situación, especialmente con la llegada del ecommerce y el Big Data, incrementando a su vez los perfiles profesionales orientados al trabajo con cifras.
Sin embargo, no debemos confundir este proceso con la eliminación de otras virtudes entre nuestros equipos. La persona que lidere la cadena de suministro de nuestra empresa no tiene por qué ser aquella que responda al perfil científico, matemático o de ingeniería más alto. Es posible que, en estos cargos, sean igual de valiosas otras habilidades como la capacidad de liderazgo, de comunicación interpersonal, la habilidad para improvisar soluciones o de lograr la colaboración efectiva de los diferentes departamentos.
Tu cadena de suministro va a necesitar que controles de cerca sus números, pero te estarás equivocando si dejas de lado el resto de habilidades.
“La única manera de optimizar es conseguir grandes volúmenes”
La logística es muy sensible a la economía de escala. Contar con grandes volúmenes te facilita la vida en muchos sentidos, tanto a la hora de ahorrar costes como a la de diseñar procesos. Resulta más rentable el kilo transportado si movemos tráilers completos que si enviamos palets sueltos o paquetes. O es más sencillo afrontar inversiones y mejoras cuando podemos distribuir la inversión entre un gran número de pedidos.
Sin embargo, las facilidades que aporta el volumen a menudo hacen olvidar la cantidad que mejoras que se pueden alcanzar, independientemente de nuestros volúmenes. ¿Gestionamos correctamente nuestro almacén, ubicando las referencias que tenemos de la manera más óptima para realizar pedidos? ¿Prevemos correctamente la demanda que vamos a tener? ¿Cuál es nuestro porcentaje de entregas correctas? ¿Qué gasto nos supone el tener que lidiar con todas esas incidencias? ¿Tenemos desarrollada una logística de aprovisionamiento que nos facilite la vida?
La falta de volumen solo ha de servir como aliciente para exprimir al máximo todas las oportunidades de optimización que ofrece una cadena de suministro.
Puede que tener un almacén plenamente automatizado suene muy bien, pero si no responde a tus necesidades será una inversión en balde
“La solución a todo es la tecnología”
Estos consejos comparten un rasgo común: hacer de la virtud, defecto. Al tratar de dar una única respuesta a algo tan complicado como una cadena de suministro, simplifican demasiado su visión y no logran comprender el conjunto. Algo que vuelve a suceder con este consejo. Como la tecnología es clave en el desarrollo de la logística, a veces nos confundimos y fiamos todo a lo que esta nos pueda ofrecer.
La realidad, sin embargo, no funciona así. Saber cuándo innovar es tan importante como la innovación en sí misma. Puede que tener un almacén plenamente automatizado suene muy bien, pero si no responde a tus necesidades será una inversión en balde. Implantarlo en un almacén de baja rotación puede suponer un alto coste para unas ventajas muy escasas, siendo una mala apuesta.
Puede incluso que lo que más necesite tu cadena de suministro no sea un salto tecnológico, sino algo totalmente diferente. Una mejor organización, comunicación y cooperación entre los eslabones, establecer una descripción de los requisitos que han de tener nuestros proveedores y una clasificación de su rendimiento, replantearnos nuestras rutas o las ubicaciones de nuestros almacenes, etc.
Además, como todas las inversiones, la tecnología lleva un tiempo hasta que comienza a ser rentable y cubre el gasto inicial. Una inversión en tecnología no debe verse como un atajo hacia unos beneficios económicos inmediatos.
“Hay que lograr la cadena de suministro perfecta”
Este consejo fracasa porque parte de un error de base: no existe la cadena de suministro perfecta. Lo que sí que hemos de perseguir es la cadena de suministro ideal para nuestra empresa. Y, como no hay dos empresas iguales, no habrá dos respuestas idénticas.
Además de la tradicional diferencia entre las empresas que prioricen costes y las que apuesten por un servicio premium, más caro, la cadena de suministro ofrece otras posibles prioridades. Para algunas empresas, la clave estará en la visibilidad y la trazabilidad, y hacía allí tendrán que ir sus esfuerzos. En otro caso, tal vez lo que necesiten es la gestión de almacén más potente posible, ya sea por su complejidad, por la alta rotación, por el número de referencias… O su punto crítico resida en dar entrada y salida al mayor número posible de camiones, o en procesar el mayor número de envíos, o procesar menos envíos pero con un porcentaje de acierto prácticamente perfecto.
Es difícil que podamos centrarnos a la vez en perfeccionar todas las áreas al mismo ritmo. Y, aunque pudiéramos, nos estaríamos olvidando de establecer las prioridades que necesitamos.
En conclusión, tenemos que recelar de todas aquellas fórmulas mágicas que quieran dar con una única solución y no tengan en cuenta la complejidad y particularidad de cada cadena de suministro.
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Fuente: https://www.transgesa.com
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