La gestión de inventarios es una parte vital de toda cadena de suministro. Gracias a él gestionamos nuestra mercancía y somos capaces de conocer el estado y la ubicación de nuestros productos, lo que a su vez nos permite responder adecuadamente a las necesidades de nuestros clientes y de nuestra logística. Además, optimizar su gestión va a tener un efecto directo en numerosos costes, como los de almacenamiento y compras.
Los sistemas de control de inventarios suelen dividirse en dos tipos: Push y Pull, dependiendo de la manera en la que los productos son introducidos en la cadena de suministro. Push (empujar, en inglés) hace referencia a los inventarios en los que es el vendedor el que “empuja” su mercancía en dirección hacia el cliente. Por el contrario, en los métodos Pull (tirar, en inglés) los inventarios funcionan de manera reactiva ante las acciones del cliente, según este va demandando y adquiriendo los productos.
Otra definición que se les suele aplicar es que los inventarios Push son hechos para ser almacenados (make to stock) mientras que los Pull son hechos según demanda (make to order).
Sistemas Push y Pull
Push
Para ser capaces de empujar esa mercancía hacia los mercados, el aspecto crítico en los sistemas Push es la predicción de la demanda. Es decir, ser capaz de saber con la mayor precisión posible cuál va a ser el consumo que va a haber de nuestros productos. La cantidad de esfuerzos, tecnología, variables y datos que se emplean para afinar estas predicciones es cada vez mayor.
Sin embargo, predecir con la suficiente exactitud sigue siendo muy difícil y las diferencias con la demanda real nos van a hacer incurrir en costes (almacenamiento, exceso de producto, falta de producto si estimamos por debajo de la realidad, etc). Por fortuna, la mejora en los sistemas de información ha conseguido que se pueda llegar a conocer más rápido la evolución de la demanda, ayudando a corregir mejor las desviaciones.
Pull
Los sistemas Pull nacen como un deseo de evolucionar hacia una producción y logística más eficientes. En esta clase de gestión de inventarios la idea reside en que el sistema de producción y distribución reacciona según la demanda en tiempo real; según el público va consumiendo el producto. Tanto la producción como la reposición de productos se ejecuta bajo estas directivas Pull.
Los inventarios pull no necesitan crear esos modelos de predicción de demanda que hemos visto en los entornos push. Pero, a cambio, necesitan ser mucho más exigentes con sus sistemas de producción y logística y establecer parámetros para sus tareas de producción y reposición (con qué frecuencia o cada cuanta cantidad demandada se ha de realizar la producción o reposición de cada producto).
Además, también necesita una colaboración eficiente y una alta integración tecnológica con el resto de eslabones de la cadena para conocer en todo momento las necesidades de inventario.
El objetivo de un sistema Pull es reducir desperdicios en la fabricación, disminuir los costes asociados al almacenamiento de stock y mejorar la eficiencia de los procesos de abastecimiento, generando y enviando solo la mercancía justa en el momento preciso en que se necesite.
Ventajas, desventajas y diferencias del Push y el Pull
Ambos sistemas presentan sus propias ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, en los sistemas Push, en los que llenamos los canales de distribución con nuestros productos y generamos stocks sin la certeza de venderlo, estamos expuestos tanto a la devaluación de la mercancía como a la pérdida total de su valor (por caducidad, por quedar obsoleta, etc.).
También, al mandar el producto al mercado antes de que este haya encontrado comprador, perdemos posibilidades de personalización. Nunca vamos a poder personalizar tanto como en los productos expresamente hechos bajo demanda y, además, llevar hasta el mercado un mayor número de gamas va a incrementar nuestros costes logísticos y de producción y sin llegar a los niveles máximos de personalización.
La problemática de los inventarios Push para predecir la demanda con exactitud hace que tengan que convivir, prácticamente por definición, con el error. Son muchos los factores que intervienen en la demanda, y algunos de ellos especialmente impredecibles: éxito de nuevos productos o campañas publicitarias, respuestas de la competencia, cambios en la economía de las regiones en las que vendemos, etc.
Los sistemas Pull pueden suponer mayores tiempos de espera para los clientes
En el ámbito Pull, por otro lado, puede resultar más difícil aprovechar las ventajas de la economía de escala, al operar con menos volúmenes que el Push. Por ejemplo, la repetición de procesos es más fácil de optimizar en grandes volúmenes, así como la reducción de costes en el transporte. Por eso resulta muy necesario estudiar nuestra cadena de suministro y balancear cuánto podemos ahorrar, por ejemplo, en costes de stock, frente al ahorro que podría suponer la producción masiva de producto.
También hay que tener en cuenta que los sistemas Pull pueden suponer tiempos de espera mayores desde el origen del pedido hasta su llegada al cliente. Esto hace que sea habitual usar métodos Pull en comercios y retails, con productos de gran consumo y menor valor, almacenados para ser repuestos rápidamente y con una demanda más fácil de predecir. Por el contrario, cuanto más difícil sea saber la demanda de un producto, este será más indicado para un inventario Pull, como es el caso de los productos muy personalizados. Y esa capacidad de personalización se convierte en una ventaja competitiva.
Los inventarios Push y Pull también se diferencian en el lugar en el que se suele emplazar la mercancía. Los sistemas Pull suelen ubicar la mayoría de sus más reducidos stock -cuando lo tienen- cerca de la fuente de origen, del punto de producción. Mientras que los Pull empujan la mercancía hacia arriba en la cadena de suministro, acercándolo a los puntos de venta. Es habitual, por ejemplo, que se emplacen en centros de distribución de proximidad.
Los modelos mixtos
Pese a haberlos tratado como dos sistemas opuestos, es muy habitual que las empresas usen sistemas mixtos. Podemos pensar en una marca de aparatos electrónicos. Para abastecer a las grandes superficies es posible que realice previsiones de demanda y quiera hacer ese proceso Push que ponga su producto frente a sus potenciales clientes en las tiendas. Lo cual les permite, además, tener esa presencia física y visual en los escaparates que les ayude en sus labores de marketing.
Sin embargo, a esto le puede sumar un canal de venta y distribución on-line, que funcione bajo demanda, en el que tengan cabida los modelos más personalizados y que, por volumen de ventas, no consideran rentables producir, inventariar y distribuir en masa para vender en tiendas generalistas.
Es frecuente trabajar con técnicas Push y con modelos predictivos a los que se suman sistemas para conocer las demanda que estamos teniendo en tiempo real y poder adaptarse a ella. Lograr predicciones ajustadas que permiten ese empuje inicial de mercancía y, a la vez, ser capaces de responder en tiempo real a las diferencias que se están produciendo respecto a las predicciones.
Por último, otra técnica mixta es hacer Pull hasta los centros de distribución cercanos a los puntos de venta y, desde allí, suministrar a los puntos de venta finales según la demanda que estén teniendo en tiempo real.
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