El pasado 8 de julio la Comisión Europea presentó su nueva y ambiciosa estrategia sobre el hidrógeno: “Impulsar una economía neutral en clima: una estrategia de la Unión Europea para la integración del sistema energético” así como el resumen ejecutivo “Una estrategia de hidrógeno para una Europa climáticamente neutral“.
Para alcanzar el ambicioso objetivo de ser “climáticamente neutral” en 2050, la Comisión Europea pretende que el continente transforme su sistema energético, que de acuerdo con lo que dice la propia Comisión, produce el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea. Las estrategias de la Unión para la integración del sistema energético y el hidrógeno, adoptadas hace dos semanas, tienen el objetivo de “allanar el camino hacia un sector energético más eficiente e interconectado, impulsado por el doble objetivo de un planeta más limpio y una economía más fuerte”.
La Comisión Europea también ha establecido la Alianza Europea de Hidrógeno Limpio, que pretende reunir a líderes de la industria, nacionales y regionales, así como al Banco Europeo de Inversiones, con el objetivo de desarrollar inversiones para ampliar la producción y apoyar la demanda de hidrógeno limpio en la Unión Europea.
Desde el punto de vista del transporte de mercancías, esta estrategia también se ve como una solución a largo plazo para el transporte de mercancías por carretera de larga distancia, donde la electrificación no es factible, de momento. Estas dos estrategias presentan una nueva agenda de inversión en energías “limpias”, en línea con los principios establecidos por el fondo de recuperación «Next Generation EU» de la Comisión y el Pacto Verde Europeo. Las propuestas que se delinean en estos documentos proponen ambiciosas inversiones que pueden tener el potencial para estimular la recuperación económica tras la crisis del coronavirus.
Estrategia de la Unión Europea para la integración del sistema energético
De acuerdo con lo publicado por la Comisión, la estrategia de la Unión Europea sobre la integración del sistema energético proporcionará el marco para la transición a una energía ecológica. Según la Comisión, el actual modelo, en el que el consumo de energía en el transporte, la industria, el gas y los edificios se está produciendo en «compartimentos separados», cada uno de ellos con cadenas de valor, normas, infraestructuras, planificación y operaciones separadas, no puede lograr la neutralidad climática de aquí a 2050 de manera rentable. Asimismo, los costes cambiantes de las soluciones innovadoras deben integrarse en la manera en que gestionamos nuestro sistema energético. Para la Comisión Europea, deben crearse nuevos vínculos entre sectores y aprovecharse los avances tecnológicos.
La Unión Europea quiere ser “climáticamente neutral” en 2050
La intención de la Comisión es que la integración del sistema energético implique que el sistema se planifique y se gestione en su conjunto, vinculando los diferentes sectores energéticos, infraestructuras y sectores de consumo. Este sistema conectado y flexible pretende ser más eficiente, así como reducir los costes para la sociedad. Un ejemplo de esto facilitado por la propia Comisión es que el sistema en el que la electricidad que alimenta los automóviles de Europa podría proceder de paneles solares en nuestros tejados, mientras que se mantiene la temperatura en nuestros edificios con el calor de una fábrica cercana, y la fábrica se alimenta de hidrógeno limpio producido a partir de energía eólica marina.
Esta estrategia se basa en tres pilares principales:
• En primer lugar, un sistema energético más «circular», centrado en la eficiencia energética. La estrategia identificará acciones concretas para aplicar en la práctica el principio de «la eficiencia energética primero» y utilizar las fuentes de energía locales de manera más eficaz en nuestros edificios o comunidades. Existe un importante potencial en la reutilización del calor residual procedente de instalaciones industriales, de centros de datos o de otras fuentes, y de energía producida a partir de biorresiduos o de plantas de tratamiento de aguas residuales. La «ola de renovación» será una parte importante de estas reformas.
• En segundo lugar, una mayor electrificación directa de los sectores de uso final. Dado que el sector de la electricidad tiene el mayor porcentaje de energías renovables, deberíamos utilizar cada vez más la electricidad cuando sea posible: por ejemplo, para las bombas de calor en los edificios, así como los vehículos eléctricos en el transporte o los hornos eléctricos en determinadas industrias. Entre los resultados visibles se encontrará una red de un millón de puntos de recarga de vehículos eléctricos, junto con la expansión de la energía solar y eólica.
• Para aquellos sectores en los que la electrificación resulta difícil, la estrategia promueve combustibles limpios, incluidos el hidrógeno renovable y los biocarburantes y el biogás sostenibles. La Comisión propondrá un nuevo sistema de clasificación y certificación para los combustibles renovables y con bajas emisiones de carbono.
La estrategia establece 38 acciones para crear un sistema energético más integrado, entre las que se incluyen la revisión de la legislación vigente, el apoyo financiero, la investigación y el despliegue de nuevas tecnologías y herramientas digitales, las orientaciones para los Estados miembros sobre medidas fiscales y la eliminación progresiva de las subvenciones a los combustibles fósiles, la reforma de la gobernanza del mercado y la planificación de las infraestructuras, así como una mejor información a los consumidores.
El análisis de los obstáculos existentes en estos ámbitos aportará información para propuestas concretas, por ejemplo, la revisión del Reglamento RTE-E a finales de 2020 o la revisión de la Directiva sobre fiscalidad de la energía y del marco regulador del mercado del gas en 2021.
Estrategia de la Unión Europea sobre el hidrógeno
En un sistema energético integrado, el hidrógeno puede apoyar la descarbonización de la industria, el transporte, la generación de electricidad y los edificios en Europa. La estrategia de la Unión Europea sobre el hidrógeno aborda cómo hacer realidad este potencial, a través de las inversiones, la reglamentación, la creación de mercados, la investigación y la innovación.
El hidrógeno puede proporcionar energía a sectores que no son adecuados para la electrificación (como el transporte de mercancías) y proporcionar almacenamiento para equilibrar las variaciones de los flujos de las energías renovables, pero esto solo puede lograrse mediante una acción coordinada entre los sectores público y privado a escala comunitaria. La prioridad consiste en desarrollar el hidrógeno renovable, producido utilizando principalmente energía eólica y solar. Sin embargo, a corto y medio plazo se necesitan otras formas de hidrógeno bajo en carbono para reducir las emisiones y apoyar el desarrollo de un mercado viable.
Esta transición gradual requerirá un enfoque por fases:
• De 2020 a 2024: apoyar la instalación de, al menos, seis gigavatios de electrolizadores de hidrógeno renovable en la Unión Europea y la producción de hasta 1.000.000 de toneladas de hidrógeno renovable.
• De 2025 a 2030: es preciso que el hidrógeno se convierta en una parte intrínseca del sistema energético integrado con, al menos, 40 gigavatios de electrolizadores de hidrógeno renovable y la producción de hasta 10.000.000 de toneladas de hidrógeno renovable en la Unión Europea.
• De 2030 a 2050: se espera que las tecnologías del hidrógeno renovable alcancen la madurez y se desplieguen a gran escala en todos los sectores de difícil descarbonización.
Para centrar el apoyo en las tecnologías más limpias disponibles, la Comisión procurará introducir normas, terminología y certificación comunes, tomando como base las emisiones de carbono a lo largo del ciclo de vida y la legislación vigente en materia de clima y energía, y en línea con la taxonomía de la Unión Europea para las inversiones sostenibles. Bruselas propondrá medidas estratégicas y reglamentarias para crear seguridad para los inversores, facilitar la adopción del hidrógeno, promover las infraestructuras y las redes logísticas necesarias, adaptar los instrumentos de planificación de infraestructuras y apoyar las inversiones, en particular, a través del plan de recuperación «Next Generation EU».
La Comisión Europea ha decidido que el futuro del transporte está a largo plazo en el hidrógeno, por eso es importante prestar atención a las iniciativas y normativas que la Unión Europea vaya adoptado en este tema, porque irán dando forma al futuro de la energía y, por tanto, de la economía en la Unión Europea.
Escrito
Fuente: https://www.transporteprofesional.es
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