Las bolsas de carga son servicios que ponen en contacto a empresas de transporte y a operadores logísticos entre sí a fin de facilitarles sus envíos de cargas completas y grupaje. Son un punto de encuentro digital en el que por una parte se publican las necesidades de transporte de estas empresas y, por el otro lado, las compañías ofrecen los vehículos que tienen disponibles y que pueden realizar dichas cargas.
De esta forma, las bosas de carga hacen de “celestina” logística entre la oferta y la demanda. La mayoría de usuarios de este tipo de plataformas son las empresas de transporte -aunque en algunos proyectos se está poniendo directamente al cargador en contacto con las empreas logísticas-. Pero pese a esta presencia predominante de los transportistas, los beneficios que ofrecen las bolsas de carga llegan también a los clientes de las empresas de transporte.
Historia de las bolsas de carga
Las bolsas de carga tienen ya más de tres décadas de vida. La primera de ellas, Teleroute, nació en Francia en 1985 y fue la pionera de un modelo de negocio que ha prosperado con el tiempo. En la actualidad se pueden encontrar decenas de bolsas de carga distintas tanto dentro como fuera del viejo continente.
Durante los años de la crisis que se inició en 2007, en los que a la par de la bajada de la economía se resintió el volumen de mercancías transportadas, las bolsas de carga vivieron un mayor uso de los grupajes debido a la reducción en el tamaño de los pedidos y, por tanto, en la contratación de cargas completas.
Sin embargo, en la actualidad las bolsas de carga vuelven a vivir un momento dulce. Wtranstet, una de las principales bolsas, aumentó durante 2017 un 40% el número de cargas ofertadas en España, mientras que el número de importaciones desde Europa creció un 27%.
Beneficios de las bolsas de carga
A la hora de hablar de las ventajas que ofrecen las bolsas de carga vamos a centrarnos en aquellos beneficios que llegan directamente hasta los clientes finales de las empresas de transporte.
Reducir kilómetros en vacío
Quizás los mayores enemigos de la eficiencia en el transporte sean los kilómetros en vacío. Es decir, aquellos kilómetros que un camión recorre con poca o ninguna carga. Esta problemática afecta a la carga completa y el grupaje por la dificultad de encontrar esos retornos de mercancía -puede que el cliente pida llevar mercancía a un destino pero no tenga nada para traer de vuelta- y por el gran número de kilómetros recorridos.
Las bolsas de carga nacieron en buena parte para paliar este problema. Así, las empresas tienen que preocuparse menos por el retorno en vacío, al poder ofrecer ese espacio liberado en su vehículo a un gran número de operadores logísticos (es decir, a los clientes de estos operadores logísticos).
De esta forma, el beneficio para los clientes es doble. Por un lado, tienen más camiones disponibles para su mercancía y, a la vez, si su proveedor tiene cubierto el regreso y no va a volver en vacío podrá darle un mejor servicio y a un mejor coste. Sin esta facilidad para el retorno el operador logístico debería o asumir el riesgo de una posible vuelta en vacío o cubrirse las espaldas con un precio que tal vez el cliente no pudiera asumir o no hiciera rentable el envío.
Reducir los tiempos muertos
Los kilómetros en vacío no son la única manera de perder dinero por falta de optimización. Si tenemos el camión parado en el lugar de destino mientras buscamos o esperamos una carga para efectuar ese retorno también estaremos aumentando nuestros costes. Por tanto, la búsqueda de esa carga no solo debe conseguirse, sino además ha de hacerse en un tiempo razonable.
Una vez más, la mejora de la eficiencia en los procesos del transportista va a tener una traducción directa en beneficio del cliente. Los operadores logísticos miden continuamente sus procesos para saber cuánto les cuesta llevar a cabo determinadas acciones o trayectos, y es de ahí de donde van a partir a la hora de poder ofrecer y presupuestar sus servicios a sus clientes.
Crear relaciones a largo plazo
Aunque las bolsas de carga sean propensas al uso puntual de proveedores para casos específicos, también se producen en ellas relaciones que con el tiempo acaban consolidándose y haciéndose periódicas. Es un caso habitual: contratar a una empresa de transporte para un determinado trayecto y, al repetirse este trayecto, volver a contactar con dicha empresa para ver su posible disponibilidad.
Este proceso acaba suponiendo un nuevo filtro de calidad de cara al cliente final. Aunque a lo mejor la nueva necesidad de transporte nunca llega a la bolsa de cargas -si ambas empresas lo gestionan externamente-, es a través de ella como se ha producido el nacimiento de esta relación. Además, al poder repetirse en el tiempo este trayecto también es posible afinar el procedimiento, los detalles y la previsión, de forma que se puedan mejorar los costes y el servicio.
Las bolsas de carga son un filtro de calidad adicional para la subcontratación de proveedores
Mejora del medioambiente
Las bolsas de carga a buen seguro no nacieron pensando en la mejora del medioambiente. Sin embargo, su propia naturaleza supone una ayuda para el cuidado de nuestro entorno. Supongamos que una empresa necesita llevar un tráiler de carga desde Madrid a Barcelona y que otra necesita hacer lo mismo desde Barcelona hasta Madrid, cada una con su operador logístico. Si los transportistas no logran llenar sus trayectos de vuelta (ya sea mediante sus propios trayectos y rutas o mediante sus contactos) tendrán que hacer estos en vacío. Mientras que con las bolsas de carga tendrán más fácil encontrarse mutuamente -o a otros transportistas en su misma situación-.
En este ejemplo las bolsas de carga podrían reducir a la mitad el número de kilómetros de tráiler necesarios para distribuir la misma cantidad de mercancía. Y cada kilómetro ahorrado en la carretera supone menos contaminación, menos atascos y menos desgaste de las vías.
Seguridad y calidad
La subcontratación de envíos de transportes no nació con las bolsas de carga. Sin embargo, su evolución sí ha ayudado a trabajar para reducir dos problemas que se pueden dar en estas situaciones: la seguridad respecto a la mercancía -sobre su integridad, merma, resolución de incidentes, etc-. y el cobro del transporte realizado. Las bolsas de carga desarrollan mecanismos para intentar que las empresas que tienen presencia en ellas sean de la máxima fiabilidad. De esta manera, transportistas y cargadores podemos estar más seguros al trabajar con un grupo de proveedores minuciosamente controlado. En el caso de Wtrasnet, a través de su sistema QAP se realiza un filtrado en el que acaban aceptando solo 3 de cada 10 solicitudes de empresas que quieren formar parte de la bolsa de carga.
Como hemos visto, el uso de bolsas de carga por parte de las empresas de transporte y de los operadores logísticos tienen una repercusión directa a la hora de ofrecer a sus clientes un mejor servicio y/o unos mejores costes.
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Fuente: https://www.transgesa.com
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