¿Dos crisis económicas en una década? Sí, puede que esta sea una de las razones por la que no paremos de darte consejos de ahorro o ecoconducción. Y entre los trucos para ello, siempre suele estar el de llevar la relación más elevada posible, tengas la marca de coches que tengas. ¿Verdad? Pero no olvides que también así perjudicas al motor si conduces a bajas revoluciones… sin causa justificada y como modo de vida. ¿Por qué?
Si incluso los automóviles modernos tienen cada vez un mayor número de marchas y desarrollos largos ‘de desahogo’. ¿Y las centralitas de los coches automáticos, que a lo mejor te hacen entrar en quinta en una rotonda a la que accedas a 50 km/h o menos?
En algunas ocasiones, es para facilitarte el ahorro; en otras, para cumplir con las exigentes normas antocontaminación (y los nuevos protocolos de homologación, como el reciente WLTP). Pero en realidad, lo que sucede en un coche que vaya a bajas revoluciones tiende a ser lo mismo.
Curva de potencia
Lo primero que hay que saber es que cada motor entrega su potencia mínima y máxima a un número distinto de revoluciones respecto a los demás. Es lo que se llama la curva de potencia. Y conocerla es algo esencial para no pasarte ni por arriba ni por abajo.
Temperatura de trabajo
Además, esta el tema de la temperatura y la duración del trayecto. Todo propulsor necesita una temperatura óptima de trabajo.
Recomendamos por lo general que hasta que estos grados se alcanzan, el aceite lubricante no estará convenientemente expandido por todo el circuito, por lo que conducir con revoluciones altas y obligar al motor a trabajar a unos regímenes elevados podría acabar en gripaje (rozamiento de piezas móviles entre sí o con otros elementos fijos).
Mecánica básica: ¿cómo funciona la caja de cambios?
Si los trayectos son demasiado cortos, con lo que el arranque y la parada del bloque siempre es ‘en frío’, el envejecimiento prematuro estará garantizado. Y lo normal es que esto sea aún más acusado en las mecánicas que tradicionalmente han sido más delicadas y sensibles a esta práctica (porque no estaban diseñadas para tal fin): las diésel y las provistas de turbo (alimentadas por gasolina, por gasóleo o por gas)
Por eso mismo, en cuanto la aguja de la temperatura está en la mitad y se estima que es la adecuada, la conducción debe ser ídem. Y esto no pasa necesariamente, el 100% de los casos, por ir muy subido de vueltas… ni, por el contrario, por ir todo el rato a punta de gas, pase lo que pase.
¿Qué sucede si te pasas de vueltas?
A priori, si llevas más RPM de las que necesitas…
- Aumentará el consumo de forma innecesaria.
- Se incrementarán las emisiones nocivas para la salud de un modo igualmente evitable.
- El coche emitirá más ruido (algo que perjudicará a los viajeros del coche en cuestión y a los demás usuarios de la vía).
- Subirá más la temperatura del motor, lo que no es precisamente conveniente en días especialmente calurosos.
¿Por qué perjudicas al motor si conduces a bajas revoluciones?
Pero ¿y lo contrario? Tomar por costumbre ir todo el rato a punta de gas, con el ahorro como único fin metido entre ceja y ceja, puede salir a la larga más caro en averías, por no hablar de los peligros para la propia seguridad vial que ello conlleva. Si te pasas con las marchas largas:
- El coche vibrará con demasiada frecuencia. Estas vibraciones repercutirán negativamente en:
- El encendido y los puntos óptimos en los que el combustible se inyecta en el cilindro.
- En el momento adecuado de la explosión o quema de combustible (riesgo de válvulas pisadas).
- En la carrera de cada pistón (riesgo de gripaje).
- En el embrague (se desgastará de forma prematura).
- En la carburación (en caso de que lleve carburador, el motor se saldrá antes de punto).
- Tardará más tiempo en alcanzar la temperatura óptima de rendimiento, que decíamos al principio, por lo que podría ‘acostumbrarse’ a estar siempre trabajando sin la lubricación.
- Tardará más tiempo en recuperar: si no bajas marchas ante una necesidad y sólo pisas el acelerador (algo especialmente tentador en los coches con turbo)…
- Tardarás más tiempo en acelerar.
- Estarás más tiempo en el lugar no indicado (lo que repercute negativamente en la seguridad, tanto si te quedas de pronto sin velocidad sin más o es en pleno adelantamiento).
- Se disparará el consumo de combustible.
- Aumentarán las emisiones también de manera absurda.
- Atascos: filtros de partículas, sondas, caudalímetros, aforadores, etc. podrían saturarse antes de tiempo, debido a los residuos generados (carbonilla y otros sedimentos) y a que están diseñados para trabajar con mayores flujos de aire y fluidos.
¿Cuándo se debe apurar las marchas?
Por tanto, lo primero es conocer entre qué regímenes tu motor funciona mejor. Y luego, no dudar en pisar sin miedo el acelerador -sin sobrepasar las RPM indicadas por el fabricante-, tras bajar las marchas que sean necesarias…
- En adelantamientos.
- Al subir repechos.
- Al subir grandes pendientes (al bajar repechos y pendientes tampoco te debe asustar usar el freno motor -para no abusar del freno de servicio- y que las revoluciones se disparen).
- En incorporaciones.
- Cuando lleves el aire acondicionado puesto y notes que esto resta potencia disponible.
- Como mantenimiento, cada cierto tiempo: por ejemplo, en vehículos que hagan trayectos mayoritariamente urbanos, es bueno sacarlos de vez en cuando a carretera, apurando las marchas -una vez haya alcanzado el motor la temperatura óptima- para asegurarse unas buenas revoluciones entre una y otra y una correcta limpieza de cilindros, conductos, filtros…
¡Recuerda que esto no implica correr más ni sobrepasar en ningún caso los límites legales!
¿Cuándo es mejor ir a punta de gas?
Por contra, como ya imaginarás a estas alturas del post, es mejor subir marchas lo antes posible…
- Al iniciar la marcha en primera, con el motor en frío y en llano o cuesta abajo.
- Cuando el motor todavía no ha alcanzado su temperatura ‘ok’ de rendimiento.
- Cuando todo está ok, pero vas lanzado ya y puedes aprovechar la inercia sin problemas.
- En días de calor excesivo o en cualquier otra circunstancia en las que puede haber riesgo de sobrecalentamiento.
- En días de lluvia, nieve, hielo en los que transites por firme deslizante.
Fuente: https://www.autobild.es
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