Las nuevas plataformas creadas para albergar un tren motriz eléctrico permiten colocar la batería entre los ejes, alargando la batalla de los vehículos, lo que aumenta el espacio interior para los ocupantes. Los motores se sitúan sobre los ejes o sobre las ruedas lo que libera volúmenes que pueden ser utilizados como espacios extra de almacenamiento. Esta idea revolucionaria, que cambia el diseño de los coches eléctricos, fue popularizada con la llegada de Tesla a la industria, pero no fue el fabricante californiano su creador. La plataforma tipo “skateboard” o “patín” fue desarrollada por primera vez por los ingenieros de General Motors hace dos décadas.
Cuando los fabricantes de coches comenzaron a diseñar los vehículos eléctricos actuales, trataban de introducir los nuevos componentes eléctricos en el mismo lugar en el que se situaban los anteriores de combustión. Tesla también lo hizo con el primero de sus coches eléctricos: el Roadster se utilizó el chasis de un Lotus Elise. Sin embargo, esta estrategia en seguida desveló sus inconvenientes y limitaciones. Las ventajas de un tren motriz eléctrico son plenamente aprovechables cuando se diseña desde cero para ser eléctrico.
Una arquitectura solo para eléctricos es flexible en cuanto a los tamaños y formatos de vehículos que puede albergar y da más juego en relación con el reparto de espacios y la inclusión o supresión de componentes. Por su parte una arquitectura flexible que permita todas las tecnologías, es más rígida en cuanto a la posibilidad de ofrecer cambios y suprimir o añadir componentes y, por lo general, precisa desarrollar varias plataformas para diferentes tamaños de vehículos y tracciones.
Cuando Franz von Holzhausen, Jerome Guillén y el resto del equipo de Tesla diseñaron el Model S, arrancaron de una “hoja de papel en blanco”. La plataforma era similar a un patinete, un vehículo muy sencillo pero que, sin embargo, sirvió de inspiración para aprovechar las ventajas de situar la batería en el suelo y los motores eléctricos en los ejes. Hoy en día algunos desarrolladores llevan este diseño al límite situando los motores (y a veces la dirección) en las ruedas y liberando todo el espacio superior para facilitar el trabajo de creatividad de los diseñadores.
Concept car Autonomy de General Motors presentado en 2002.
Sin embargo, y aunque pueda parecer así, Tesla no fue el primer fabricante en concebir un vehículo basado en una plataforma tipo patinete. Ese honor le pertenece a General Motors, que utilizó este diseño en un concept car presentado en 2002 llamado Autonomy, concebido como un vehículo autónomo impulsado por hidrógeno, pero que nunca llegó a estar operativo. El que sí llegó a fabricarse realmente fue un vehículo posterior: el Hy-Wire. General Motors desarrolló para él una plataforma plana que iba un poco más allá. Trabajaba con módulos intercambiables que permitía que el propietario pudiera cambiar el diseño de su vehículo muy fácilmente. Podía comprarlo como un cupé y luego cambiarlo por una berlina o un hatchback con solo quitar y poner algunos tornillos.
Como la mayoría de los vehículos conceptuales, el Hy-Wire nunca llegó a una línea de producción que lo hiciera realidad, pero dejó una huella de la que se están beneficiando muchos vehículos actuales cuyo diseño está modificando la estética convencional a la que se ha acostumbrado la industria. El diseño tipo patinete tiene mucho sentido y, a medida que más fabricantes de automóviles lo adopten para sus nuevos coches eléctricos, es muy probable que se acabe convirtiendo en la norma.
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Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com
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