Un informe de AGCS pone de manifiesto las razones que actualmente tienen las compañías aseguradoras para no ofrecer un seguro más económico a los propietarios de los coches eléctricos.
Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS) ha realizado un estudio sobre los riesgos que las compañías tienen en cuenta a la hora de asegurar un coche eléctrico y calcular la cuota anual. La simplicidad técnica de un coche eléctrico, que siempre se ha considerado una ventaja frente a los de combustión, debería reducir considerablemente el precio a pagar, pero se ve contrarrestada por otros argumentos también razonables.
Entre ellos están el mayor coste de las reparaciones, mucho más importante si afecta a la batería, el estar expuestos a accidentes menos graves pero más numerosos por su tipo de uso, la implicación sobre terceros de un posible incendio, la ciberseguridad o la juventud de la tecnología. Unos argumentos sobre los que deberían reflexionar los fabricantes para que el seguro no sea un hándicap a la hora de comprar un coche eléctrico.
Respecto a una mecánica de combustión, un coche eléctrico tiene muchas menos piezas mecánicas sometidas a altas temperaturas y a grandes esfuerzos. Esto debería darle una ventaja a la hora de calcular la cuota del seguro, puesto que el riesgo de avería es muy inferior. Sin embargo, salvo algunas excepciones, el mercado de los seguros de automóviles no ha asimilado todavía esta realidad.
En el estudio de AGCS “The Electric Vehicles R-EV-olution: Future Risk And Insurance Implications”, la multinacional de seguros analiza las circunstancias reales en las que se mueve actualmente el vehículo eléctrico para contrarrestar los argumentos a favor de que su cuota de seguro debería ser inferior a la de los de combustión.
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En la actualidad son pocos los suministradores que ofrecen piezas de recambio para los coches eléctricos. La escasa competencia se traduce en que su precio es más elevado. Además, también son escasos los talleres que se han especializado en su reparación. El resultado es que si bien las averías son inferiores, estas suelen conllevar un mayor coste a la hora de afrontar la reparación.
El uso que habitualmente se hace de los coches eléctricos, que salvo excepciones, se mueven sobre todo por la ciudad en recorridos muy cortos, implica también que estén expuestos a una mayor cantidad de accidentes, aunque la mayoría de estos son poco graves. Esta realidad, unida al mayor coste de las reparaciones, hace que acumulen una mayor cantidad de daños y averías que un vehículo de combustión.
Cuando el accidente provoca una avería en la batería, la reparación también suele implicar un coste mucho mayor. En muchos casos, puede suponer el siniestro total del vehículo. Este componente puede llegar a suponer hasta el 40% del coste total del vehículo. Ante esto, las compañías de seguros harán todo lo posible por culpar a terceros y establecer demandas de responsabilidad para evitar tener que hacerse cargo de coste del vehículo.
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El estudio de AGCS también muestra su preocupación por que un accidente pueda provocar el incendio de la batería, no solo por el riesgo de la destrucción total del coche, sino por las implicaciones a terceros. Si este se produce mientras carga puede causar un incendio en cadena que afecte a la instalación y a otros vehículos cercanos.
También advierte sobre los problemas en la ciberseguridad, o sobre el destino de las baterías cuando ya no sirven a su propósito en el coche eléctrico. Dadas las circunstancias y la coyuntura de la industria, el informe resalta que muchos de los coches eléctricos que están en el mercado y que llegarán en un futuro, han sido desarrollados en muy poco tiempo, lo que les hace más propensos a fallos.
Los argumentos a los que alude AGCS parecen razonables. Se puede estar o no de acuerdo con ellos, pero es necesario tenerlos en cuenta puesto que provienen del estudio de una de las compañías de seguros más grandes del mundo. Los fabricantes deberían tenerlo en cuenta para a negociar con ellas y acordar una estrategia, especialmente ante un futuro en el que se prevén 100 millones de vehículos eléctricos circulando por el mundo en 2030.
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La alternativa será seguir la estrategia de Tesla, que confirmó que su filial aseguradora ofrecerá seguros de automóvil a sus clientes que se registren en la aplicación ‘Testa Network’. La agencia de calificación de riesgo Moody’s apunta a que otros fabricantes sigan sus pasos y comiencen a recopilar y usar datos en tiempo real para ofrecer seguros más económicos a sus clientes que las compañías tradicionales.
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Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com
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