En el último tiempo he visto gran cantidad de artículos respecto al éxito de Cornershop, y no son pocos los que señalan cómo sus creadores le dieron con el palo al gato. Tuvieron suerte, generaron mil ideas y una les resultó. Creo que esta afirmación está muy alejada de la realidad.
En el año 2007 cursaba mi primer año en el Magíster de Ingeniería de Negocios con TI (MBE por su sigla en inglés), programa dictado por Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile. Estando allí, algunos alumnos fuimos invitados a una especie de “charla de emprendedores de tecnología”. Consideremos que fue hace más de 10 años, por lo que los conceptos de incubadoras, aceleradoras y toda la jerga de innovación eran casi nuevos.
En esa charla participaron varios emprendedores. Entre ellos recuerdo a un “gringo” que venía a presentar un sitio que se llamaba Needish. La idea era clara, pero un poco excéntrica para el momento. Era un sitio simple, como el de Google, con un sólo campo de texto. La idea era escribir lo que se necesitaba, cualquier cosa, y el equipo de Needish lo conseguía. ¿Simple no? Pensemos que era el año 2007 y los celulares todavía tenían botones.
Después la historia es como se cuenta en la mayoría de los reportajes. Los creadores de Needish lanzaron clandescuento.com y lo vendieron a Groupon. Luego, 11 años después vendieron Cornershop por más de 200 millones de dólares y se hicieron millonarios.
Aquí me quiero detener, no en el fin de esta historia, sino en el principio. ¿Cómo pudieron llegar desde una idea que parecía impracticable a generar este emprendimiento tan exitoso? ¿Simplemente tuvieron suerte? La respuesta es NO.
El proceso de innovación es uno de prueba, retroalimentación y ajuste que va madurando a medida que se ejecuta. Su éxito no radica en la novedad del producto, sino en su irrupción en el mercado. En otras palabras, innovación no es igual a invención. Joseph Schumpeter, economista austriaco del siglo pasado, definía el concepto Innovación como un proceso de cambio en la industria, el cual genera una constante revolución y destrucción de los sistemas establecidos para dar paso a sistemas económicos nuevos.
Específicamente en el caso de Cornershop, esta disrupción indicada por Schumpeter se aprecia en que cada vez más personas están prefiriendo este servicio y, por lo tanto, reduciendo sus visitas al supermercado; disminuyendo con ello -aunque mínimamente en este momento- las ventas en los locales tradicionales. Esta disrupción es lo que hace tan atractivo este emprendimiento, no la tecnología en sí, sino su penetración sostenida capaz de amenazar el sistema de supermercados tradicional. Clayton Christensen, profesor de la Universidad de Harvard y creador del concepto “Disruptive Innovation”, también respalda lo indicado por Schumpeter.
Indica que la Innovación Disruptiva es aquella que al principio de su ciclo de vida es solamente atractiva para un nicho de mercado, pero que progresivamente va ganando participación hasta, finalmente, conquistar el público masivo, desplazando con ello a los productos o servicios establecidos. En resumen, esta característica disruptiva es la principal contribuyente al éxito de Cornershop. O dicho en otras palabras, si bien su presente es exitoso, su futuro es potencialmente revolucionario.
Es de esperar que el caso de Cornershop no solamente muestre que es posible tener éxito al momento de emprender, sino que, además, este éxito viene dado por saber adaptar e introducir productos y servicios atractivos para un mercado de clientes siempre cambiante. Como recomendaciones finales, las empresas deberían pensar en seguir el ejemplo de Walmart: visualizar e invertir en tecnologías disruptivas a tiempo para no quedar fuera del juego a futuro. La segunda recomendación es reflexionar respecto a la diferencia entre innovación e invención y considerar que las personas que están a cargo de procesos de innovación no sólo debiesen ser creativos, sino que, además, innovadores. Es decir, deben manejar técnicas para desarrollar la innovación en las organizaciones y tener los conocimientos necesarios para establecer procesos de negocio que sean capaces de llevar una idea desde su concepción hasta el mercado en forma exitosa.
Enrique Bravo Castro Magíster en Ingeniería de Negocios con TI (MBE), Ingeniería Industrial U. de Chile. Profesor MBE y Gerente de Tecnología Everis Chile.
Fuente: https://www.revistalogistec.com/
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