La versión eléctrica del Mercedes 190E fue presentado en 1990 en la sección de innovación de la Feria de Hannover. Con sus 32 kW (44 CV) de potencia total, ofrecida por dos motores eléctricos que movían cada una de las ruedas traseras, las 10 unidades de este coche fabricadas por Mercedes participaron en un proyecto de viabilidad de esta tecnología organizada por el gobierno alemán. Asistidos por una red de recarga compuesta por puntos alimentados por paneles solares, particulares y taxistas probaron 60 vehículos eléctricos de diferentes fabricantes para su uso habitual. A pesar de que una de las unidades recorrió 100.000 kilómetros durante el año que duró la prueba, la autonomía, la vida útil y la dificultad para la recarga hicieron que Mercedes decidiese no proseguir con el desarrollo de este vehículo.
Se puede considerar que la “edad moderna” de la movilidad eléctrica arrancó aproximadamente hace una década, cuando, muy tímidamente, comenzaron a comercializarse los primeros modelos fabricados en serie. Sin embargo, algunos años antes, previos a la revolución eléctrica que ahora está dando la vuelta a la industria automovilística, algunos fabricantes ya estaban experimentando con trenes de potencia eléctricos.
En 1990, Mercedes-Benz presentó una versión eléctrica de su berlina de lujo del segmento D, el 190E, predecesor de la Clase C actual, bajo el sicodélico nombre de Elektro 190E. Un año después, en el en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1991, apareció una versión más moderna y actualizada que todavía se lucía como un prototipo de demostración de lo que la marca de la estrella era capaz de crear con su tecnología.
En el vano motor del Mercedes 190E eléctrico no estaba el motor, puesto que estos se situaban en las ruedas traseras.
El 190E eléctrico estaba propulsado por dos motores eléctricos de 16 kW cada uno (22 CV), situados cada uno de ellos en una de las ruedas traseras. Para alimentarlos, empleaba una batería de cloruro de sodio y níquel que resultaron ser más funcionales que las de azufre de sodio, también ensayadas en este prototipo. Al igual que los coches eléctricos actuales, Mercedes incorporó un sistema de frenado regenerativo que recuperaba energía de la frenada para introducirla de nuevo en la batería.
En total, Mercedes fabricó 10 unidades que fueron enviadas a la isla de Rügen, frente a la costa alemana del Mar Báltico. Allí formaron parte de una prueba financiada por el gobierno en la que participaban 60 vehículos eléctricos, entre turismos y furgonetas, fabricados por diferentes compañías. Para recargar sus baterías, se construyeron varios puntos de recarga que se alimentaban únicamente de la energía que les suministraban varios paneles solares.
Algunos coches fueron entregados a varios particulares para que los utilizaran en su día a día habitual, mientras que otros fueron empleados para cubrir servicios de taxi. Una de las unidades del Mercedes 190E eléctrico recorrió más de 100.000 kilómetros durante el año que duró la prueba.
Los participantes en el proyecto resaltaron los mismos inconvenientes que hoy en día encuentran los posibles compradores de un coche eléctrico. La escasa autonomía, las dudas sobre la vida útil de la batería y la escasa infraestructura de recarga se revelaron como los mayores hándicaps que encontraron los participantes en la prueba. Todo ello llevó a Mercedes a descartar en aquel momento el desarrollo de esta tecnología.
Una de las unidades del Mercedes 190E eléctrico recorrió 100.000 kilómetros en un año.
Años después, Mercedes recurrió a Tesla para el desarrollo de su primer coche eléctrico de la era moderna. El Clase B Electric Drive, renombrado posteriormente como B250e, era un monovolumen eléctrico que contaba con un tren motriz eléctrico de 132 kW (179 CV) facturado por el fabricante californiano y una batería de 28 kWh que ofrecía 200 km de autonomía (NEDC). Estuvo a la venta en España entre 2014 y 2017 a un precio superior a los 43.000 euros
Hoy en día, algunos de los ingenieros que en la década de los noventa trabajaron en el desarrollo del 190E Elektro “siguen en activo en el desarrollo de los vehículos eléctricos de la compañía y, por lo tanto, participan en los últimos proyectos”. En 2022, Mercedes-Benz ofrecerá hasta 10 modelos completamente eléctricos en su catálogo, uno en cada segmento de la gama, que estará compuesta por 50 variantes electrificadas. Sus ventas representarán aproximadamente entre el 15 y el 25% en el año 2025. Comercializado a partir de 2019, el Mercedes-Benz EQC es el primero de los SUV eléctricos de la marca. Después llegará el EQA, un compacto eléctrico basado en el concept presentado en Frankfurt en 2017. Su tren motriz lo heredará el EQB, un SUV compacto derivado del nuevo Mercedes GLB que llegará a los concesionarios en 2021. A ellos se unirá el EQS, una berlina de representación de alta gama y el EQV basado en la actual Clase V que llegará en 2022 en tres longitudes diferentes y con un interior flexible que podrá albergar hasta ocho ocupantes.
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Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com
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